20+ Ejemplos de crianza que inspiran a hacer nuevas hazañas parentales

Curiosidades
hace 2 años

Los métodos de educación difieren de familia en familia. Algunos padres tratan de convencer, mientras que otros muestran lo que hay que hacer con su propio ejemplo. Y no importa de qué manera exacta le transmitan al niño las verdades simples de la vida, lo importante es que el pequeño se convierta en una buena persona.

Genial.guru ha encontrado ejemplos de educación que son dignos de respeto y que quiere compartir contigo. Créenos, hay mucho para tomar nota.

  • Me llamó la atención una familia joven: madre, un niño de unos 9 años y una niña más pequeña. El niño corrió y tiró una bolsa de basura en el recolector desde lejos. El paquete voló sobre el contenedor y cayó en la carretera, por lo que su contenido se esparció por todas partes. La madre, sin prestarle atención a esto, subió tranquilamente al automóvil, y los niños la siguieron. Después de unos 20 segundos, la puerta del auto se abrió, el niño salió, se dirigió cabizbajo hacia la bolsa, la levantó y la arrojó al recolector. Miró en dirección al coche, a su madre, quien le dijo algo. Luego se inclinó, recogió la basura del camino, la tiró al recolector y se dirigió al auto. Final feliz. © Zhuchelovo / Pikabu

  • Mi hija regresó de la escuela y mencionó que una compañera de clase dibujó una manzana y dijo: “¡Es una basura, luce horrible!”. Mi niña estaba confundida porque el dibujo era bueno. Esta historia fue otra oportunidad para recordarle lo que he estado inculcando en mis hijos desde la infancia: cada vez que haces algo, progresas, así que debes felicitarte. En broma les digo “¿Hicieron algo? ¡Denme cinco!” cuando fallan, cometen errores o están decepcionados porque nada les sale bien. Les insto a ser amables, a amarse a sí mismos y a aceptar la derrota como parte de la vida. Esta es una verdad tan simple que olvidamos recordárnosla y casi nunca se la enseñamos a nuestros hijos. © Iva Izabela Miholic / Quora

“Ayer, mi hija sugirió recolectar basura en un bosque cercano. Hoy, mientras paseábamos, en menos de una hora llenamos dos bolsas con desechos. La próxima vez acordamos llevar bolsas más grandes”.

  • No hay nada sorprendente en este acto, pero fue tan correcto y tierno que quiero hablar sobre él. Trabajaba como mesero, y un día, una familia con una niña de 3 años vino al lugar. La pequeña tenía un montón de pegatinas y le dije: “¡Oh, qué calcomanías tan geniales!”. La niña miró a su madre, sonrió y me entregó una de ellas. Le dije que todo estaba bien, que no hacía falta, pero su madre se inclinó y me dijo: “Le estamos enseñando a compartir, así que, por favor, acéptela”. Tomé la pegatina y le di las gracias. La niña parecía muy complacida. Una linda forma de aprendizaje activo. © LaMalintzin / Quora

  • Cada vez que tengo problemas en mi vida, mi papá me dice: “Hija, relájate. Los problemas pasarán, pero los nervios gastados no se recuperarán”. Mi actitud sencilla hacia la vida, que envidian todos mis amigos, es el resultado de su educación, por la cual estoy increíblemente agradecida. © “Habitación N° 6” / VK

  • Mi hermano dejó a su hija con nosotros para que pasara la noche, y la niña era un poco malcriada. Así que, durante toda la tarde nos tuvo con: “Tráeme una bebida, alcánzame el juguete”. Yo estaba indignado, y luego de otra solicitud, le dije:
    — “¿Tienes pies y manos? Bueno, ve con tus pies y toma con tus manos lo que necesitas”.
    Ella lo pensó por un momento y fue a servirse agua en un vaso. No escuché más solicitudes, y comenzó a hacer todo por ella misma. Más tarde, mi hermano me preguntó si podía traernos a su hija con mayor frecuencia; dijo que se volvió más independiente. © LRAss / Pikabu

