El megalodón una vez gobernó los océanos, pero no la Antártida

Curiosidades
hace 6 meses

Fue una de las criaturas más grandes que jamás haya vagado por la Tierra. Era más largo que el autobús escolar promedio y podía pesar fácilmente más de 10 elefantes juntos. Pero ¿dónde vivía? ¿Cómo terminó teniendo este tamaño? Y lo más importante, ¿por qué está extinto hoy en día? ¡Vamos a averiguarlo! El megalodón fue el depredador más grande jamás conocido en la historia de nuestro planeta. En cuanto a su ubicación, vivió prácticamente en todas las aguas de nuestro globo, excepto cerca de los polos. La razón por la que no se encontraron dientes de megalodón en la Antártida es probablemente el hecho de que la gigantesca criatura se adaptó solo a las cálidas aguas tropicales y subtropicales. A los más jóvenes les gustaba quedarse en las orillas, mientras que los adultos preferían las zonas costeras. Pero también podían moverse fácilmente hacia el océano abierto. ¿Cómo sabemos que el megalodón estaba tan ampliamente extendido? Solo podemos suponerlo, basándonos en el hecho de que descubrieron sus fósiles tanto al norte de la costa de Dinamarca como al sur de Nueva Zelanda.

La discusión sobre cómo el megalodón terminó siendo de este tamaño sigue abierta en la comunidad científica. Recientemente descubrieron que no todos los ejemplares de esta fascinante especie alcanzaban el mismo tamaño enorme. Esto tiene que ver con algo llamado la regla de Bergmann, que dice que la temperatura del ambiente circundante afecta el tamaño del cuerpo del animal porque necesita conservar o liberar calor. Los megalodones que llegaron a aguas más frías probablemente necesitaron más peso corporal para asegurarse de sobrevivir a bajas temperaturas. Por el contrario, los que vivían en aguas más cálidas tenían que ser más pequeños para evitar quemarse.

Pero, ¿cómo era este enorme tiburón? La mayoría de las representaciones modernas muestran al megalodón parecido a un enorme gran tiburón blanco. Pero parece que tal vez eso no sea necesariamente correcto. El megalodón probablemente tenía una nariz mucho más corta y una mandíbula más plana, que parecía casi aplastada en comparación con la del gran tiburón blanco. También parece tener algo en común con el tiburón azul moderno: aletas pectorales extralargas. Las necesitaba para soportar su peso y tamaño mientras navegaba por las aguas del planeta. Por último, los megalodones hembras (¡ooh!) parecen haber sido aproximadamente el doble de grandes que los caballeros. En cuanto a su descendencia, incluso un megalodón pequeño era gigante, de al menos 2 m desde la nariz hasta la cola. ¿Cómo lo sabemos? Porque los especialistas se han topado con hábitats de cría de megalodón en Panamá, Maryland, las Islas Canarias y Florida. Incluso las pilas de pañales usados eran enormes. No, en realidad no.

Seguramente, el aspecto más aterrador de la apariencia del megalodón era su boca. Quiero decir, piénsalo, cenaba ballenas, por lo que obviamente necesitaba abrir la boca lo suficiente. Los científicos han estimado que su mandíbula tenía un tamaño alucinante. Solo para que tengas una imagen más clara: ¡podría tragar fácilmente a dos personas adultas puestas una al lado de la otra! Espera, ¿cuáles dos adultos? Esas impresionantes mandíbulas también tenían 276 dientes. Según las reconstrucciones modernas de la fuerza de su mordida, parece que pudo haber sido uno de los depredadores más poderosos, si no el más poderoso, que jamás haya existido. A modo de comparación, los humanos pueden tener una fuerza de mordida de alrededor de 1300 Newtons (N). Se ha estimado que los grandes tiburones blancos de hoy pueden morder con una fuerza de más de 18 000 Newtons. El megalodón encabeza todos los récords, con un poder de mordida estimado hasta 10 veces mayor [entre 108 514 y 182 201 N]. Básicamente, podría partir un automóvil con muy poco esfuerzo.

