17 Historias que podrían convertirse en la anécdota familiar de una encantadora situación embarazosa

Gente
hace 3 años

¿Qué pueden tener en común a un joven empresario de flores y un sombrero con pompón puesto al revés? Son situaciones de la vida cotidiana que en algún punto salieron mal. Y algunas incluso podrían formar parte de un espectáculo de comedia stand up y recibir oleadas de aplausos.

Nuestros lectores y usuarios de las redes sociales compartieron sus historias con el mundo. Genial.guru aprecia la autoironía y ha combinado las situaciones más memorables aquí.

  • Mis padres me pusieron en la bañera y ellos mismos salieron un minuto. Y de repente escuché que llegaba la camioneta de helados... Y bueno, corrí a la calle lleno de espuma. © peltsucker / Reddit

  • Cuando era pequeño, quise iniciar un negocio de flores. El plan era el siguiente: iba al jardín de alguien y cortaba todas las flores. Luego llamaba a los propietarios a la puerta y les preguntaba si les gustaría comprar flores frescas. El negocio terminó muy rápidamente. © RylieSmash516 / Reddit

  • Cuando era estudiante, tenía un amigo cuyo apellido era Muntaniol. Me contó que una vez fue a comprar un medicamento recetado a la farmacia y le dijo su apellido a la vendedora, ella de repente lo miró confundida y dijo: “No, no tenemos muntaniol”. © Fashad Karimov / Facebook

  • Me meto en situaciones ridículas todo el tiempo. Ahora ya ni siquiera me preocupo, pero recuerdo un caso. Hace unos años estaba vendiendo un libro en Internet, me llamó un comprador con una voz femenina. 100 % femenina. Incluso me pareció que en algún momento se presentó como Luz. Bueno, llegué con el libro al lugar del encuentro pactado, no vi a ninguna mujer, solo a un menudo hombrecito que caminó en mi dirección cuando pasé junto a él. Seguí caminando, me detuve y llamé: “Luz, estoy en el lugar, ¿dónde estás?”. Y “ella” me responde con la misma voz absolutamente femenina: “Acabas de pasar junto a mí”, y el chico me saludó con la mano. Volví toda rojo, le entregué el libro, tomé el dinero, me alejé y empecé a reír a carcajadas. Me reí durante todo el día. © Deleted User / Genial.guru

  • La historia no es sobre mí, sino sobre mi novio. Una vez, me recogió después del trabajo, ya era invierno, es decir, estaban en uso las chaquetas y los gorros abrigados. Ambos estábamos de mal humor. Subí al coche y comenzamos a hablar. Yo sentía que algo andaba mal, pero no podía entender qué. Miré más de cerca y me pareció que su gorro se veía extraño, estaba como demasiado alto sobre la cabeza. “Oye, creo que estás usando tu gorro al revés”. Por cierto, el gorro tenía un pompón. Luego nos reímos durante todo el camino y tardamos en calmarnos en casa.

  • Puedes no reconocer una voz en el teléfono, pero a mí me pasó en vivo y en directo. Trabajaba como secretaria, el director se iba por negocios y me dijo que un conocido suyo llamado Andrés debería ir a verlo. Bueno. Después de un rato llegó una persona y preguntó por el director. Dije: “Él volverá pronto, ¿eres Andrés?”. La respuesta me mató: “No. Soy María”. © Alisa Selezneva / Genial.guru

  • Mi amigo, cuando faltaba a la escuela, se escondía en el piso de arriba de su casa y esperaba a que su madre se fuera a trabajar para regresar al departamento. Pero un día estaba tan vago que solo cerró la puerta de un portazo y se metió en el armario en una pose de camarón, lo que casi le da un infarto a su madre, que abrió el armario para sacar un abrigo y se asustó mucho. © Andrushka1982 / Pikabu

  • Una vez, me acerqué a un semáforo en el que hay que esperar la luz verde durante unos 2 o 3 minutos. Un perro local vino corriendo, es inteligente y nada agresivo. Solo cruza la calle con gente. Nadie conoce su nombre, así que todo el mundo solo le dice Perro. Mientras esperaba el semáforo, me colgué mirando el teléfono. Pasaron los 2 minutos, se encendió la luz verde.
    —Vamos, Perro, está en verde —, dije y miré a mi alrededor. El perro se había ido, pero había un hombre. Y me miró con mucha severidad. No le expliqué nada, solo aceleré el paso. Espero que haya visto al perro. © Panteleev / Pikabu