  • El hijo de 11 años de una amiga corrió hacia ella, enojado, casi llorando. Dijo que su hermano no le permitía acercarse a la computadora. Ella le respondió con calma: “Tienes 3 opciones. Primera: resolverás el problema con calma y por tus propios medios. Segunda: yo intervendré. Tercera: simplemente te olvidarás de este incidente”. Y le recordó: “Siempre tienes una opción”. Se fue molesto, pero con la confianza de que podría manejar lo que estaba pasando. ¿Qué tiene de bueno este método? La mamá le mostró al niño que él tenía control sobre la situación y le dio la oportunidad de darse cuenta de qué quería hacer. Todo terminó sin disputas, lágrimas, puños y participación activa de los padres. © Carla Attenborough / Quora

  • Mi hijo tiene 9 años, y va a la escuela y a entrenar solo. Recibo muchos llamados del colegio y escucho muchas críticas de los padres de sus compañeros de clase sobre este tema, ya que dicen que es demasiado pequeño. En invierno, mi hijo quiso vivir un mes en el bosque en una tienda de campaña con su colonia deportiva. Se lo permití, pero los que nos rodeaban no lo entendieron: ¿cómo enviarlo a esas condiciones tan insalubres? Pero yo creo que estoy criando a un futuro hombre, y mi tarea es formar a una persona amorosa y fuerte que pueda defenderse a sí misma y a su familia. © greencloudlet / Livejournal

  • Mi colega tiene dos hijos. Si su hijo de 12 años quiere, por ejemplo, una consola de juegos, le da la mitad de lo que vale, y la única forma de obtener lo demás es trabajando. El padre piensa un montón de tareas para su hijo, las cuales él realiza a cambio de un salario: pintar un cobertizo, ordenar la basura en el ático, ese tipo de cosas. El niño aprendió a ganar dinero, entendió lo que es el sentido del logro y cuida de las cosas que compró con lo que ganó con su propio esfuerzo. © kane55 / Quora

“Estos chicos de 12 y 10 años se ofrecieron como voluntarios para ayudarnos a poner los adoquines. Trabajaron con nosotros hasta bien entrada la tarde. Hay niños que no son indiferentes al destino de su hogar, que están más interesados ​​en vivir en el presente, y no en el teléfono o la computadora, sino que fueron educados adecuadamente. Y nosotros, a nuestra vez, debemos alentar estos impulsos y no alejarlos con las palabras: ‘No molestes’”.

  • Ya ni recuerdo por qué, pero una vez me peleé con mi madre. Estaba muy ofendida y, secándome las lágrimas infantiles de la cara, dije que me iría de casa. Comencé a sollozar y a guardar mis medias azules en el maletín de cuero de mi padre. De repente, cuando estaba en la puerta me di cuenta de que no tenía a dónde ir y, de hecho, faltaba poco para el almuerzo. En ese momento, mi madre pasaba con un montón de sábanas y le pregunté: “Mamá, ¿crees que debería irme o puedo vivir un poco más con ustedes?”. Ella respondió que creía que todavía podía vivir un poco más en casa. Y yo, feliz, fui a desarmar el maletín. © Leeo43 / Pikabu

  • Mi hijo tiene 14. De repente, comenzó a rehuir cualquier evento cultural. Museos, teatros, exposiciones: cualquier propuesta era recibida con hostilidad. Mi esposo y yo decidimos dejar de estropear nuestros fines de semana con su amarga compañía y divertirnos. Comenzamos a elegir lo que nos interesaba a nosotros y, dejando a los niños en casa, salíamos los dos solos. Por supuesto que regresábamos llenos de emociones, contentos, y discutíamos lo visto entre nosotros. Después de aproximadamente 2 meses, nuestro hijo comenzó a preguntar si también podía venir. Y después de un tiempo comenzó a buscar eventos interesantes él mismo, e incluso a realizar salidas similares con sus amigos. © juliafeofanova / Livejournal

