6 Consejos que debes tener en cuenta si vas con tu hijo pequeño a la playa

Consejos
hace 3 años

A casi todos nos gusta la playa: el sol en el cuerpo, el sonido del mar, y más si estamos de vacaciones: descanso y placer total. Pero no es lo mismo ir a relajarte con tu pareja o tus amigos que ir con niños pequeños: los cuidados, las precauciones y los planes deben ser otros.

En Genial.guru reunimos 6 consejos que debes tener en cuenta si vas a la playa con tu hijo pequeño.

1. Asegúrate de contar con un resguardo del sol

Los niños necesitan protección extra. Por eso, debes asegurarte de que la playa a la que vas a ir cuente con un buen resguardo del sol.

Por lo general, los balnearios suelen contar con un servicio para alquilar carpas familiares para toda la jornada. Si puedes, lo ideal es que contrates uno de esos espacios protectores. Además, obtendrás un plus: gozarás de más comodidad para dejar tus objetos y de mayor privacidad.

Si no puedes alquilar una carpa, o ese tipo de espacio no está disponible en la playa a la que vas, lleva tu propia sombrilla: lo imprescindible es que tu hijo y tú estén cubiertos durante las horas en las que el sol es más fuerte (entre las 11 de la mañana y las 3 de la tarde).

2. Ponle protector solar

Este consejo, como el anterior, es fundamental: la piel de los niños requiere de protección extrema cuando está expuesta al sol.

Por eso, ten en cuenta los siguientes puntos:

  • El protector solar que compres para tu hijo debe ser de una marca comercial, dermatológicamente testeada y avalada por un médico.
  • El factor de protección debe ser 50 o mayor.
  • Debes aplicarle el protector cada dos horas, aunque el niño no se haya metido al agua.
  • Aunque esté nublado, el sol quema igual. Por eso, no te confíes: no importa si el cielo está cubierto de nubes, debes ponerle protector de todos modos.

Y recuerda cubrir su cabeza con un gorro para evitar la insolación.

3. Enséñale un punto de referencia

Si tu hijo tiene 5 años o más, es probable que todo le llame la atención y quiera salir a curiosear. Y por más atentos que estén los padres, puede ocurrir que, en un momento de distracción, el niño camine unos metros solo y luego no sepa dónde están sus familiares.

Por eso, al llegar a la playa, una buena idea es prevenir esa posibilidad preocupante. ¿Cómo se hace? Puedes enseñarle a tu hijo un punto de referencia cercano a su carpa o sombrilla: puede ser un puesto de comidas, o cualquier objeto fijo y distintivo. De ese modo, el niño solo deberá ubicar ese punto y caminar hacia allí.

Un detalle muy importante: recuérdale que si se pierde, siempre puede recurrir a la autoridad en la playa para que lo ayude: el guardavidas.

4. Enséñale a respetar el mar

Muchos pequeños, en su primera visita a la playa, sienten miedo del mar. Es normal: tanta agua que va y viene, desde el punto de vista de un niño, puede ser atemorizante.

Lo que debes hacer es enseñarle a respetarlo sin temerle.

Camina con tu hijo por la orilla, muéstrale hasta dónde tiene permitido meterse, y señala a otros niños que se divierten en el agua. La meta es que pueda disfrutar del mar y que sepa que mientras se mantenga en la orilla con un adulto cerca, no habrá problemas.

5. Lleva sus juguetes

Todos los padres del mundo saben algo: los niños se aburren muy fácilmente. Y todo un día en la playa puede tornarse desesperante.

Asegúrate de que tu hijo tenga su propia diversión. Si tiene un juguete preferido, llévaselo. También puedes comprarle objetos acordes al lugar, como un clásico balde con una pequeña pala para que arme castillos en la arena.

Trata de evitar juguetes que se ensucien, como los muñecos de felpa.

6. Planea el almuerzo

No es lo mismo almorzar en la playa un día que hacerlo durante dos semanas. En una sola jornada se puede ingerir comida chatarra como hamburguesas, papas fritas y salchichas. Pero si el plan es pasar varios días en el lugar, la alimentación debería ser otra.

Asegúrate de llevar tus propias provisiones: fruta fresca, emparedados de queso y tomate, y galletas. Cosas fáciles que no te compliquen la vida (¡después de todo, tú también estás de vacaciones!), pero que sean sanas y acordes a las necesidades nutricionales de tu hijo.

Recuerda llevar mucho líquido: el agua salada del mar da sed.

Y ahora, ¡a disfrutar! Seguramente tu hijo recordará ese viaje a la playa y querrá regresar lo más pronto posible. Aunque, siendo sinceros, ¿quién no quiere visitar el mar a menudo?

Comentarios

Recibir notificaciones
Aún no hay comentarios. ¡Puedes ser el primero!

Lecturas relacionadas