19 Pruebas de que la confianza de los niños es algo sumamente frágil

Curiosidades
hace 3 años

La crianza de los hijos es algo que debe abordarse con toda seriedad y responsabilidad. Algunas acciones que los padres consideran insignificantes pueden dejar una marca indeleble en un niño y arruinar para siempre las relaciones familiares. Las historias de los protagonistas de nuestro artículo de hoy demuestran que ese tema es cercano y relevante para todos.

En Genial.guru recorrimos las redes sociales y los comentarios de nuestros lectores en aras de encontrar historias que puedan ayudarnos a aprender de los errores de otras personas y a convertirnos en los padres ideales para nuestros niños.

  • Mi infancia estuvo llena de misteriosas prohibiciones: no podía cruzar la calle, andar en bicicleta o pasar la noche en la casa de una amiga. Hasta el séptimo grado, mi papá me recogió después de la escuela, aunque yo quería volver a casa con mis compañeros de clase. A todos mis “¿Por qué?” recibía la respuesta “Porque sí”. Al argumento de que a mis amigos se les permitía algo que a mí no, me decían: “Que sus padres respondan por ellos. Nosotros nos preocupamos por ti”.
    Ha pasado mucho tiempo, he estado viviendo sola durante 3 años, y un día, mi madre dijo: “No me importa lo que hagas en mi ausencia. Lo importante es que no lo vea”. Entonces, finalmente me di cuenta: mis padres no estaban preocupados por mí, solo no querían asumir ciertas responsabilidades. © unknown / Pikabu

  • A principios de los 90 no teníamos dinero, y en la mayoría de los casos me regalaban chaquetas, suéteres, botas, algo que de todas formas era necesario comprar. Los padres de mi amigo compraron una nueva aspiradora para su cumpleaños, y era su trabajo volver a casa de la escuela y pasarla. Cuando éramos pequeños, eso no nos pareció extraño, pero una semana después, mi amigo se cansó de esa actividad.
    Entonces se nos ocurrió un plan: fuimos a una tienda de segunda mano e intercambiamos la aspiradora por una consola de juegos. Cuando los padres se enteraron, resultó que era su aspiradora. Al día siguiente fueron a cambiarla otra vez, pero les vendieron la misma aspiradora como usada. Y la consola nos sirvió fielmente durante muchos años. © xlight32 / Pikabu

  • Cuando cumplí 14 años me regalaron un microondas. Ya que, según dijeron, me gustaba hacer sándwiches en el microondas que había en la casa de mi abuela, pero no había uno en mi hogar. Y al año siguiente, mi padre tuvo la idea de regalarme una pequeña plancha de viaje plegable. Al principio me dio a entender que debería comprarla con mi mesada, pero yo simplemente no la necesitaba.
    Al final, terminaron comprándome la plancha por mi cumpleaños. Nadie la usó ni una vez desde entonces, y luego se perdió durante una mudanza. © alu23 / Pikabu

  • Mi esposo me contó que a los 5 años soñaba mucho con un set de LEGO que tenía un modelo de un bote, así que se lo pidió a sus padres. Y se lo compraron. Era enorme, con muchos detalles. Para él, armar el set habría sido su pasatiempo favorito durante muchas noches. Pero al regresar del kínder, descubrió que su papá había armado todo él mismo. Y para que su hijo no se perdiera los detalles, también lo había pegado. © Verasan0205 / Pikabu

  • Tenía 7 años, y mi madre me dijo que me castigaría por mentir, no por la acción en sí. La próxima vez que hice algo y lo admití honestamente, fui castigada de todos modos. Desde entonces, he preferido decir la verdad, pero no toda. © Olga Aksyonova / Facebook

  • Tengo 30 años, un esposo y 2 hijos. Me encanta cocinar y, en general, soy una buena ama de casa. Aunque desde la infancia estaba segura de lo contrario. Y hace poco fui a pasar un tiempo en la casa de mi madre e intenté ayudar en todo momento, pero en respuesta siempre escuché: “Vamos, descansa”.
    Y una noche estábamos allí, sentadas, charlando, cuando de repente mi madre dijo: “¿Por qué será que eres tan torpe?”. Inmediatamente recordé todos los momentos de mi infancia, cuando quería cocinar algo y ella decía: “Primero comamos una comida normal y luego lo intentas”. O: “No toques los platos, que igual tendré que lavarlos bien después de ti”. © Mafnut / Pikabu

  • Recuerdo cómo en quinto grado, mis padres me transfirieron a una escuela “mejor” sin mi consentimiento, sin siquiera molestarse en preguntarme o explicarme. Muchos amigos se quedaron en mi amada escuela, y ellos simplemente me presentaron un hecho. Lloré toda una semana, pero nada cambió. Como resultado, en el nuevo lugar comenzó a irme mal en los estudios, aunque antes era un excelente estudiante. Terminé llegando a duras penas hasta el último grado. © Aidyn Ken / Facebook

  • Mi papá era militar. Se iba de viaje por trabajo constantemente y yo lo extrañaba demasiado. Cuando él servía cerca de la casa, mi madre y yo a menudo íbamos a buscarlo a la parada del autobús. En ese entonces, yo ni siquiera tenía 6 años. El pasatiempo favorito de mi madre era señalar a cualquier hombre uniformado y decir: “Mira, ahí está papá”. Y yo inmediatamente corría gritando, chocando con él a toda velocidad y abrazándolo. Pero al levantar la cabeza veía que era un hombre extraño. Mamá se divertía y yo rompía en llanto. Ella todavía piensa que era gracioso. © StormFlow / Pikabu