  • El primer día de las vacaciones de verano me acerqué a mi padre y le pedí que me comprara una bicicleta nueva.
    — “Ve y cómprala tú. ¡No tengo dinero!”.
    Ese fue el final de la conversación, y mi sueño se estrelló contra la dura realidad de la vida. Al otro día me despertó despiadadamente a las 6 de la mañana. Resultó que había decidido ayudarme, pero a su manera. Desayunamos, nos subimos a un autobús lleno de gente y fuimos a una fábrica. Me consiguió el puesto de encuadernador de primera clase, y trabajaba desde las siete de la mañana hasta las once. A las doce, cuando mis compañeros de clase acababan de despertarse y salían a jugar, yo ya estaba en el patio, y las vacaciones continuaban como siempre. Un mes después, recibí un salario de 1,40 USD. Mi padre fue a la tienda conmigo, y la bicicleta costaba 1,38 USD. Yo mismo fui a la caja registradora con mi dinero y la pagué. Mi vida dio un vuelco: la infancia había terminado, comenzó la juventud. Al año siguiente, mi sueño era un reproductor de música con unos auriculares.
    — “Papá, necesito ganar 6 USD durante el verano”.
    — “Vamos, el desayuno está sobre la mesa...”. © Shmulcke / Pikabu

"La bicicleta de 1,38 USD. Verde brillante, y con un set de reflectores en una bolsita".

  • Unos adolescentes estaban a los gritos debajo de mi ventana, diciendo palabrotas a propósito. Media hora después me asomé con la intención de gritarles, pero me contuve a tiempo y cerré la boca. Fui criada por 3 generaciones de maestros. Así que me vestí, salí, me les acerqué y les dije con voz tranquila: “Jóvenes, entiendo que quieran reafirmarse, pero tengan piedad de nuestros oídos. También nos gustaría expresarnos a los gritos, pero cuidamos los oídos de nuestros vecinos”. Dijeron “disculpe” y dejaron de gritar. © Kaurova / Pikabu

  • Mis hijos obtienen puntos por todo: leer, tejer, notas escolares, si logran vestirse a tiempo, ayudan en la casa, cocinan y lavan. Pueden usarlos para lo que quieran: ver televisión, comprar libros, o gastarlos en berrinches y peleas. Tienen una opción: pagar más por estas acciones o ahorrar y gastar sus puntos en cosas más interesantes y agradables. El truco es dar puntos también por la creatividad, y no solo por el trabajo. Ganan por pasatiempos y victorias en juegos de mesa. Quiero que ganen puntos y los gasten en lo que realmente les interesa. Gracias a este sistema, no solo perfeccionan sus habilidades matemáticas, sino que también aprenden a planificar un presupuesto y a hacer todo con sus propias manos. © Daniel Montano / Quora

  • Si mi hijo se pelea con alguno de sus amigos, no intervengo, ya que él mismo debe resolver el asunto. Le permito trepar árboles, cerros y cercas, correr a toda velocidad, saltar de a 3 escalones, acariciar animales, andar rápido en bicicleta y nadar hasta las partes profundas. Nadaré junto a él, pero no le prohibiré hacerlo si él cree que puede manejarlo. Muchas madres me considerarán irresponsable, pero la salud y el desarrollo de mi hijo están en primer lugar para mí. Mientras más cuidemos y protejamos a nuestros niños, tanto más daño les haremos. Les decimos tanto “¡No se puede! ¡No toques! ¡No discutas!”, que al final dejan de pensar con sus propias cabezas y simplemente ejecutan órdenes. Yo respeto a mi hijo y a sus elecciones. A sus 10 años, lo considero una persona que merece el derecho de decidir y ser respetada. © elina_ellis / Livejournal

