Un hombre soltero adoptó a una niña que vivió en un hospital durante un año y esto cambió la vida de ambos

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hace 3 años

El héroe de nuestra historia es un hombre gay soltero que soñaba con ser padre en un país donde la comunidad LGBTQ + está dando sus primeros pasos en la legitimación de sus derechos. Su camino hacia una familia fuerte y amorosa fue complicado. Tuvo que superar muchas dificultades para darle un hogar amoroso a una niña pequeña que se quedó sola y construir la familia con la que había estado soñando.

En Genial.guru queremos presentarles a Pablo Fracchia a nuestros lectores y creemos que su historia les dará la fuerza para luchar por la felicidad.

Conoce a Pablo Fracchia, un hombre cuyo mayor sueño era ser padre

Pablo Fracchia es trabajador social, voluntario de la Cruz Roja y activista LGBTQ + de Argentina. Durante toda su vida, Fracchia soñó con ser padre. “Pero luego, descubrí que era gay, y crecer en los 90, y pensar en tener una familia siendo un hombre gay era algo imposible en Argentina”, compartió. “Fue supercruel para un adolescente que tuvo que elegir entre ser quien era y renunciar a uno de sus sueños”.

Más tarde, Fracchia comenzó a trabajar en estrecha colaboración con la Federación LGBTQ + de Argentina. Se esforzaban por establecer el matrimonio igualitario. “Después de eso, la idea lejana de una familia, pero especialmente la de tener un hijo, regresó lentamente a mi mente”, dijo. En 2017, superando todos los miedos e incertidumbres que tenía, tras pasar por una terapia y un proceso de replanteamiento, Pablo decidió intentar cumplir su sueño.

“Como siempre digo: ’Cuando el deseo venció al miedo’ decidí seguir adelante y llené los papeles para iniciar el proceso de adopción”, compartió.

Mientras tanto, Mia vivía sola en un hospital, esperando un hogar amoroso

Dos años después, en 2019, Fracchia finalmente tuvo una oportunidad. “Un juez de familia llamó y dijo que había una niña que, para ese momento, tenía un año y 10 meses, y estaba viviendo en un hospital”, relató Pablo. “Mia tenía una afección gastrointestinal que necesitaba atención y, dado que su familia biológica no pudo brindársela, el tribunal de familia ordenó que se enviara a Mia a un hogar de acogida / hospital que el sistema tiene para niños con problemas de salud”.

El proceso de adopción no fue sencillo

“En Argentina, el proceso de adopción no suele ser difícil, pero es extremadamente largo”, dijo Fracchia. Además, en la provincia donde vive Pablo, “los jueces de familia son los que eligen al padre y deciden si se puede adoptar al niño o no. Entonces, al final, todo se reduce a si te encuentras con un juez sensible, abierto y lo suficientemente inclusivo como para pensar que un hombre soltero gay podría ser un buen padre para un bebé”.

Pablo no fue el único candidato a la adopción. “La corte también tenía otras 4 parejas en la lista de preseleccionados para su evaluación”, compartió. “Imagínate ser soltero y gay. Pensé que tenía muy pocas posibilidades de ser elegido”. Afortunadamente, el juez fue lo suficientemente objetivo como para tomar la decisión correcta a pesar de todos los prejuicios.

“Al día siguiente, fui al hospital para encontrarme con ella (nunca había visto a Mia, ni siquiera en una foto)”, dijo.

Será difícil olvidar la primera vez que se vieron

Después de que Pablo llegó al hospital, una enfermera lo llevó a una habitación donde se suponía que debían encontrarse. “Se abrió la puerta y allí estaba ella, sostenida por una enfermera”, relató Pablo. “Estaba sentada, así que la enfermera se acercó y me la entregó. Y nos abrazamos, durante mucho tiempo. Unos largos minutos después, ella señaló un juguete y comenzó a jugar con él. Asintió un poco para avisarme quería que participara, y entonces me uní al juego. Y ahí estábamos y así nos conocimos”.

Pablo tuvo que sacrificar uno de los negocios más importantes de su vida para convertirse en padre

Después de que Mia entró en su vida, Pablo tuvo que dejar sus actividades sin fines de lucro. Dejó de trabajar como voluntario de la Cruz Roja y abandonó las misiones humanitarias, ya que le exigían estar fuera de casa por mucho tiempo. “Ser voluntario de la Cruz Roja fue una parte esencial de mí”, dijo Pablo. “He pasado más años de mi vida como voluntario que fuera de la Cruz Roja. Sus valores y principios me formaron como hombre”.

“La idea de dejar la organización fue tremendamente difícil pero valió la pena. Y lo volvería a hacer”, relató Pablo.

¿Has pensado alguna vez en adoptar un niño? ¿La historia de Pablo y Mia te inspiró a optar por la adopción?

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