15 Pruebas de que el trabajo de un mensajero es un verdadero espectáculo diario

Historias
hace 3 años

Muchos creen que el trabajo en un servicio de entregas es monótono y mundano. Lo recoges, lo entregas y lo olvidas, ¿dónde puede haber lugar para la diversión? Sin embargo, los protagonistas de nuestro artículo de hoy demuestran que cada nuevo día de los empleados de estos servicios puede ser más rico en emociones que el de cualquier bloguero de viajes.

Genial.guru definitivamente les dará más propina a los mensajeros después de haber visto con lo que tienen que lidiar todos los días. Y creemos que, después de leer este artículo, tú también seguirás nuestro ejemplo.

Cuando ya no puedes esperar

Trabajó a tiempo parcial en un servicio de entregas, reparto pizza, sushi, etc. Recibí unos pedidos. En la segunda figuraba una dirección, pero no se señalaba un departamento, sino una barrera de autos junto al edificio. Fui a entregar el primer pedido, me llama el administrador:
—¿Cuándo llegarás a la segunda dirección?
—En cuanto entregue este pedido, en unos 20 minutos, ¿por qué?
—Llamó la señora, está parada junto a la barrera de autos, esperando.
—¿Y por qué está esperando allí? El pedido dice: llegar y llamar.
—No lo sé, pero intenta llegar rápido, por favor.
Pasaron 5 minutos. Me llama de nuevo:
—Llama tú a la señora, dile cuánto tardarás, volvió a llamar, está esperando.
Llamé a la señora, le dije que en unos 10 a 15 minutos estaría allí. En respuesta, preguntó por qué tardaría tanto tiempo, si ya estaba esperándome junto a la barrera. Ignoré la histeria y le dije que esperara. Y empezó. ¡Llamadas cada 2 minutos! Dejé de contestar el teléfono; entregué el primer pedido, me dirigí a la dirección de la señora. Llegué, el teléfono no dejaba de sonar, descolgué el auricular, dije: “Ya llegué, ¿dónde está?”. ¡Y la señora sale... de la cabina que estaba junto a la barrera! Trabajaba allí como guardia. Quedé en shock. Ella trabajaba cerca de esa maldita barrera, pero en 20 minutos no paró de llamarnos a mí y al administrador para decir que estaba parada allí, pobrecita, congelándose. © Manunya777 / Pikabu

Cuando esperas tu pedido

Mejor cuéntales a tus hijos todo sobre tu trabajo

Trabajé durante algún tiempo como mensajero en una tienda en línea. El trabajo no era difícil, los clientes eran habituales, pero no me refiero a eso. Mi hija tuvo una lección abierta en el kínder en la que les preguntaron dónde trabajan papá y mamá. Entonces la mía, con la conciencia tranquila, dijo: “Papá les da bolsas a las personas, ellas se ponen felices y le dan su dinero”. Después, las maestras decidieron aclarar conmigo qué tipo de “bolsas felices” estaba distribuyendo. © russiantriad1 / Pikabu

“Volqué la bebida de un cliente. Lo llamé para informárselo. De alguna manera, la llamada se convirtió en una conversación de 20 minutos sobre el hecho de que él acababa de terminar con su novia. Luego me dio esto. Comencé como mensajero, terminé como terapeuta”

Con sus “trabajos”, todos olvidan lo hermoso que es este mundo

Recuerdo a una dama. La llamé al departamento por el intercomunicador y le dije que le había traído una carta. Subí a su piso, y ya estaba en la puerta. Una mujer común y corriente, tal vez de unos 40 años. Siguió esto:

—Tengo una carta para usted. Firme aquí.

—Sabes, afuera hace un clima tan lindo —respondió la dama, sonriendo ampliamente y mirándome.

—Muy lindo —dije —; le traje una carta, tiene que firmar aquí.

—El sol brilla, está tan cálido —dijo la señora, y luego dio un paso hacia el departamento y volvió a sonreír.

Pensé: “Sí, es increíble lo cálido que está afuera: −30 °С, pleno invierno, la tinta del bolígrafo se congela y los dedos de las manos se me están por caer”, pero en voz alta volví a decir:

—Tome la carta, por favor.

—Los pajaritos cantan, qué bonito. —Y de nuevo un pequeño paso hacia el departamento.

En resumen, este diálogo duró un minuto más, ella siguió obstinadamente diciendo tonterías sobre los pájaros, finalmente desapareció en el departamento y cerró con cuidado la puerta. Y yo me quedé allí de pie, pensando: ¿qué diantres fue eso? © BlackHagen / Pikabu

Y el premio a la mejor alfombra es para...

“Golpea fuerte, pero no como si fueras la policía”.

