12 Rarezas de personas geniales de las cuales no tenías ni idea

Famosos
hace 3 años

El genio no se da como si nada, la mayoría de los grandes hombres tenían rarezas y hábitos muy específicos. Todos saben acerca de la oreja cortada de Van Gogh, pero ¿sabes que el director Alfred Hitchcock tenía miedo de sus propias películas? ¿Y que el artista Pablo Picasso era un verdadero mujeriego y le gustaba disparar al aire?

Genial.guru estudió las biografías de varias figuras famosas del arte y la ciencia y llegó a la conclusión de que, aunque algunas de las acciones de estas personas planteaban interrogantes del público, no disminuyeron su talento e ingenio.

1. Salvador Dalí

Salvador Dalí puede ser fácilmente llamado uno de los artistas más escandalosos. Estas son solo algunas de sus peculiaridades:

  • Dalí obtuvo la custodia de un oso hormiguero en un zoológico de París y una vez paseó con el animal por las calles de la ciudad.
  • Una vez el artista dio una entrevista sentado en un árbol y, a veces, daba conferencias en un traje de buceo: argumentaba que de esa manera era mucho más fácil para él nadar en el océano de su subconsciente.
  • Salvador estaba seguro de que sus sueños le traían historias para sus cuadros. El artista tenía un truco: se sentaba en una silla, apretando una llave pesada en la mano e intentaba conciliar el sueño. Dalí se quedaba dormido, ya no apretaba la mano tan fuerte como antes, y por el impacto de la llave, abría los ojos y lograba recordar su sueño fugaz.
  • Dalí ordenó enterrarse a sí mismo para que la gente pudiera caminar sobre su tumba. El cuerpo del artista está amurallado en el piso de una de las salas del Teatro-Museo Dalí en Figueres, y ahora cientos de personas caminan sobre su tumba todos los días.

2. Paul Gauguin

Paul Gauguin se convirtió en artista no de inmediato: trabajó como corredor de bolsa, y solo dedicaba su tiempo libre al arte. Todo en su vida iba bastante bien: la familia tenía dinero, así que, junto con su esposa e hijos, Gauguin vivía en cómodos apartamentos, donde necesariamente había talleres para pintar.

Pero en algún momento, poco a poco, comenzó a alejarse de su trabajo, cada vez más relacionándose con artistas, y un día dejó a su esposa con sus 5 hijos y se fue a Tahití. Allí se casó con una joven mujer tahitiana y creó muchos cuadros que se convirtieron en las mejores obras de su arte. Al final de su vida, Gauguin fue perseguido por las enfermedades, la depresión y la pobreza: murió en algún lugar de las islas de Oceanía, sin contactarse nunca con su familia.

3. Pablo Picasso

El artista era conocido por sus historias de amor: él estuvo casado dos veces, pero muy de vez en cuando tenía relaciones con otras mujeres, dejó cinco hijos, tres de los cuales nacieron fuera del matrimonio.

Casi toda su vida, Picasso tuvo palomas en su casa, aunque las consideraba demasiado peleonas y no entendía por qué estos pájaros habían sido elegidos como símbolo de la paz. Además, le gustaba disparar al aire con una pistola: solo para divertirse. Dicen que el artista tenía el arma consigo cuando negociaba con los compradores de los cuadros, supuestamente para que bajaran el precio de las obras.

4. Andy Warhol

Warhol tenía un sentido del olfato increíblemente agudo: podía distinguir fácilmente olores sutiles y siempre usaba perfume. A los 23 años, el joven artista decidió teñir su cabello de color canoso, y así lo explicó:

“Decidí teñirme para que nadie supiera cuántos años tengo y parecer más joven ante los ojos de los demás. Pensé que ganaría mucho después de hacerlo: 1. Tendré problemas con las personas mayores, que son más fáciles de tratar. 2. Todos se sorprenderán de lo joven que me veo. 3. Me libraré de la obligación de comportarme como un hombre joven, puedo ser excéntrico, y esto no sorprenderá a nadie por mis canas. Cuando tienes canas, cada movimiento parece “joven” y “alegre”.
Andy Warhol

Otro dato interesante. ¿Recuerdas una de las obras más famosas de Warhol, una lata de sopa de tomate Campbell? El artista adoró esta sopa barata hasta la vejez y siempre la comía directamente de la lata.

5. Antón Chéjov

Antón Chéjov y su esposa Olga Knipper

Al escritor siempre le gustaba bromear y no confiaba en las personas demasiado serias. Él tenía un hábito inusual: le gustaba inventar apodos diferentes para él mismo, sus amigos y familiares, y, a menudo, a sus personajes les ponía apellidos bastante excéntricos.