  • Recibí mi primer sueldo pequeño cuando tenía 8 años. Todo lo que quería era un reloj digital. Mis padres me apoyaron, así que fuimos juntos a elegir uno. Caminamos por la tienda durante mucho tiempo, mirando. Les mostré los que me gustaban: con un dial grande, con melodías, con números bonitos.
    Pero al final me compraron un reloj dorado con un brazalete horrible. Las flechas eran delgadas y los números eran pequeños, y ni siquiera estaban todos. No me gustaba, pero nadie me escuchó. Lo usé una vez y luego permaneció durante muchos años en un cajón. Tal vez todavía esté allí... Me sentí muy ofendida. © CosmicWitch / Pikabu

  • Mi mamá siempre confió en las palabras de otras personas más que en las mías. No importaba quién dijera qué cosa, mi palabra siempre valía menos para ella. Ahora no me gusta compartir mis problemas con ella. Solo las cosas buenas que pasan en mi vida. Ya no quiero escuchar sermones y reproches en lugar de palabras de apoyo. © Anastasia Zenina / AdMe

  • Tengo un montón de historias con mi madre, pero recordaré una por el resto de mi vida. Yo era una niña muy tranquila y no causaba problemas. Cuando tenía 14 años, una compañera de clase me invitó a su cumpleaños y me dijo que su familia se iría al departamento de al lado por un tiempo. Cuando le conté todo a mi madre, no me dejó ir, y hasta me insultó. Dijo que invitaríamos a muchachos y al final terminaría embarazándome. Fue terriblemente insultante, considerando que era una excelente estudiante y ni siquiera tenía trato con los hombres. Ya tengo 21 años, y mi madre todavía no entiende por qué apenas le cuento sobre mis amigos y no le presento a nadie. © Xuraman / AdMe

  • También hubo un ejemplo desagradable en mi vida. Estaba en primer grado. En el recreo fui a desayunar con todos. Después de eso, una chica comenzó a buscar su teléfono y no pudo encontrarlo durante mucho tiempo. Llegué a casa, me senté y de repente escuché una llamada telefónica, pero ni mi madre ni yo teníamos esa melodía. Miré en la mochila y ahí estaba el celular de la chica. Yo no lo había robado ni lo había pedido prestado, pero mi madre no me creyó. Al final, devolvimos el teléfono y me hicieron disculparme. Mi madre ni siquiera intentó ponerse de mi lado. Por supuesto que tengo una buena relación con ella, pero ese caso sigue siendo insultante. © Victoria / AdMe

  • Crecí en un pueblo. Cuando tenía 11 años, a mis amigos y a mí nos pidieron que limpiáramos la maleza de una gran parcela, por dinero, por supuesto. Trabajamos muy duro, soñando con lo que compraríamos con el dinero que ganaríamos. Cuando recibimos el pago, mi madre se me acercó y me lo confiscó frente a todos. Lloré hasta la noche en la huerta de alguien y todo el pueblo salió a buscarme. Gracias al cielo papá restauró la justicia y me devolvió todo. © Liubov Ivanova / Facebook

  • Empecé a ganar dinero a los 12 años. Recuerdo haber comprado una tabla para cortar verduras con mi primera paga. Teníamos una de madera vieja en casa, y esta era nueva, roja y hermosa. Mamá la vio y me dijo que no volviera a comprar nada más, que ella misma decidiría qué hacer con mi paga. Comenzó a quitarme el dinero, y yo, a mentir sobre mis ganancias. © Jelena Zemece / Facebook

  • Tuve una infancia maravillosa y padres increíbles. Éramos 4 hijas, y todas éramos amadas por igual. Pero aun así me quedaron malos recuerdos. Todo porque cualquier invitado en la familia era más importante que nosotras, las hijas. Mis primos y primas tenían derecho a todo en nuestra casa. Podían venir de visita, quitarse los zapatos y ponerse los míos, festivos. Una vez me quejé de eso con mi madre, pero ella me dijo que no le prestara atención. © Tinochka / AdMe

  • Realmente amo a mi mamá. Pero cuando tenía 8 años, nos mudamos, y después de eso no encontré mi tractor y bicicleta favoritos. Todo fue regalado a los hijos de los vecinos. Y sí, me dijeron que “ya había crecido y no tenía por qué sentirme triste”. Pero sí me sentí mal por todo un año. © meddraiver / Pikabu

¿Les tienes rencores viejos a tus padres?

Imagen de portada Irina / AdMe

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Los padres a veces no piden la opinión de sus hijos, no la tienen en cuenta y es un grave error

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Aún soy joven, pero tengo muchas historias. En una ocasión mi mamá regalo un impermeable mío de Harry Potter sin preguntar, sabiendo que soy un gran fan y eso no fue lo único que regalo. Pero sin duda la que para mí es la más fuerte a pesar de ser tan simple es cuando fuimos a la playa, yo tengo varios complejos de identidad y quería una bermuda y una camiseta, pero mi mamá se enojo conmigo, mi papá y mi hermana por estar viendo eso para mí; me dolió demasiado y con pequeñas manipulaciones me hace vestir como "niña" aunque yo no me sienta muy a gusto, solo por verla sonreír. También puedo estar haciendo mil cosas y ayudando más que mis hermanas, pero si algo se me olvida o tuve un pequeño error, se enoja y me dice que nunca ayudo. En ocasiones también me pasa con las cosas de la escuela

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