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10 Principios de crianza en los Países Bajos que sorprendieron a una mamá rusa

Hola, mi nombre es Alya Snape, soy reportera de televisión y mi esposo Machiel es especialista en marketing. Nos conocimos en Eurovisión, en Alemania, donde ambos trabajábamos. Llevamos juntos ya 7 años y tenemos 2 hijos. Vamos con frecuencia a la tierra natal de mi esposo, los Países Bajos, visitando a su gran familia: Machiel tiene 3 hermanos y 2 hermanas. Allí vi cómo los holandeses crían a sus hijos: los adoran, no solo los suyos, sino también los de los demás. Si paseas con tu hijo, no te sorprendas de que miren el cochecito; retirando la mantita, le harán cariñitos al niño; le dirán algo agradable: todo esto es la norma. Pero no es lo único que me llamó la atención.

Especialmente para los lectores de Genial.guru, comparto mis observaciones sobre la educación de los niños en los Países Bajos, así como el secreto más importante de sus padres.

10. Las madres no se preocupan demasiado por su alimentación

En Holanda no hay prohibiciones estrictas para las madres lactantes: en los primeros meses después del nacimiento de un bebé, no se recomienda que coman repollo, cebollas, especias picantes y que beban alcohol. Todo lo demás se permite.

9. Los resfriados en los pequeños no se tratan con pastillas

Un resfriado no es una enfermedad. Si tiene mocos, échale agua salada; si sufre de dolor de garganta, que beba manzanilla. No se requiere de más tratamiento. Con una fiebre de 38 °C no llaman a una ambulancia. Como mucho, les dan paracetamol y acuden al médico solo si la fiebre se prolonga más de 3 días.

Es necesario fortalecer el sistema inmunológico y no ampliar el surtido de tu kit de primeros auxilios para el hogar: esta es la filosofía de las madres autóctonas. Y mientras arropaba a mi hijo con un “abrigo siberiano” (como llamaron los holandeses a su mono de invierno), los niños holandeses ya corrían sin tan siquiera gorro.

8. Los padres no recurren al castigo corporal y no gritan

Gritarle a un niño o, más todavía, ponerle la mano encima son fenómenos fuera de cualquier normalidad. Los padres nunca les pegan ni humillan a los niños, no los comparan con otros. Aquí todo se resuelve usando las palabras. Como dijo el padre de mi esposo (quien crio a sus seis hijos y educó a más de 3 mil de los demás), los gritos y el castigo físico provienen de la debilidad, la impotencia y la pérdida de control. Si te entran ganas de levantarle la mano a un niño, entonces el problema lo tienes tú y no el niño.

7. Un niño se ve como una persona

Los niños se tratan como a los adultos, les explican con calma por qué no se debe actuar así. Les dan tanta libertad en sus acciones como sea necesario, para que esto sea seguro y no moleste a los demás. Al niño se le da una opción, no tratan de controlar cada uno de sus pasos. Se permite cometer errores: una persona pequeña aprende a través de la prueba y el error, se acostumbra a la independencia y se le enseña a ser responsable de sus acciones. Todo está permitido, pero al mismo tiempo, a los niños siempre se les explican las consecuencias que esto puede desencadenar.

Sorprendente, pero así es: en los Países Bajos, beben y fuman relativamente poco y la gran mayoría de los holandeses nunca han probado drogas, a pesar de su disponibilidad.

6. Enseñan a resolver los problemas sin conflictos

Los holandeses son una nación sorprendentemente no conflictiva: más bien, guardarán silencio en vez de expresar su opinión si es radicalmente diferente a las opiniones de su interlocutor. Esto se inculca desde la infancia: los padres aconsejan a los niños que piensen dos veces antes de decir algo duro u ofensivo. Y desde la cuna se les enseña a resolver todos los problemas con palabras.

5. Fomentan la individualidad

No comparan a los niños con los demás, no requieren de ellos excelentes resultados o calificaciones (dicen que esto no es lo importante), no intentan ajustarlos a los estándares generalmente aceptados (“¿Para qué enseñarle a hacer esto precisamente con la mano derecha? Veamos si le resulta más cómodo con la izquierda”, dice mi esposo). Las mujeres holandesas no se preocupan en absoluto si su bebé no se da la vuelta, no habla o no usa orinal cuando “debería” según las normas a las que se ajustan a los niños rusos. El niño es aceptado tal y como es, con todas sus peculiaridades.

4. A los padres les interesa la opinión de su hijo

Mamá y papá toman decisiones juntos, preguntan la opinión del niño acerca de todo, le confían tareas que implican responsabilidad. El pequeño sabe que su opinión les interesa a los adultos, por lo que crece seguro de sí mismo y autosuficiente.

3. A los niños no se les impone una alimentación correcta

Los holandeses no se preocupan en exceso por la alimentación saludable de los niños. Darle a un bebé de un año pan con margarina para almorzar es algo normal. En las escuelas no hay una comida organizada: comes lo que traes.

2. Inculcan el interés por los deportes

El amor por el deporte es una parte integral de la vida de un holandés. Fútbol, ​​tenis, hockey, billar, squash, elige el que te resulte más interesante. ¿Por qué ver dibujos animados o jugar a videojuegos cuando es mucho más interesante jugar en vivo con amigos o pasar tiempo con la familia?

1. El secreto más valioso sobre la crianza que aprendí aquí

La mejor manera de reaccionar a cualquier conflicto es desviar la atención. Se da la vuelta impidiéndote ponerle el pañal, dale un juguete; no quiere comer papillas, que cada cucharada imite las voces de diferentes animales; llora y exige que le compren un auto, pregúntale qué quiere hacer ahora: pasear en el parque o nadar en el río; se cayó y se dio un golpe, cuéntale una historia divertida. Siempre puedes calmar al pequeño si lo distraes de la causa de su conflicto.

¿Qué opinas de este modelo de crianza? ¿Te gustaría adoptar algunos de estos puntos o prefieres otros estilos? Deja tus reflexiones en los comentarios.

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