7 Consejos de los padres que convertirán al niño en un marginado

hace 5 años

Los conflictos infantiles, muchas veces, son percibidos por los adultos como si fueran tonterías, por ejemplo, dos niños que se pelearon por un juguete o uno que hizo una broma sobre el aspecto del otro. En realidad, este tipo de incidencias, en ocasiones, se convierten en un verdadero caso de acoso y en vez de dos participantes, el conflicto alcanza a una clase en su totalidad. Desafortunadamente, los padres no siempre saben cómo resolver estos problemas y con sus acciones y consejos solo pueden empeorar la situación.

En Genial.guru hemos recopilado diversos patrones de comportamiento inadecuados, pero frecuentes, a través de los cuales los padres tratan de resolver el conflicto de sus hijos. También te aportamos los consejos que realmente sí te ayudarán a cambiar las cosas.

1. Acudir a la escuela para regañar a los niños

Acudir a la escuela y regañar a aquellos que ofenden a tu hijo se antoja un método bastante común a la hora de resolver un problema. Pero, lamentablemente, en la práctica, no da resultado alguno. Cuanto mayores sean los niños, menos autoridad tienen los adultos sobre ellos y más sus iguales.

Es mucho más probable que un intento de avergonzar a los abusadores solo empeore el problema. Los niños entenderán que su rival no sabe defenderse y con cualquier cuestión acude al rescate de su mamá. Esto no aportará respeto hacia tu hijo y solo desencadenará más burlas hacia él.

Cómo actuar mejor: ir a la escuela es una decisión lógica, pero debes acudir a los maestros, a su tutor o al psicólogo de la escuela. El propósito de esta visita no es otro que indagar en el problema y encontrar las soluciones. Solo después de esto es posible involucrar a los niños y tratar de resolver el conflicto entre ellos.

2. Tratar de reconciliar a los niños a la fuerza

A menudo, los padres piensan que para resolver un problema basta con forzar al instigador a disculparse y prometer que no volverá a hacerlo. Este método puede funcionar cuando los niños tienen tres años, pero cuanto mayor sea, más difícil será resolver el conflicto por ellos.

Con palabras, el abusador realmente puede prometer que va a mejorar, pero es poco probable que se resuelva el problema. Los ataques agresivos simplemente adoptarán nuevas formas, como un boicot, en el que participará ya no solo un niño, sino todo el grupo al completo.

Cómo actuar mejor: debes respetar las emociones y los sentimientos de los niños. Incluso si el problema te parece una tontería, ellos lo perciben como algo realmente importante. Es mejor tratar de entender bien el conflicto y aconsejar al niño sobre cómo puede resolverlo por sí mismo. Si quieres reconciliar a los niños bajo tu dirección, es mejor inventar algún tipo de actividad conjunta que los ayude a unirse y olvidarse de las ofensas para no caer en el error de exigir solo una disculpa.

3. Culpar a los ofensores de todo

Es difícil mantenerse con una mente sobria cuando tu hijo sufre algún daño. El primer impulso de muchos padres es culpar de todo a los demás pequeños. Es muy sencillo y agradable creer que son los compañeros malvados los que están hiriendo a tu pequeño tan amable y educado.

Pero la mayoría de las veces, no son tan malvados, simplemente, por alguna razón, no consiguieron encontrar un idioma común con tu hijo. En cualquier caso, trasladar la culpa a ellos no ayudará de ninguna manera a resolver el problema.

Cómo actuar mejor: ponerse de parte de tu hijo, por completo, eso es lo más correcto. Pero debes analizar la situación con rigor. Si los conflictos surgen con frecuencia, seguramente, la causa, también parta del comportamiento de tu hijo. Tal vez, él no sepa cómo defenderse por sí mismo o es demasiado arrogante con sus compañeros. Tomar conciencia de estas cosas puede resultar frustrante, pero si sabes qué tienes que corregir, te será más sencillo resolver el problema.