Sus dientes también eran bastante sorprendentes. Al igual que los tiburones, el megalodón reemplazaba rápidamente sus dientes rotos o desgastados. Con 4 o 5 filas de dientes en su boca, esta básicamente actuaba como una cinta transportadora que hacía crecer dientes nuevos en vez de los dañados o perdidos en aproximadamente 48 horas. Esto significa que a un megalodón adulto probablemente le crecían varios miles de dientes a lo largo de su vida. Y menos mal, ya que tal vez sea una de las razones por las que los dientes de megalodón son tan comunes en los registros fósiles, y podemos estudiarlos adecuadamente. Para mantener su físico impresionante, ¡el megalodón tenía que comer alrededor de 1134 kg de comida por día! Era el equivalente a 1 vaca y cuarto por día para sobrevivir. Eso es como si tuvieras que comer 3300 latas de atún todos los días.

He usado mucho la palabra megalodón, pero ¿he mencionado de dónde viene? Cuando se traduce del griego, significa “diente gigante”. Sin embargo, el nombre científico completo de este tiburón gigante es un poco más complicado (Carcharocles megalodon) Pero, ¿están realmente extintos estos gigantescos depredadores? Tendemos a creer que sí, pero seamos honestos por un segundo. Hemos llegado a saber más sobre la superficie de Marte que sobre las profundidades de nuestros océanos. Solo hemos explorado el 15 % de nuestros océanos en total. ¿Quién sabe qué puede haber yaciendo en las profundidades? ¿Quizás algunos depredadores antiguos? La fosa de las Marianas es la fosa oceánica más profunda de la Tierra. Podrías sumergir todo el Monte Everest en el abismo Challenger​, su parte más profunda, y todavía estaría a 2 km de la superficie. Eso es profundo.

Si un megalodón o dos alguna vez necesitaran un lugar para esconderse, ese sería uno lo suficientemente discreto. Sin embargo, la fosa de las Marianas no es un lugar particularmente cómodo para estar. Ya sabes, porque hace frío y está sumido en la oscuridad total y todo eso. Las temperaturas allí rondan los 2° C durante todo el año. Y para colmo, la presión es 1000 veces más fuerte que al nivel del mar. Es seguro asumir que si algún megalodón se esconde allí, es posible que sus dientes y huesos no se vean tan bien. Debido a la intensa presión que hay en la fosa de las Marianas, las proteínas y el calcio comienzan a disolverse y desintegrarse. Es por eso que, por ejemplo, el pez caracol de las Marianas, que habita en las profundidades, ha evolucionado para tener cartílago flexible en lugar de huesos. Para sobrevivir aquí, el megalodón también tendría que aprender a navegar en completa oscuridad. Eso significa que se habría vuelto bioluminiscente o evolucionado para desarrollar ojos enormes como el calamar gigante.

Si bien puede sonar como una idea intrigante y buena para un guión de película, la mayoría de los científicos no creen que sea posible. ¿Por qué? Bueno, dicen que es por el tamaño del megalodón. La mayoría de los alimentos que le gustaba comer viven en áreas oceánicas poco profundas y no en las profundidades del mar. Los especialistas creen que si estos animales todavía vagaran por nuestras aguas, no habría forma de que no lo supiéramos. Tendrían que subir a cenar de vez en cuando, ¿verdad? Su comida también es la causa más probable de por qué el megalodón ya no está vivo. Si bien algunos especialistas creen que se extinguió debido a una caída en la temperatura del agua del océano, la mayoría de los científicos sugirieron que la dinámica cambiante de la cadena alimentaria puede haber sido la culpable. ¿Por qué? Porque en algún momento, había cada vez menos de su principal fuente de alimento: las ballenas barbadas. Y al mismo tiempo, aumentó el número de sus competidores naturales, los tiburones depredadores más pequeños, como el gran tiburón blanco, y las ballenas.

El megalodón vivió en este planeta mucho más que nosotros, y mucho antes, cuando ni siquiera existíamos todavía. Estuvieron aquí durante casi 70 veces más tiempo que nosotros, los humanos modernos, habitando los océanos durante unos 20 millones de años. El Homo sapiens apareció hace unos 300 000 años. El megalodón logró sobrevivir durante tanto tiempo principalmente debido a su tamaño imbatible. Quiero decir, podía comer casi todo lo que había en el mar en ese momento. Podemos pensar en los megalodones y los dinosaurios como criaturas prehistóricas, pero nunca coexistieron en la Tierra. Los dinosaurios probablemente se extinguieron hace unos 66 millones de años. Los megalodones parecen haber aparecido un poco más tarde. Eso se debe a que los fósiles de megalodón más antiguos que hemos descubierto hasta ahora son de la época del Mioceno, que comenzó hace 23 millones de años. ¡Hasta siempre, Mega!

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