  • Una vez, en mi juventud salía con una chica. Y entonces, un día, después de una visita conjunta al teatro, sus padres me dejaron pasar la noche en su sala de estar. Esperé el momento en que, en mi opinión, sus padres se durmieron y me escabullí en su habitación. Cuando estaba a punto de meterme bajo la manta con ella, escuché la voz de su padre:
    —¡Alex, Diana está en otra habitación! © Alexander Choban / Facebook

  • Cuando éramos jóvenes, en la familia nos poníamos apodos en broma. Mi marido era “ardilla” porque recogía y llevaba todo tipo de cosas a la casa; yo era “mapache”, porque limpiaba todo; y mi hija era “hámster”, porque a los 3 años tenía mejillas gorditas. Una vez fuimos de campamento, vivíamos en tiendas de campaña junto a un río. Mi hija se acercó a una mujer que estaba en una tienda cercana y le dijo: “Sabes, mi papá es una ardilla, mi mamá es un mapache, pero yo no soy un hámster, ¡no!”. Al día siguiente, la vecina se mudó a algún lugar. © E.L. / Genial.guru

  • Mientras la consultora estaba redactando el contrato, noté que ella tenía un apellido inusual en su placa: Schumacher. Decidí tomarle una foto y mostrársela a mis amigos. Pero tenía prisa y olvidé apagar el sonido de la cámara en mi teléfono inteligente. Casi me desmayo de la vergüenza cuando la chica escuchó lo que hice y me miró. © “Oídoporahí” / Ideer

  • Y a mí una vez me olvidó un taxista. Pedí un taxi, tenía una bolsa de deporte pesada, y por costumbre, por analogía con cuando conducía yo, dejé la bolsa de un lado y me fui a sentar del otro. Caminé de una puerta a otra (había hielo, trataba de no caerme) y, apenas agarré el picaporte, el taxista se alejó. Menos mal que el bolso de mano estaba conmigo y lo llamé. El hombre estaba en un leve estupor de que lo llamara porque pensaba que yo estaba sentada en el asiento de atrás. Escuchó la puerta cerrarse y se arrancó sin siquiera mirar por el espejo retrovisor. © Tanya Cheys / Facebook

  • Un caso de mi vida. Estábamos organizando una empresa nueva y resultó que el apellido del director era Galgo, el del contable era León y el del abogado era Cuervo. El inspector de la oficina de impuestos, cuando le entregamos el informe, se indignó: “¡¿Acaso es una broma?”. © Svitlana Boklagova / Facebook

  • Iba con mi nieto de 3 años de una habitación a otra por una puerta doble. Por lo general, una hoja de la puerta está abierta y la otra se mantiene cerrada. Mi nieto me adelantó y me abrió la segunda puerta. Le pregunté: “¿Para qué la abriste?”. La respuesta: “Para que pases. Estás tan gordo”. Y fue con amor y cariño... Parece que es hora de adelgazar. © DedX5 / Pikabu

  • Hace unos 7 años, cuando recién empecé a conducir, decidí ir con mis amigas a un centro comercial. En el estacionamiento, toqué accidentalmente un auto vecino. Y no estaba claro si lo había rayado o sí había un hueco. Las cuatro salimos corriendo del auto y, sin pensarlo dos veces, decidimos levantar mi coche y moverlo un poco para ver si había algún rasguño. Y he aquí una pintura al óleo: 4 chicas intentan levantar un auto y 2 hombres están parados cerca y se mueren de la risa. Al final, corrí hacia ellos y les pregunté si podían ayudarme y mover mi auto con cuidado, porque yo tenía miedo de rayar aún más el auto vecino. A lo que el hombre me dijo que claro, que por supuesto. Le di mis llaves, y él me dijo con calma: “No lo hace falta, señorita, tengo mis propias llaves, y el auto que tocaste es mío”. Me disculpé durante mucho tiempo, y él incluso terminó calmándome y me ayudó a resolver la situación correctamente. © “Oídoporahí” / Ideer

¿Qué situaciones incómodas y al mismo tiempo graciosas has enfrentado tú?

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Lo de los apellidos de animales es verdad que parece de broma

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Me muero si me pasa la situación de confundirme de habitación con la de los padres

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