18 Lectoras de Genial cuentan por qué la relación con sus suegras era más ácida que comer limón

Historias
hace 1 año

Hay algunas personas que fueron tocadas por la varita de la fortuna y se toparon con suegras maravillosas, que son casi como una segunda mamá. Pero existen otras almas desdichadas para quienes esta figura representa la mayor de las pesadillas. Dentro de este segundo grupo, se encuentran varias de nuestras lectoras, que necesitaron desahogarse compartiendo sus historias más agrias.

En Genial.guru nos divertimos e indignamos a la vez seleccionando unos cuantos comentarios de usuarias que tuvieron experiencias para el olvido con sus “adorables” suegras.

  • La mía me llegó a dar arroz viejo y café hecho con borra ya utilizada. Me dijo que tenía una piedra en el estómago en vez de un embarazo. Viví una pesadilla con esa familia. Estuve de visita en su casa y escondieron los cereales, las frutas y la carne y nos daban arroz y frijoles. Y ellos se servían carnes y demás. © Celeste De la Cruz/ Facebook
  • Nunca me regaló nada y no lo necesito; cuando mis hijos nacieron (tengo 3), me decía: “Cómo te gusta cargar chamacos tan feos, y además los besas”. Ahora si la puedo evitar, es mejor. © Yola Jimenez / Facebook
  • En casa de mi suegra, solo viví el primer año de casada; sobreviví de milagro porque ella, su suegra y mis tres cuñadas eran todo un caso. En dos ocasiones, comiendo en su casa, tuve la “mala suerte” de encontrar un clavo oxidado (de construcción, de metal) en mi plato de comida. ¡Así como lo lees! Comiendo el arroz de mi plato, encontré un clavo oxidado. Todos se rieron y dijeron que había sido un accidente. Accidente que a la fecha no entiendo. Esa era la prueba de que no me quería. Pasé muchas cosas feas ese año, como que estando embarazada y bañándome se apagara el termotanque de repente, adivinen quién lo apagaba a propósito... Y ¿cómo lo supe? Porque una vez la vi hacérselo a su propia suegra. ¡Fue horrible! Y realmente, ahora, 17 años después, se lo comento y lo niegan ella y mi marido. Por algo la visito una vez al año. © Noemí Arell / Facebook
  • Mi suegra nos invitó a comer y le sirvió a mi esposo. A mí ni siquiera me dijo que me sirviera. Según mi marido, no se dio cuenta de que yo no había comido. © Lupita Murillo Uzarraga/ Facebook
  • Mi suegra jamás me regaló nada. Nunca vio mi trabajo y mi esfuerzo, y menos mis méritos. A mis hijos tampoco nunca les dio nada, y su conducta hacia mí era unas veces terrible y otras menos. Descanse en paz. Quién sabe qué la llevaba a actuar así. © Maria Teresa Quintero/ Facebook
  • La que una vez fue mi suegra, cuando yo estaba embarazada, le daba comida a su hijo y a mí me dejaba mirando. Él tampoco decía nada, me sentía muy mal. © Pilar Negrete/ Facebook
  • No soy mucho de opinar en estos comentarios, pero les cuento que tuve una suegra morena, de ojos verdes, que cuando nació mi primera hija, preguntó por qué era pelirroja y pecosa si nadie en su familia era así. Y cuando nació la segunda, preguntó por qué era morena. No sé qué le pasaba, yo creo que quería que yo pariera pitufos azules. © Armesto Charytin/ Facebook
  • Yo tuve una vez una suegra que les regalaba a otros los regalos que yo le hacía para el cumpleaños, y lo hacía delante de mí. ¡Bruja! Solo me lo hizo dos veces. Porque la primera vez pensé que lo hacía porque tendría demencia, pero después me di cuenta de que era pura maldad. © Marilyn Fischer/ Facebook
  • En 20 años que llevo de casada, a mí solo me ha regalado una blusa, y eso fue el primer año de casada y nada más. © Isabel Gomez Gonzalez / Facebook
  • A mi suegra la vi una vez por cámara, vive en Córdoba y jamás viene para acá, ni siquiera vino para nuestro casamiento. Ella dice que odia viajar, así que como ella jamás vino, yo tampoco fui a verla ni me interesa. Sé que es bastante arisca y yo soy peor, así que para evitar conflictos, ella en su casa y yo en la mía. © Mery Queen / Facebook
  • Mi exsuegra, cuando estaba embarazada, me invitaba a comer y me hacía un té de canela o hacía comida con mucho orégano (yo le decía que no tenía hambre, siempre comía antes de ir a verla, ya que sabía qué tipo de comidas me preparaba), y me miraba mal si pedía permiso para entrar a su baño. Tampoco nos dejaba solos a su hijo y a mí, entre muchas otras cosas. Pese a lo mala que fue conmigo, no le guardo rencor y aprendí que nunca quiero ser como ella. © Claus De la Vega / Facebook
  • Mi suegra, cuando íbamos a su casa, nos ofrecía comida del refri de hasta 15 días, y lo recién hecho era intocable porque era para su hijo menor. © Magda Mtzf / Facebook
  • Mi suegra era macanuda, pero criticona. Un día me dijo: “Eres muy derrochona” (se había volcado el frasco de café sobre la mesada y tiré todo a la basura). Pero yo soy respondona, la miré y le dije: “¿Acaso lo compró usted? No, entonces shhh”. Y la rematé diciendo: “Tengo dos empleos, si no puedo ’derrochar’ en algo...”. © Pepin Cascarón / Facebook
  • Un día mi suegra preparó la comida y cuando fui a sacar un poco, me dijo que era para congelarla y que deje para otra ocasión, así que guardé el plato y no comí nada. © Roxy Ritz / Facebook

Si tuvieras que sincerarte y decirle algo a tu suegra, ¿qué sería?

Imagen de portada Isabel Lucero / Facebook

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