Dulce venganza

El 14 de febrero, todo el mundo está corriendo y haciendo regalos a sus almas gemelas. Hay muchos pedidos, pero uno de ellos no era como los demás. Tenía que comprar 51 rosas grandes. Bueno, ya iba camino a la casa de la señorita con el ramo de flores, preparado para alegrarle el día, pero en el camino, el cliente me envió un mensaje: “Cóbrale los 40 dólares a ella”. Toqué el timbre de la dama, ella bajó, me vio con un gran ramo de rosas rojas, brilló de felicidad, pero cuando le dije que tenía que pagarlo, toda la alegría desapareció de su rostro instantáneamente. Al principio, cayó en estupor, pero me dio el dinero. Preguntas: ¿Por qué el chico pidió el ramo, pero la chica tuvo que pagarlo? ¡La respuesta es simple! Una vez, ella también le “regaló” así una consola de juegos. © zhendosjames / Pikabu

“¿Recibiré propina por haber encontrado este número de departamento?”

Un pequeño error

Recién sucedió una historia por la que toda la oficina lleva 15 minutos riendo a carcajadas. Se suponía que por la mañana llegaría un mensajero para recoger mi computadora portátil para llevarla a reparar. Lo preparé todo. Luego, el mensajero me llamó por teléfono y dijo: “Acabo de llegar, pero sus muchachos me enviaron de regreso con rudeza y no me dieron ninguna computadora portátil, averigüe allí qué pasó”. Nuestro timbre a veces falla y no suena. Pensé que él había llamado, pero el timbre simplemente no funcionó y se fue. Le dije: “Sube de nuevo y llama con más insistencia o toca la puerta con fuerza”. Pasaron 3 minutos, volvió a llamarme por teléfono y me dijo algo de la serie “¿Están todos locos o qué?”.

En resumen, lo que sucedió fue esto: al mensajero le dieron la dirección equivocada, y se fue al edificio n.º 4a, mientras que nosotros estamos en el n.º 4A. Bueno, siguió la siguiente escena: el mensajero despertó a un sujeto y comenzó a exigirle una computadora portátil. El hombre, dormido y confundido, le dijo: “¡No te la daré!”. El mensajero: “¡Pero tiene que dármela!”. El hombre: “No me importa, no te daré nada, déjame en paz”. El mensajero quedó en estupor, me llamó y yo lo envié de nuevo a la casa del mismo hombre, y nuevamente fue a exigirle que le diera su computadora portátil. Oh, desearía tanto haber presenciado esta escena. © Unknown Author / Bash

“Trabajo como repartidor de comida. Cuando vi este pedido, inmediatamente me apresuré a hacer todo lo que pude”

“Dibuja un perro en mi bolsa”. “Lo siento, no sé dibujar”.

Hay lugar para la intriga incluso en el trabajo de un mensajero

Trabajo como mensajero. Llega un pedido: recoger un cochecito. Voy a la casa del destinatario. Toco el timbre, una chica dice: “Quinto piso”. Subo, ella abre la puerta y dice: “¿Lo llevas a la habitación?”. Entro en la habitación, dejo la caja y escucho el clic de la puerta que se cierra. Y entonces ella dice: “¿Quieres ganar dinero extra?”. Todas las películas sobre fontaneros y repartidores de pizzas surgieron inmediatamente en mi cerebro. Pero mis sueños se destruyeron rápidamente cuando ella dijo: “Tira esa mesita de noche a la basura, te daré 2 dólares extra”. © l1nk90 / Pikabu

“Ayer vi esto en la estación de trenes. Pensé que se sentía mal, me acerqué y... estaba durmiendo. Los tiempos que corren son duros para los mensajeros”

“El otro día estaba regresando del trabajo. Cansado y flotando en mis pensamientos, como de costumbre. Mis ojos se posaron accidentalmente en el alféizar de la ventana del edificio. Había algunos trozos de papel y, según me pareció, unos billetes”

Mientras los miraba, las puertas del ascensor se cerraron y me fui hacia mi piso. Caminé hasta el departamento, abrí la puerta y ya estaba anticipando el rato en mi cómodo sofá suave mirando una serie de televisión, pero mi cerebro dijo: “¿Y si no lo imaginaste?”. Volví abajo y realmente no lo había imaginado. Eran un montón de cheques y, envueltos en ellos, billetes en efectivo, unos 75 dólares. En general, encuentro dinero muy raramente, y lo considero algo bueno, ya que soy de la opinión de que el dinero de otras personas de todos modos no traerá nada bueno.

Del contenido de los cheques quedaba totalmente claro que el dinero había sido olvidado por un repartidor de comida. Llamé al número de teléfono indicado en los cheques y expliqué la situación. El mensajero fue encontrado rápidamente: resultó ser un hombre mayor, de unos setenta años. Estuvo largo rato agradeciéndome y regañándose a sí mismo por el olvido. Dijo que llevaba trabajando como repartidor en esa empresa desde hacía 7 años, pero que su memoria nunca le había fallado así antes. © myxavertolet / Pikabu

“Nuestro servicio es peligroso y difícil”

“Hoy, la nieve cayó repentinamente en la ciudad, hubo grandes atascos de tráfico. En la carretera vi esta imagen. Realmente espero que solo sea una publicidad creativa y que nadie esté transportando comida así”

¿Qué historias que tengan que ver con las entregas han sucedido en tu vida?

Imagen de portada prometeus / Depositphotos

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