Comprobamos cómo la misma prenda puede hacer a tu amiga hermosa y a ti, un monstruo

Consejos
hace 3 años

Hola, me llamo Karina, tengo 31 años y mi amiga, Marina, 37. Ambas tenemos casi la misma estatura y peso, un estilo de vestir similar y la diferencia de edad no se percibe, tanto por fuera como por dentro. Pero tengo dos problemas: 1. A veces me doy cuenta de que me veo más rellenita y mayor que mi amiga. 2. Hace poco, me di cuenta de que mi vestuario es aburrido y me parece que la gente me percibe de una manera diferente a lo que soy.

Para los lectores de Genial.guru, llevamos a cabo un experimento con la participación de un estilista y comprobamos la siguiente hipótesis: no hay mujeres feas, solo hay quienes desconocen su tipo. En este artículo encontrarás muchas fotos y un bono, durante el rodaje del cual, se reían incluso los dependientes.

Cómo surgió la idea de este experimento

Marina, a la izquierda, yo, a la derecha.

Soy una persona alejada del mundo de la moda, pero, como cualquier chica, me gusta lucir espectacular. A veces, te gusta alguna prenda, te la pones y enseguida luces como “una lechera” de una aldea perdida de antaño. En cuanto a los peinados, un mundo aparte. Tengo el pelo liso y voluminoso, el sueño de cualquier chica, pero a mí esto siempre me ha parecido aburrido, tenía ganas de algo original. En fin, si con la ropa, más o menos, me apaño, entonces el 90 % de los experimentos con mi pelo acabaron siendo un completo fracaso.

Ya escribimos un artículo sobre el sistema Kibbe, pero este fue complementado y perfeccionado por Dwyn Larson. Me han entrado muchas ganas de identificar mi tipo: Dramático, Romántico, Natural o Gamin. Esto es algo que no cambia ni con la edad ni con el peso. De tu tipo depende qué maquillaje, peinado y ropa deberías elegir. Cada pequeño detalle importa e influye en cómo se ve tu rostro: esbelto o rellenito, agotado o, por el contrario, fresco.

Los tipos exactos son extremadamente extraños y entender todas las 16 combinaciones por tu propia cuenta es posible, pero no deja de ser complicado. Hice un montón de test express, me comparé con los tipos bien determinados de las famosas, estudié todas las descripciones de arriba a abajo, pero todo en vano. Tengo demasiadas contradicciones respecto a mi apariencia y, por eso, cada vez obtengo resultados diferentes.

Como mujer, resultó importante para mí determinar mi tipo y ya nunca más comprarme prendas que estropean mi imagen exterior. Y, como autora de Genial.guru, simplemente me veía obligada a llevar a cabo un experimento y comprobar si realmente una misma prenda puede verse diferente en distintas personas.

En el sentido global de la cuestión, es importante aprender a distinguir la ropa en base a los puntos 2 y 3. Porque la mitad de mi vestuario está formado por precisamente cosas que me gustan pero no me quedan bien.

En realidad, cualquiera puede intentar determinar su tipo, estudiar recomendaciones (todas son de dominio público y en cualquier formato: textos, videos, test) y probarlas en la vida real.

Yo lo hice todo prácticamente así, pero por si acaso y para realizar un experimento puro, aún así, recurrí a una especialista. Encontré a Cristina en Instagram por los hashtag y la convencí de que determinara el tipo de Marina y el mío con el fin de que dictara su veredicto: si acertamos con los atuendos o no.

Otro detalle importante: Cristina no dio ninguna recomendación a título individual, utilizamos solo aquello que estaba disponible en Internet.

Ambas tenemos características en común en nuestro tipo, pero el dominante lo determina todo

Eso es lo que llevábamos para empezar el experimento: este es nuestro estilo del día a día.

Bueno, brevemente, en relación a nuestros tipos: soy Gamin-Dramático, mientras que Marina es Dramático-Natural. El tipo que se indica primero es el que domina en la imagen exterior. Esto significa que tenemos muchas recomendaciones en común, pero también encontramos diferencias. Antes de acudir a una tienda, he leído qué es lo que no nos queda bien a ambas:

  • poco contraste;

  • líneas suaves y redondeadas;

  • tejidos blandos y esponjosos;

  • volantes, estampados con minúsculos detalles;

  • maquillaje brillante.

Pero sí podemos llevar con total seguridad colores llamativos, estampados geométricos y a ambas nos quedan bien múltiples capas.

Dedicamos 4,5 horas a probar las prendas para descubrir algo importante

Para este experimento, optamos por una tienda con una gran colección de diferentes estilos de vestir. Pero hubo un problema: en este establecimiento no hay zapatos, en absoluto. Pero eso no nos impidió hacerlo. Confiamos en que tú también puedas abstraerte y ver la diferencia, tal cual.

Otro detalle: ninguna de nosotras pretende ostentar el título de ícono de estilo, aquí no habrá imágenes a la última moda ni prendas de marca. Nuestro objetivo es simplemente mostrar cómo quedan las mismas prendas en dos chicas similares en su complexión, pero que pertenecen a diferentes tipos.

1.

En nuestro experimento, desempeñé el papel del estilista eligiendo los atuendos para ambas, mientras que Marina actuó por intuición. Cuando agarró este suéter blanco, ya sabía que sería un fracaso. Pero conseguimos enmendar la situación metiendo la prenda por debajo de una falda con un talle alto.