4. Culpar a tu hijo

En el otro extremo, encontramos esa situación en la que se culpa al niño de todos sus problemas. Habla en voz baja, no practica deporte, se sienta encorvado, en todo esto los padres ven las posibles razones de su impopularidad. Y no se olvidan de recordarlo en cada momento cuando este se queja de problemas con sus compañeros.

Este comportamiento conduce a que, más pronto que tarde, el niño dejará de quejarse. Así como dejará de confiar en sus padres. La falta de confianza acaba siendo recíproca.

Cómo actuar mejor: los conflictos, realmente, pueden surgir debido a determinados hábitos o comportamientos de tu hijo. Pero, ¿de qué sirve hablar de eso? Es necesario ayudar a corregir aquello que provoca la negatividad en otros niños, así como enseñarle a tu hijo a comunicarse, ser más audaz y tener más confianza. Al fin y al cabo, la tarea principal es resolver el problema y no recordarle al niño sus defectos.

5. Tratar de persuadir a otros niños

Algunos padres intentan arreglar el conflicto de unos niños con su hijo convenciendo a estos con prácticas inadecuadas. Al niño le dan dulces para que los lleve a la escuela y los disfruten sus compañeros, organizan fiestas donde se invita a estos “amigos”, se les trae a casa, los entretienen y persuaden. Solo pasa que, el resultado de esta práctica, provoque que al niño le dejen de respetar por completo.

Con este comportamiento, los padres colocan a su hijo en una posición deliberadamente inferior, mostrando que incluso están dispuestos a pagar para que los otros sean amigos de su hijo.

Cómo actuar mejor: no puedes comprar una buena actitud. Si el conflicto ya está allí, la inversión económica no ayudará a resolverlo. A los compañeros les impresionará mucho más un carácter fuerte, una ayuda inesperada o el sentido del humor: esto es lo que debes inculcar al niño.

6. Consolar al niño en vez de resolver el problema

Cuando el niño está triste, lo primero que nos apetece es consolarlo. Pero, lamentablemente, todo acaba con esto.

Por ejemplo, el niño es objeto de burlas constantes por sufrir de exceso de peso. Los padres empatizan, por lo que en casa no pueden negarle la comida insana y entretenimientos poco saludables. De este modo, el niño alivia su estrés, pero el problema no se va a ninguna parte. Como resultado de esto, la casa se convierte en un lugar agradable y seguro, mientras que la vida y las relaciones fuera de ella empeoran cada vez más.

Cómo actuar mejor: cuando el niño era muy pequeño, le bastaba con un ambiente confortable en casa. Pero cuanto más grande es, más importante es que se creen esas condiciones externas en las que puede desarrollarse con total normalidad. Los conflictos no contribuyen a esto. Es bueno cuando los padres pueden apoyar psicológicamente al niño, pero antes que nada, es necesario que pienses en cómo resolver el problema, incluso si para conseguir esto, es necesario salir de la zona de confort.

7. Hazlo tú mismo

Los padres tienen sus propios problemas en cantidad, por lo que a veces no prestan atención a las dificultades de su hijo. Les parece que es algo temporal, no demasiado relevante, que será capaz de arreglárselas solo. En algunos casos, sucede así, ciertamente.

Pero ignorar los problemas con frecuencia puede llevar a que el niño simplemente se encierre en sí mismo y no quiera compartir nada en absoluto.

Cómo actuar mejor: no todos los problemas requieren de una intervención paternal. Pero es mucho mejor estar al tanto de cada situación y controlar su evolución desde el exterior. De esta manera, es posible mantener la confianza del niño y no perderse ese momento en que un conflicto común se convierte en algo más peligroso.

Los conflictos escolares no son un mal global, a veces, incluso los mismos aportan beneficios. Así es como los niños aprenden la interacción social. Lo más importante siempre es asegurarse de que no sobrepasen los límites adecuados. ¿Cómo te ayudaron tus padres a lidiar con los conflictos en tu infancia?

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