Científicos contaron por qué la gente engorda en invierno, y te explicamos cómo lidiar con ello

Cocina
hace 5 años

En invierno, la calle está tan nublada y triste que las manos acaban estirándose para alcanzar aquello que se antoja delicioso. Esto solo significa que tu cuerpo entra en modo “ahorro de energía”, por lo que comienza a almacenar grasa. Los científicos aseguran que durante el invierno las personas ganan de 2 a 3 kilos de más, algo que se considera completamente normal. Pero puedes detener este proceso si conoces los mecanismos que te conducen a un aumento de peso.

Genial.guru sabe quién tiene la culpa de que siempre sientas hambre en invierno.

1. Dieta

De que ganes peso en invierno tienen la culpa las dietas rápidas. En verano, te pones límites con la comida para lucir bella en traje de baño, mientras que en invierno, el peso perdido retorna con kilos de más. Esto sucede porque nadie puede seguir una dieta estricta durante mucho tiempo. El deseo de comer algo sabroso durante la época de frío acaba venciendo el sentido común. Además, la ropa suelta propia del invierno disimula los kilos de más, por lo que encuentras otra excusa para comer algo perjudicial pero exquisito.

  • Pero puedes lucir genial con un vestido ajustado en cualquier época del año. Para conseguirlo, debes seguir unas reglas sencillas: cuenta las calorías, no solo antes de las vacaciones, así como practica deporte. Los paseos al aire libre también se consideran un tipo por ejercicio físico, resultando adecuado para perder peso.

2. Evolución

La evolución también trabajó para asegurar que las personas no pierdan peso durante el invierno. Nuestros antepasados tenían que engordar para sobrevivir a las duras heladas y nosotros seguimos haciéndolo por inercia. Tan pronto como el frío se deje notar, el cuerpo aumenta sus niveles de insulina y acumula la grasa “por si acaso” en el depósito. El cerebro pone el sistema nervioso en modo “hibernación”. Listo, incluso podrías hibernar como un oso si no fuera por el trabajo.

  • Se puede engañar a la naturaleza: renuncia a los productos basados en harina blanca y consume menos azúcar. Sustituye los alimentos perjudiciales por fuentes de proteína. El pescado, la carne y las nueces te quitarán el deseo de picar comida rápida.

3. Trastorno afectivo estacional

A finales de otoño y en invierno, la sensación de desesperanza acaba visitando a muchas personas, por lo que el nivel de su energía acaba bajo mínimos. Esto se denomina trastorno afectivo estacional. Los médicos señalan que una de cada diez personas en el planeta se enfrenta a este problema. Y no solo afecta el estado de humor: la depresión estacional provoca que comas en exceso. Los pacientes con este trastorno afectivo se refugian en los dulces y alimentos ricos en almidón (papas o galletas), por lo que acaban ganando bastante peso.

  • Puedes luchar tú mismo contra este trastorno. Añade más luz: en casa, abre más las cortinas y en la oficina intenta estar sentado cerca de la ventana. Pasea al aire libre incluso en los días fríos y nublados. Importante: no tomes medicamentos contra la depresión sin ser recetados por tu médico.

4. Falta de sensaciones táctiles

Con el frío del invierno, nuestro cuerpo experimenta lo que se llama “hambre táctil”. El cuerpo se oculta bajo una gruesa capa de ropa y no recibe sensaciones agradables al tacto. Todo lo que nos queda es una picazón, cierta sensación de estrechez de la piel como consecuencia del aire seco y un suéter que pica. ¿Sabías que sin contacto piel con piel, una persona puede caer en una depresión? De ahí, a la gula, solo hay un paso.

  • Para no estar triste y engordar, debes paliar la ausencia de contacto físico. Prepara albóndigas, teje guantes abrigados, acaricia al gato, cuanto menos. Abraza a tus familiares y amigos: esto aumenta el nivel de hormonas de la alegría. Y por lo tanto, bajará la sensación de hambre.

5. Sal

El invierno parece el momento perfecto para disfrutar de las conservas, pero consumir comida muy salada y mantener una figura esbelta se antoja imposible. La sal retiene agua en el cuerpo y también desencadena un apetito canino. La comida rápida, papas fritas y charcutería contienen hasta el 20 % de la cantidad recomendada de sal. Y esta consiste en solo 5 gramos, la cantidad necesaria que proporcionar salud al cuerpo, mientras que todo lo que lo supere implica kilos adicionales.

  • Piensa en esto cuando tengas ganas de comer una hamburguesa: contiene casi la mitad de la ingesta diaria de sal recomendada.

6. Vitamina D

El exceso de peso no solo llega a los amantes de comer mucho y sabroso. La deficiencia de vitamina D hace que el cuerpo acumule grasa sin ninguna razón aparente. Especialmente, pasa con las mujeres: cuanto más escasee esta vitamina en su dieta, mayor es la probabilidad de sufrir de obesidad. En invierno, la mayoría de los habitantes de las regiones del norte sufren de déficit de vitamina D. Y todo porque esta se produce bajo la influencia de la luz solar.

  • Si tu piel es muy escamosa, sudas por las noches y empeoró tu vista, consulta a un médico: es posible que tu cuerpo no reciba suficiente sol y necesites vitamina D.

7. Televisor

Los habitantes de los países desarrollados ven la televisión durante 242 minutos al día. Y en invierno, este tiempo aumenta más si cabe porque fuera hace frío y en casa parece que no hay nada más que hacer. Si, además, comes frente por frente a la pantalla, recibes otras 167 calorías adicionales.

  • Los científicos descubrieron cuáles eran los programas de televisión más perjudiciales para la figura: los shows de cocina. Las personas que ven programas de elaboración de recetas consumen más dulces. Pero si ves programas sobre la naturaleza, tu cuerpo te lo pedirá menos.

Bono

Incluso con las heladas más severas puedes mantener tu figura y hasta perder algo de peso. Aquí encontrarás las maneras inusuales de las que los científicos han hablado recientemente.

  • Reduce la temperatura en la habitación. El calor en la oficina, combinado con un trabajo sedentario, conduce a la obesidad. Los científicos afirman que un par de horas a una temperatura de +17° C provoca que el cuerpo gaste más energía. Y pierda peso, claro está.
  • Comida crujiente. Recientemente, los expertos en nutrición descubrieron algo muy curioso que denominaron el efecto de lo crujiente. Su conclusión se basa en que los sonidos de los alimentos nos ayudan a controlar la ingesta de los mismos. Por supuesto, rumiar y hacer ruidos con una bolsa de papas fritas es una mala idea. Pero el crujido de una manzana o de una zanahoria te permitirá no comer en exceso.

Confesamos: en invierno nos cuesta resistirnos a no comer un delicioso pastel. Y tú, ¿consigues mantener tu figura cuando arrecia el frío?

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