  • Por las noches no usamos los teléfonos móviles, sino que los dejamos en una “caja mágica”. Esta fue mi idea, y toda la familia guarda los celulares allí. Sin embargo, el planteamiento fue una cosa, pero poner todo en práctica no fue tan simple. Les enseño a los niños que la vida real debe tener prioridad sobre lo virtual, y que el tiempo con la familia es especial y valioso. Ahora, guardar los teléfonos móviles en la “caja mágica” se ha convertido en parte de cada tarde. Jugamos, dibujamos, bailamos, hablamos, cantamos y simplemente no hacemos nada. Leemos, exploramos y descubrimos mundos increíbles en libros e historias que creamos juntos. Y nada nos distrae. Tanto nosotros como los niños vivimos en el momento presente. Haz una caja así, no te arrepentirás. © Paul Bartlett / Quora

“Esta foto es una pequeña parte de nuestra tarde habitual. Sobre la mesa hay un dibujo de mi hija y la ‘caja mágica’ para los teléfonos móviles”.

  • Fui a visitar a mi hermana después de regresar del ejército y me dejó cuidando a mi sobrino de 6 años. Y bueno, comenzó: “Dame, tráeme, no quiero, no lo haré”. En resumen, un malcriado. Aguanté unos 20 minutos y luego lo entrené, con palabras, por supuesto, pero más o menos como en el ejército. Ordenamos la casa, recolectamos los juguetes y armamos una rutina diaria: todo según un gráfico. Al anochecer tenía un sobrino obediente. Unos años más tarde supe que en la familia de mi hermana asustaban al pequeño mimado con dejarlo con su tío. Después de eso, el niño se volvía la personificación de la obediencia. Mi sobrino creció, y tiene su propia familia y dos hijos. Todo está bien, pero si se porta mal, no habrá ningún problema: iré a cuidarlo un rato. © AleksBoev / Pikabu

  • Uno de los reclamos de mi esposo a nuestra hija: “¿Por qué hay tanto desorden en tu habitación?”. Y yo le digo, cuál es el punto de exigirle orden si nuestro cuarto es igual. Ahora estoy llevando a cabo un experimento conjunto con mi niña: todos los días, cada uno pone las cosas en su lugar en su habitación, y quien lo logra recibe una pequeña recompensa monetaria. Al observarla, veo que muchas cualidades que no me gustan de ella se formaron con mi participación directa o, por el contrario, la no participación, cuando debería haberla tenido. © marionnellita / Livejournal

  • Cuando estaba embarazada de mi hijo mayor, leí estas líneas en una revista antigua: “Adoptamos un gatito. El primer día en la casa nueva, comenzó a afilar sus garras en el borde del sofá. Entonces, mi padre lo recogió y lo puso afuera. Quince años después, el gato todavía rasca el borde del sofá cada vez que quiere salir”. Esta historia es mi luz de guía en términos de educación. En cada momento de cada día les enseñamos algo a nuestros hijos y necesitamos explicarlo bien para que entiendan lo que queremos de ellos. Por ejemplo, un niño te escucha hablar mal sobre el corte de pelo de alguien y luego, al encontrarte con esta persona, le das un cumplido. ¿Qué recordará el pequeño? ¿Que podemos hablar mal sobre las personas a sus espaldas y luego mentir? O le dices al niño que limpie la habitación y lo argumentas con: “¡Porque soy tu madre y te digo que hay que hacerlo!”. Él recordará que puedes gritarle a la gente y hacer que haga lo que necesitas. Los niños son nuestro espejo, así que deja de intentar cambiarlos. Comienza a cambiarte a ti mismo y nunca tendrás que sonrojarte por ellos. © Jo Eberhardt / Quora

  • Estaba caminando por la calle y escuché una conversación entre madre e hija:
    — “Mejor compremos un libro”.
    — “Pero quiero una barra de chocolate”.
    — “Bueno, pero ¿cuánto placer recibirás de un chocolate? Te lo comes y eso es todo, pero el placer de leer un libro interesante puede extenderse durante mucho tiempo”.
    La niña estuvo de acuerdo. © garrysmodbest / Pikabu

¿Tienes tus propios trucos y sabiduría que te ayudan en la crianza de tus hijos? ¿Podrías compartirlos con nosotros? Nos encantaría leerlos.

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