12 Grandes personajes que “trolearon” a los demás mucho antes de la aparición de Internet

Historias
hace 2 años

El término trolling fue usado por primera vez en el contexto del Internet en 1996. Inicialmente, se consideraba que este fenómeno era propio de las redes sociales, pero ahora se puede encontrar frecuentemente en la vida real. En general, podría decirse que desde antes; si echas un vistazo a la biografía de Pushkin, Mark Twain o Einstein, nos queda claro que troleaban a los demás antes de la invención de la realidad virtual.

En Genial.guru, nos encanta el ingenio de los usuarios modernos y a menudo publicamos las novedades más brillantes de los internautas. Pero hoy queremos recordar cuán sutiles fueron las bromas de los grandes personajes del pasado. Al final del artículo te espera un bono: un par de historias sobre cómo los genios cayeron en las trampas de los troles de su época.

  • Un día, los alumnos del zoólogo francés Georges Cuvier decidieron hacerle una broma. Uno de los jóvenes se disfrazó de diablo y entró en la habitación del científico en medio de la noche gritando: “¡Te comeré!”. Cuvier levantó su cabeza y le dijo: “No puedes comerme. Todos los que tienen cuernos y pezuñas solo comen hierba”. Y volvió a dormirse.
  • Salvador Dalí tenía una magnífica piscina. Los invitados que deseaban darse un chapuzón veían que el fondo estaba lleno de erizos de mar. Los más valientes se atrevieron a nadar y se sintieron aliviados al notar que los erizos de mar estaban separados con un vidrio y no era peligroso nadar en la piscina.

Piscina al lado de la casa de Dalí en Portlligat.

  • La novela Sin novedad en el frente fue prohibida en Alemania durante el segundo tercio del siglo XX, al igual que otros libros de Remarque, pero un fragmento apareció en las páginas de los periódicos de aquella época. Un escritor vienés reescribió el capítulo, dándole un título diferente y cambiando el nombre del autor, y lo envió a la editorial. “El texto fue aprobado y aceptado para su publicación. Al mismo tiempo, le dieron un breve prólogo diciendo que, después de libros tan subversivos como Sin novedad en el frente, aquí se le ofrecía al lector una historia cuyas líneas contenían la pura verdad”, recordó Remarque.
  • Una vez, Albert Einstein se encontró con un conocido y lo invitó a cenar:
    —Ven con nosotros esta noche, el profesor Stimson será nuestro invitado.
    ¡Pero yo soy Stimson!— exclamó el interlocutor.
    No importa, ven de todos modos— dijo el gran científico.
  • Desde la época victoriana ha existido una leyenda sobre Arthur Conan Doyle. El autor de las novelas sobre Sherlock decidió demostrarle a su amigo que incluso el hombre más honesto tiene sus misterios. Envió un telegrama a un venerable archidiácono de una impecable reputación: “¡Todo se descubrió! Escóndase”. Al día siguiente, el archidiácono desapareció de Londres y nadie más lo volvió a ver.
  • Hay muchas anécdotas sobre el ingenio de Bernard Shaw. Una vez, un actor no muy talentoso le pidió al dramaturgo que le diera una recomendación. Shaw escribió: “Un actor interpreta a Hamlet, Romeo, Ferdinand, toca el piano, la flauta y juega billar. En esto último, juega perfectamente”.
  • Una vez, George Bernard Shaw estaba almorzando en un restaurante en donde la orquesta tocaba muy fuerte. El escritor llamó al mesero y le preguntó si los músicos podían realizar una petición personal. “Por supuesto, monsieur. ¿Qué le gustaría?”, le dijo el mesero. “¿Podrían jugar al póquer hasta que termine mi almuerzo?”, le preguntó Shaw.
  • Un día, al químico alemán Bunsen le presentaron a una señora, quien lo confundió con otro Bunsen, ya fallecido. “¿Ha terminado su trabajo sobre Dios y la historia?”, le preguntó su interlocutora. “Desafortunadamente, no. Mi muerte prematura me impidió hacer este trabajo”, respondió Bunsen.

  • El destacado físico alemán Wilhelm Conrad Röntgen recibió una carta en la que le pedían de favor enviar varias radiografías con la instrucción de cómo usarlas. El remitente no se sentía bien y no había tenido tiempo para ir con el inventor. Röntgen le dijo que, desafortunadamente, no tenía radiografías por el momento, pero le propuso una solución al problema: enviarle su pecho.

  • Existe una leyenda sobre cómo Haydn creó la sinfonía llamada La sorpresa La del toque de timbal. Una vez, el músico estaba dirigiendo una orquesta en Londres. Él sabía que, a veces, muchos ingleses iban a conciertos no tanto por el placer de escuchar música, sino por tradición, y algunos espectadores se quedaban dormidos en sus cómodas sillas durante la presentación. Haydn decidió vengarse de los oyentes indiferentes y escribió una nueva sinfonía. En el momento más crítico, cuando una parte del público comenzaba a quedarse dormida, sonaba un golpe estruendoso del gran tambor. Cuando el biógrafo del compositor le preguntó si esto era cierto, respondió que no tenía como objetivo despertar al público, sino sorprenderlo.

  • Una vez, el maestro de una ciudad italiana le envió una delegación a Rossini, informándole de la decisión de instalar un monumento de bronce del compositor en la plaza principal. El músico preguntó cuánto costaría el monumento. “20 000 liras italianas”, dijo en respuesta. Entonces, Rossini dijo que estaba dispuesto a posar para el pedestal por esa cantidad de dinero.

  • Los compositores Arturo Toscanini y Pietro Mascagni fueron invitados a participar en un importante festival de música dedicado a la memoria de Verdi. Mascagni puso la condición de que tenía que recibir un honorario más alto que el de Toscanini. Por lo menos una lira más. Al final, el músico recibió una lira. Toscanini dirigió gratis.

Bono: grandes personajes que se convirtieron en víctimas del troleo

  • John Lennon a menudo recibía cartas de sus fanáticos e, incluso, las respondía. Un día, un joven indio le escribió pidiéndole dinero a su ídolo para viajar por el mundo. El músico respondió amablemente que, si cumpliera todas esas peticiones, ya se habría ido a la quiebra. También se había dado cuenta de que, para viajar no se necesita mucho dinero, sino iniciativa. Después de 30 años, este indio vendió la carta por aproximadamente 10 000 USD.
  • Al inicio de su carrera como escritor, Mark Twain escribió un libro sobre un viaje en barco llamado Quaker City. Todo estaba bien en este viaje, excepto el café. El café era asqueroso: “(...) tan líquido que se transparentaba una pulgada”. Un día, la paciencia de Twain se acabó y fue a ver al capitán, quien le mostró su taza de café y se veía muy bien. Con ira, el escritor le mostró su taza al capitán. “Esto es muy difícil de llamar café, pero es un buen té”, respondió el capitán.

Y tú, ¿qué historias interesantes de la vida de grandes personajes conoces?

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