20+ Personas contaron sobre las reglas de su infancia que ahora les parecen una escena del teatro del absurdo

Crianza
hace 3 años

Las restricciones que los padres les establecen sus hijos les ayudan a adaptarse al mundo que los rodea, a comprender qué comportamiento es aceptable y cuál no lo es. Las reglas justas y equilibradas ayudan a la familia a vivir una vida mesurada y predecible.

Pero en Genial.guru, sabemos muy bien que nuestro mundo no es perfecto. Y algunos padres establecen reglas que no solo son inútiles, sino que carecen de toda lógica. Desafortunadamente, aquí tenemos guardados muchos ejemplos.

  • Tenía que sacar solo sobresalientes en la escuela. Si aparecía un error en mi cuaderno, tenía que volver a copiar todo el cuaderno de principio a fin, ¡incluso si el error estaba en la última página! Tampoco se me permitió sacar nada de la nevera sin pedir permiso antes. © Olga Blagotsinnova / Facebook

  • De niña, tenía prohibido enfermarme. Si me resfriaba en el jardín de niños, mi mamá me encerraba en la habitación para “reflexionar sobre mi comportamiento”. © Oído por ahí / VK

  • Solo se me permitía arrancar 3 hojas de papel higiénico cuando estaba en el baño. Independientemente de lo que estaba haciendo allí. Juro que mi mamá se quedaba detrás de la puerta escuchando. Y si arrancaba más papel, me gritaba y casi tumbaba la puerta. © The_lonliest_girl / Reddit

  • Se nos permitió llevar diarios, pero con una sola condición: que los entregásemos a nuestros padres para que los leyeran. Empecé un diario falso lleno de entradas aburridas. © CrazyCoKids / Reddit

  • Tenía prohibido cerrar la puerta de mi habitación, porque había una aspiradora dentro. Entonces me parecía lógico, pero 30 años después, me di cuenta: ¿acaso no había otro lugar para el electrodoméstico en un departamento de tres habitaciones? © gp800 / pikabu

  • Mis padres tenían muchas reglas, pero una cosa siempre me pareció extraña: no hacer gárgaras. No importaba con qué. Podía ser agua o un enjuague bucal. Pero no significa que no tuviéramos enjuague, lo teníamos. Pero tan pronto como me escucharon intentar hacer gárgaras, entraban corriendo al baño y se ponían a gritar para que me detuviera. © Derek Clarke / Quora

  • Teníamos que despertarnos cuando nuestros padres se levantaban, incluso si eran las 4 de la mañana. Me casé, me mudé y, un día, cuando me desperté con mi esposo y me senté a ver la tele con él, le dije que todavía no había dormido lo suficiente. Y él respondió: “Entonces vete a dormir”. Fue como esos momentos en un programa de televisión cuando el actor simplemente mira sorprendido a la cámara; de repente me di cuenta de que puedo despertar cuando quiera. © _LaceBatman28_ / Reddit

  • Cuando era niño, me gustaba mucho mascar chicle, pero solo podía hacerlo los sábados. Mamá no quería que me acostumbrara al “despilfarro” y aprendiera a mantenerme siempre dentro de los límites. Así que todos los lunes compraba un chicle y lo dejaba en mi escritorio. No se me permitía tocarlo hasta el sábado. © Ruparna / Quora

  • No tuvimos la oportunidad de probar la mantequilla hasta los 13 años, solo margarina. Porque (literalmente) “los niños no pueden apreciar el sabor de la mantequilla, y es un lujo gastar nuestro dinero en ello si ni siquiera sienten la diferencia”. A nuestra mamá se le escapó el hecho de que es imposible apreciar el sabor de algo que nunca has probado. © Allenahansen / Reddit

  • Teníamos prohibido salir a la calle mientras nuestra mamá no estaba en casa. Estaban prohibidas las visitas a las casas de nuestros amigos, pero tampoco podíamos dejarlos entrar a la nuestra. Si queríamos charlar con ellos, entonces nos asomábamos por la ventana o hablábamos en la puerta de entrada. Teníamos prohibido comer durante las visitas a las casas de amigos. © Svetlana Nefedova / Facebook

  • En mi infancia, no me permitían ver películas tristes. Cuando tenía 3 años, vi La telaraña de Charlotte y estaba devastada después de la muerte de la araña. Mi papá y mi mamá estaban confundidos por esta reacción, así que prohibieron todas las películas que pudieran emocionarme. © katie3294 / Reddit

  • No se me permitió colgar carteles en las paredes de mi dormitorio. Aparentemente, el tapizado de las paredes era caro y mi madre no quería que tuviera agujeros. Cuando me fui a la universidad, ella quitó el tapizado y pintó la habitación. © msmacb / twitter

  • Teníamos uno de esos grandes trampolines en nuestro jardín, y ninguno de mis amigos podía usarlo sin el permiso por escrito de sus padres. Recuerdo que mi madre imprimía los formularios para que yo pudiera dárselos a mis amigos cuando esperábamos su visita. © Soundsystems / Reddit

  • Nada de charlar en el auto o en la mesa. Mi papá odiaba y todavía odia charlar, incluso cuando se trata de cosas importantes. Él cree que las conversaciones no son necesarias en absoluto y no entiende por qué la gente habla de algo, a menos que sea una cuestión de vida o muerte. © Liz Vande Putte / Quora

  • Hubo una temporada en la que mis padres, por alguna razón inexplicable, no me permitían beber mientras comía. Creían que estaba llenando mi estómago con té; primero debía comer y luego beber, para no quejarme de que estaba lleno y no quería más. Tenía que obligarme a comer solo para poder tomar un par de sorbos de agua lo antes posible. No recuerdo cuánto duró, pero en algún momento dejaron de hacerlo. © HereshNeale / pikabu

