Esta mamá descubrió un motivo no obvio que provocaba el mal comportamiento de su hijo. Y deberían conocerlo todos los padres

Crianza
hace 5 años

Melody Yazdani, fotógrafa profesional y madre de cuatro hijos, contó sobre una de las causas no obvias del comportamiento no controlado de los niños que incluso los padres más experimentados y los pediatras no siempre conocen.

Para demostrar lo que dice, Melody compartió la foto de su hijo Kian. En esta imagen resulta fácil fijarse en un detalle: debido a este detalle, el niño comenzó a presentar problemas de conducta que los médicos, en un principio, diagnosticaron como “trastorno por déficit de atención e hiperactividad” (TDAH).

Genial.guru cree que la experiencia de Melody será muy útil para todos aquellos que tengan hijos, así como para futuros padres.

Aquí está la foto que Melody Yazdani publicó en su página de Facebook. En ella podemos ver a Melody, junto a su hijo Kian, quien está durmiendo plácidamente. Pero no todo es tan sencillo como parece: es probable que ya hayas notado que la boca del niño está entreabierta. Y no se trata de una linda peculiaridad de este, sino de algo muy grave, que afectó al bienestar y comportamiento del pequeño Kian.

Todo comenzó cuando Kian, ahora con 8 años de edad, inició sus estudios en la escuela. El niño, que no presentaba problemas en su etapa en el kínder, comenzó a recibir muchas quejas por parte de los maestros de manera repentina: “Kian empuja a otros niños”, “no puede controlarse” y cosas por el estilo. En casa, las dificultades también se hicieron notar: cada mañana, el niño comenzaba con una rabieta, empezaron a manifestarse ataques de ira por cosas minúsculas como, por ejemplo, ver un cabello en el cuarto baño, así como también se volvió muy exigente con la comida.

Los especialistas a los que acudieron los padres de Kiana insistían en la versión del TDAH, que requería de un tratamiento a base de medicamentos. Pero el niño presentaba otro problema que, a primera vista, no guardaba relación alguna con su comportamiento: una tos persistente. Kian fue llevado a un neumonólogo y a un alergista, cada uno de los cuales le recetó varios medicamentos diferentes.

Esto continuó hasta que un especialista completamente diferente, un dentista, le prestó atención a la forma de los dientes del pequeño: esta revelaba que Kian sufría de bruxismo (es decir, un chirrido dental nocturno), que a su vez podía ser uno de los síntomas de problemas con las amígdalas nasofaríngeas o adenoides.

Y en ese momento, según explica Melody, sintió como si un rayo le cayese encima: recordó un artículo que había leído recientemente sobre la conexión entre el TDAH y los adenoides aumentados, por lo que llevó a Kian a un otorrinolaringólogo, quien confirmó dicho problema. Además, el niño fue examinado por expertos en sueño, quienes descubrieron que, debido a una alteración de la respiración nasal, Kian no podía dormir lo suficiente (muy grave), por lo que su cerebro no recibía el oxígeno que necesitaba.

Los trastornos del sueño provocaban constantes dolores de cabeza en el pequeño (de los que ya no se quejaba porque se había acostumbrado a ellos y él los consideraba normales), así como la falta de apetito, irritabilidad y otros problemas de conducta. Poco después de que se identificase el problema, Kian fue operado, extrayéndole las amígdalas palatinas y nasofaríngeas.

Después de la intervención, sucedió un verdadero milagro: las rabietas y ataques de agresividad en el niño cesaron, y lo mismo sucedió con las interminables quejas de los maestros de la escuela. Kian ha vuelto a disfrutar de un apetito saludable, y ya no es tan quisquilloso con la comida. En definitiva, ahora es un niño completamente diferente, feliz y tranquilo, que ya no tiene que tomar una ingesta de medicamentos varios.

A la madre de Kian le gustaría compartir esta historia con todos los padres cuyos hijos manifiestan síntomas similares a los de su hijo porque pueden sustentarse en la misma causa: trastornos del sueño a consecuencia de una dificultad respiratoria. Los científicos están de acuerdo con ella: según los resultados de las investigaciones, en algunos casos, el diagnóstico de TDAH es incorrecto y, en realidad, es un trastorno del sueño que puede tratarse.

“Es por eso que comparto mi experiencia con todos: nadie jamás, en mis 12 años siendo madre, me contó nada acerca de este problema de salud. Todas los síntomas estaban delante de nosotros, pero no teníamos ni la más remota idea de lo que en realidad estaba pasando”.

Imagen de portada Melody Yazdani / Facebook

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