Se conocen más de 50 seudónimos del escritor, entre ellos: “Un médico sin pacientes”, “Ortiga”, “El hombre sin bazo”, “Champán”, etc. Chéjov no dejó sin atención a su amada esposa Olga Knipper, que se convirtió en la poseedora de toda una colección de apodos lindos y divertidos. Estos son algunos encabezamientos que usaba en sus cartas a ella: “Abu querida”, “Mi querido insecto”, “Mi querido cachalote” y “Cocodrilo de mi alma”. Me pregunto, cómo lo tomaba ella.

5. Nikola Tesla

El famoso inventor tenía muchas rarezas. Tesla siempre calculaba el volumen y la cantidad de la comida que comía, y odiaba las perlas. En los hoteles, el físico se quedaba solo en aquellas habitaciones cuyo número era múltiplo del número 3, tenía la costumbre de cumplir con todas las tareas, incluso aquellas que no le gustaban. Tenía fobia a los microbios, constantemente se lavaba las manos y cambiaba docenas de toallas al día. El inventor dormía muy poco: 22 horas pasaba pensando y solo 2 horas usaba para dormir. Según los rumores, Tesla también tenía el don de la profecía: una vez convenció a sus amigos para que no subiesen a un tren que más tarde se descarriló. Este accidente cobró la vida de muchos pasajeros.

Nikola Tesla amaba crear a su alrededor una atmósfera de misticismo y misterio, su naturaleza excéntrica estaba rodeada de muchos rumores. Tal vez algunas de sus acciones fueron solo para impresionar al público: ahora es imposible responder de manera confiable a esta pregunta.

7. Albert Einstein

Se dice que el científico constantemente pasaba sumergido en sus pensamientos y sus interlocutores tenían que repetir lo mismo varias veces durante la conversación. Desde joven, a Einstein, por alguna razón, le disgustaba usar calcetines: creía que el pulgar de algún modo u otro les haría un agujero. Esto fue lo que escribió en una carta a su esposa: “Incluso en las ocasiones más solemnes no usaba calcetines y ocultaba esta falta de civilización en zapatos altas”.

8. Alfred Hitchcock

El maestro de los horrores, el director Alfred Hitchcock, sufría de ovofobia. Este es el miedo a los objetos de forma ovalada, y especialmente a los huevos de gallina. Si el camarero del restaurante traía huevos, Hitchcock inmediatamente cambiaba de cara.

El director tenía una memoria maravillosa: sabía muy bien los nombres y la ubicación de las calles de Nueva York, y también podía aprender de memoria una guía telefónica o de direcciones. Algunos actores de sus películas contaban que, después del té, Hitchcock podía arrojar una taza por el hombro: de esta manera se relajaba y no quería regañar a los actores. Y toda su vida le tuvo miedo a los policías: este temor venía de la niñez, y muchas de sus películas se construyeron basándose en el temor a una acusación injusta.

Y, para terminar, Hitchcock les tenía miedo a sus propias películas. “Mis propias películas me asustan. Nunca voy a verlas. No sé cómo la gente puede soportar mis películas”.

Aquí hay algunos más caprichos de genios famosos

9. Se dice que el famoso químico Dmitri Mendeléyev se hizo famoso entre los vecinos... no por su tabla periódica, sino por sus... ¡maletas! Resulta que a él le gustaba mucho hacer maletas, y eran tan resistentes y de buena calidad que no paraba de recibir pedidos.

10. El gran clásico Hans Christian Andersen fue atormentado por muchos temores. Tenía miedo casi a todo: robos, pérdida de pasaporte, miedo a la muerte en el fuego y tenía miedo de perder todos sus dientes (por alguna razón creía que, de la cantidad de sus dientes, depende su fertilidad como autor). Toda su vida escribió con faltas de ortografía: tenía que pagarle a correctores, lo que le costaba un montón de dinero. Tenía que hacerlo sí o sí, porque de lo contrario, las editoriales simplemente no aceptarían sus trabajos.

11. El político chino Mao Zedong nunca se cepilló los dientes. Él siempre respondía lo siguiente: “¿Alguna vez has visto que un tigre lo haga?”.

12. El escritor francés Honore de Balzac era un amante del café. No comenzaba a escribir hasta que tomaba 5 tazas de café, y comparaba el efecto de la cafeína con un golpe que estimula un caballo. A veces llegaba a trabajar sin parar casi dos días seguidos. Sin embargo, con el tiempo, el café dejó de funcionar, y luego Balzac pasó a los granos de café: pudo comer hasta medio kilo de granos de café durante un día.

¿Conoces los hábitos inusuales de personalidades famosas? Cuéntanos en los comentarios.

Imagen de portada ASSOCIATED PRESS/FOTOLINK

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