  • No se me permitía sentarme en el nuevo sofá y ver la tele, solo en un taburete. Además, tenía prohibido tocar los muebles de la sala de estar, porque eran barnizados. También teníamos una alfombra en el suelo que no se podía pisar. © María Filipova / Facebook

  • Tenía prohibido acercarme al horno. Por alguna razón, mamá y papá tenían miedo de que incendiara la casa. Por lo tanto, hasta el día de hoy, no sé cómo usar correctamente un horno convencional. © Kevin Turner / Quora

  • Absolutamente nada de camisetas con estampado o zapatos de marca, porque “No dejaré que mis hijos sean una valla publicitaria ambulante”. © SpaceLeftEmpty / twitter
  • Naturalmente, me encantaron los libros de Harry Potter. Y anticipándome a los volúmenes 6 y 7, releí los anteriores. Cuando mis padres se dieron cuenta de que era la tercera vez, me lo prohibieron, incluso intentaron esconder los libros. Pensaban que yo era obsesiva. © IMarisaMalfoy / pikabu
  • Nunca se me permitía sentarme en la cama. Estaba hecha con una manta almidonada y no entrábamos al dormitorio durante el día. Cuando conseguí mi propio departamento, el hábito permaneció: me acuesto de día solo cuando estoy enferma. © Tatyana Shevarova / Facebook

  • Cuando tenía 14 años, mi madre me prohibió tomarme selfis. Fue en 2009, y la odié por eso, porque todos mis amigos publicaban sus fotos y yo no podía hacerlo. © flaced***s / Reddit

  • Una regla extraña y absurda que mis padres me imponían era que debía usar exclusivamente faldas o vestidos, porque soy una chica. © Keira Alesco / Quora
  • Solo se podía beber medio vaso de leche a la vez. Se me permitía servirme medio vaso, beberlo y luego tomar otro medio vaso. Pero no un vaso lleno. Dijeron que esto se debía a que la leche era cara y mis padres no querían malgastarla. © foodleech / Reddit
  • Hasta el momento de cumplir los 16 años, tenía prohibido salir a la calle, solo a la escuela o a una tienda. Durante mi infancia, me denegaron el acceso a la televisión, solo se me permitió verla durante 2 horas al día, además, solo comedias viejas... Y no digo nada de la enorme lista diaria de tareas domésticas, que incluían cortar leña y trabajar en la huerta. © Kira Bulatkina/ Facebook

  • Toda mi infancia comía solo helado derretido. Mi mamá lo descongelaba a propósito en el microondas y me servía un líquido dulce y pegajoso. Y no es que tuviera dolor de garganta, ella solía pensar que el frío afectaba el esmalte de los dientes.

  • Tenía prohibido fregar el suelo gateando sobre mis rodillas, solo doblándome por la mitad. “Porque así se hace”. Era imposible pasar la noche en la casa de una amiga, porque “¿Acaso no tienes tu propia casa?”, aunque conocía a sus padres y eran una familia maravillosa. Estaba obligada a salir con mis amigas (“¿Por qué estás todo el día en casa?”). Mis padres luego me esperaban patrullando la calle (no había teléfonos móviles). Y ese es solo el comienzo de la lista. © Ksaverija / AdMe.ru
  • Cuando era niña, tenía prohibido beber agua sin hervir. Al mismo tiempo, el agua nunca se hervía por adelantado. Entonces, si yo, una niña, entraba corriendo para tomar un vaso de agua, tenía que esperar a que hierva un hervidor de tres litros, llenar un vaso y luego esperar a que el agua se enfriara y solo entonces beber. Todo ese tiempo esperaba llorando de sed. © Anna Anna / Facebook
  • Cuando estaba jugando con mis amigos en la calle, tenía que acercarme a mi casa cada hora y llamar a mi madre gritando a todo pulmón. Podía dejar de gritar solo cuando ella se asomaba por la ventana. Y esto se hacía no porque estuviera preocupada por mí, sino porque de esta manera tenía que aprender a manejar el tiempo.

¿Te parecían lógicas todas las reglas de tu infancia? ¿Entendiste por qué tus padres las imponían?

Comentarios

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Me da pena que no haya conversación entre un padre y un hijo

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yo soy mama y ya tengo muchaaaaaa edad, jajajaj, creo que la mayoria son reglas por miedo o inseguridades, no creo hayan sido para traumar a nadie ni para que odies a vuestros padres.- Todos nos equivocamos sin intenciones de lastimar a nuestros hijos.- Son nuestro mas grande tesoro, y cada uno lo cuida como lo siente.

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Tenía prohibido rotundamente reunirme con amigos en sus casas o en cualquier lugar, incluso si era requerido para realizar deberes escolares en grupos (lo cual era muy común en mi colegio). Mi madre decía que eso era totalmente innecesario y que cada joven podía hacer sus deberes individualmente. Asimismo desaprobaba el hacer amigos en el vecindario con los cuales luego saliera porque "los jóvenes no actúan de forma inteligente cuando están juntos". Esas cosas no solo provocaron que nunca tuviera amigos, sino que nunca supe trasladarme por mi propia cuenta en la ciudad en la que viví casi toda mi vida. Mientras mis compañeros conocían ya la ciudad y pudieron ser poco a poco más independientes a la hora de ir de un lugar a otro, yo tengo 27 y aún no conozco los nombres del 70% de las zonas y calles de la ciudad, ni mucho menos sé llegar a ellas sin perderme primero. Sin contar que me resulta imposible trabajar en grupo o siquiera salir de mí casa si no es estrictamente necesario. Y un extra: puedo vivir años en un lugar, y los vecinos no conocerán siquiera mi nombre.

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