La historia de Pequeñín, una foca que, al parecer, se cree gato

Animales
hace 3 años

En 2016, un pescador ruso salvó a una diminuta cría de nerpa: el bebé se le acercó al hombre, mientras él estaba pescando en el lago de Ládoga. Ante tal criatura inocente, el hombre no pudo quedar indiferente y la llevó al centro de rehabilitación de animales marinos en San Petersburgo. La pequeña foca, llamada "Kroshik", lo cual significa "Pequeñín", pesaba tan solo 4 kilos. Los empleados del centro se esforzaron al máximo para sacarlo adelante y lo lograron: el pequeño se convirtió en un adorable mamífero. Pero con esto la historia de Pequeñín no se acaba.

Genial.guru encontró la continuación de esta historia. Veamos qué le pasó a la foca después de que fue rescatada.

Así se veía Pequeñín cuando apenas llegó al centro de rehabilitación: un poquito más grande que un gato casero. Tenía una conducta atípica para una foca: buscaba que la gente lo cargara, exigía atención y cariño.

Con el tiempo, el bebé creció, y llegó la hora de devolverlo a la naturaleza salvaje. Sin embargo, al ser puesto en libertad, Pequeñín se dio varios chapuzones en el agua y regresó a las personas, negándose por completo a volver a donde había nacido. Se tomó la decisión de dejarlo en el centro durante otro año y, para que se desacostumbrara de la gente, dejar de rascarle la pancita y jugar con él.

En un año, la foca creció y se volvió más independiente, y en mayo de 2017 los zootecnistas hicieron otro intento de soltar a Pequeñín en el lago de Ládoga. Durante 2 horas, nadó cerca de la costa y varias veces intentó salir a la orilla. Después de que desapareciera de la vista, los empleados del centro pensaron que el regreso de la foca a su hábitat no tendría contratiempos.

Pero durante las 4 semanas que pasó en el lago, la foca seguía buscando encuentros con las personas y hacía travesuras: robaba pescado de los botes y hasta mordió a un individuo, después de lo cual decidió salir del agua. Los especialistas del centro decidieron que el estado psicológico de Pequeñín no le dejaría adaptarse por completo a la naturaleza salvaje: estaba demasiado apegado a los humanos, aunque no todas las personas se portaran bien con él.

Después de esto, se decidió dejar a Pequeñín en el centro, al lado de aquellos que podrían cuidar bien de él. Aquí tiene una alberca, cuyas condiciones son tan parecidas a las naturales como es posible; comida y humanos buenos que siempre están dispuestos a rascarle la pancita. La foca se comporta como si fuera un gatito cariñoso: después de alimentarse, pide que lo carguen o que lo acaricien.

Los empleados del centro desarrollaron un programa educativo para que la joven foca no se vuelva perezosa y no pierda sus habilidades de cazador, y Pequeñín está aprendiendo a aplaudir y a atrapar objetos amarrados a una cuerda.

En invierno, Pequeñín "se probó" un bigote de hielo de lujo y disfrutó de la nieve, y en marzo empezó a mudar la piel, un mes antes de tiempo: al parecer, simplemente no quería que lo pasaran a su casita de afuera. Los empleados del centro no piensan pasar a Pequeñín a ningún zoológico ni circo, por el contrario, tienen la intención de seguir cuidándolo por su cuenta: la foca amistosa se convirtió en el favorito de todos.

Imagen de portada Balticseal.org

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