2.

Esta es mi imagen favorita de una “lechera”: pequeñas florecitas, volantes de gasa. Marina y yo no conseguimos definir claramente qué es lo que iba mal: sentíamos que algo fallaba, pero era complicado precisar qué exactamente.

3.

Trato de no comprarme camisetas con cuello redondo: desde hace mucho tiempo notaba que no me quedaba bien. Pero para mí fue todo un descubrimiento que me encajaría tan bien una camiseta a rayas, además, corta. Resultó que a Marina le favorecía mucho un color oscuro profundo.

4.

Un atuendo en el que ambas ni siquiera nos habríamos fijado, sorprendentemente, nos quedó bien a las dos. Sin embargo, con un vestido corto, puramente “gamin”, mi amiga se sentía incómoda y no se veía bien, precisamente.

5.

Marina creía que los colores llamativos y combinaciones atrevidas no eran acordes a su edad. Pero después de probar, ambas nos quedamos sorprendidas viendo el resultado. En cuanto a jeans, a ambas nos quedan bien los skinny, sin rasguños, mientras que un corte más suelto, claramente, nos aportaba un par de kilos de más.

6.

En general, me gustó elegir ropa, no al ojo, sino basándome en los tipos, por lo que fue especialmente agradable acertar con la categoría “No me gusta, pero me queda bien”. Este fue precisamente el caso cuando tuve que persuadir a mi amiga para que se probara un suéter burdeos, del cual no le gustaba ni el color ni el estilo. ¡Pero qué imagen más fresca resultó!

7.

Ahora llegó mi momento de fracasar. Me gustó este overall, y quizás antes me lo hubiera comprado, a pesar de que deformó, literalmente, mi figura. A la derecha, Marina está vestida totalmente de acuerdo con su tipo, mientras que yo me veo ridícula.

8.

Hace un par de semanas visité esta tienda y vi esta falda plisada, que me gustó. En nuestro experimento en el probador, ya sabía que no me quedaría bien, pero decidí asegurarme de esto. Marina lleva, precisamente, aquellas prendas que no le gustan y no le quedan bien.

9.

Toda mi imagen es precisamente aquello que me gusta y ya sabía que estas prendas me quedarían bien. Mientras que Marina dijo que nunca se hubiera fijado en el vestido verde. Siempre pensaba que el color negro aporta a mi apariencia un toque rudo, pero la imagen con más contraste se ve mejor.

10.

Encontramos un vestido que tiró por tierra la imagen de ambas. Y esta es otra evidencia de que los tipos de color juegan un papel importante. Idealmente, para crear una imagen armoniosa, es necesario conocer, no solo “tus” estilos y estampados, sino también saber qué combinación de colores te conviene.

A conciencia, no pedimos a la estilista que nos de recomendaciones sobre los tipos: nos resultaba interesante comprobar cuán fiable es la información obtenida en Internet y si era sencillo asimilarla. Cristina echó un vistazo rápido a nuestras fotos y llegó a las siguientes conclusiones:

  • Puedo decir que ustedes han acertado solo con unas pocas imágenes. A Marina le queda muy bien y está bien compuesta la imagen en la foto número 7. Un suéter con los hombros caídos favorece a los Naturales, mientras que los patrones en forma angular quedan bien a los Dramáticos. El pantalón de cuero también destaca perfectamente el dominante de un dramático. La chaqueta negra de cuero les queda bien a ustedes dos, porque ambas albergan los rasgos de Dramático, enfatiza la dinámica del look. A Karina le queda mejor de todas la imagen de la foto número 1 porque la silueta está dividida (la parte superior difiere por el color de la parte inferior), haciendo que todos los Gamin se vean armoniosos.

Bueno, todavía nos queda mucho por aprender. Hay muchísima información y me interesa mucho cómo cambiará mi estilo ahora porque ya no puedo olvidar aquello en lo que no me fijaba antes.

Bono

Cansadas, pero con buen humor, al final decidimos ponernos prendas que estaban lo más lejos posible de nuestros tipos. Y acertamos al 100 %. La risa se expandía por toda la tienda.

Conclusiones y consejos

  1. En mi caso, la mitad de mis prendas no me quedan bien con mi tipo, mientras que las demás no combinan bien entre sí. Me di cuenta de mi error: casi siempre me compraba ropa por separado y nunca me tomé en serio la idea de crear un vestuario de cápsula. Pero en vano.

  2. Si deseas averiguar tu tipo sin recurrir a la ayuda de un estilista, es mejor no hacerlo por tu cuenta, sino pedirle a tu esposo o a una amiga ayudarte a evaluar objetivamente los parámetros de tu rostro y de tu cuerpo.

  3. Hacer selfies en el probador no es una tarea tan estúpida como me pareció al principio. Después del experimento, me fui de vacaciones y recurrí a este nuevo truco: me hice fotos con todos los atuendos que quería llevarme y ya por las fotos opté por quitar varias prendas.

¿Y tú, estás contenta con tu estilo? ¿Con qué te guías a la hora de elegir la ropa?

Comentarios

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Las prendas de la foto 4 son horribles y les quedan mal a las dos. Y definitivamente las botas con peluche me distraen demasiado ( para mal) y le quitan el buen gusto a la ropa.

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