19 Historias de la infancia que explican mejor que un psicólogo de dónde provienen nuestros complejos

Historias
hace 3 años

“Soy de mi infancia como se es de un país”, escribió una vez sabiamente Exupéry. ¿Cómo fue la tuya, según tus recuerdos? ¿Despreocupada y llena de travesuras de la niñez? ¿O bien cargada de algo? De un modo u otro, cada uno de nosotros ha experimentado situaciones por las cuales un resentimiento puede haberse quedado en el alma durante mucho tiempo. A veces, una palabra descuidada o la falta de apoyo en un momento necesario dejan en los corazones infantiles profundas cicatrices.

Genial.guru leyó las historias de algunos usuarios que hablan sobre su niñez y las acciones de sus padres, los cuales dejaron una huella indeleble en su memoria, y decidió compartirlas con sus lectores.

Castigo injusto

Era la única zurda en la clase y no podía escribir rápido. Un día hacíamos análisis fonético de palabras. En la segunda parte de la lección, mi cerebro infantil se dio cuenta de que no tendría tiempo de hacer nada, pero que tenía que apuntar las palabras que quedaban en algún sitio para terminar de hacerlas en casa. En mi mesa hallé un cuestionario con preguntas para mis compañeros y decidí escribirlas allí. Lo abrí y comencé a apuntar frenéticamente lo que se escribía en la pizarra. La maestra lo vio y me puso la nota más baja, la primera en mi vida, con un comentario de que me dedicaba a otras cosas durante la clase.

Tuve un momento de gran frustración por el resentimiento y la injusticia, y lloré a más no poder. Al terminar la clase, corrí a casa como una bala, con la esperanza de que allí me apoyaran. Pero mi mamá, primero, miró con severidad el comentario en mi cuaderno y luego agarró el cuestionario desafortunado y lo rompió en pedazos pequeños. Cada hoja. Junto con esas hojas se perdió también mi deseo de compartir con mi madre mis sentimientosemociones a partir de ese momento. © aleksa80711 / Pikabu

Provocar vergüenza

Sobreprotección que ahoga

Cuando nacimos mi hermano y yo, mi madre dejó su trabajo y estuvo en casa todos los días desde mi nacimiento hasta que me independicé a los 20 años. Ella es increíblemente amorosa y fiel. Cada uno de mis fracasos le rompió el corazón porque en la vida no albergaba otros intereses salvo nosotros, sus hijos. Debido a su presión y protección excesiva, me sentía acorralado, y acabé con depresión. Ella se tomó mi estado como un insulto personal. Cada una de nuestras conversaciones le provocó lágrimas durante 5 años, hasta que yo, finalmente, me sumé al ejército. Hasta hoy, con frecuencia, siento que soy una mala persona que no es capaz de estar a la altura de su amor. © DBianco87 / Reddit

Fomentar falsas esperanzas

Cuando era pequeña, mis padres se divorciaron y cada uno de ellos formó su propia familia. Me quedé a vivir con mi padre y a mi madre la veía de vez en cuando. Por eso, toda mi infancia está relacionada con una serie de promesas infinitas que no cumplía. Podría decir que iba a recogerme al día siguiente e ignorarme cuando llegaba ese momento. Pero recuerdo un caso especialmente vívido. Aquel día, yo cumplía cinco años. Mi padre me despertó temprano por la mañana, me vistió, me hizo un peinado e hicimos una pequeña sesión de fotos con mi nueva muñeca de la Sirenita.

Estaba muy emocionada porque pronto llegaría mi madre, así que salí a la entrada para ver su auto. Al final, mi madrastra me dijo que ya era la hora de la siesta, las 2 de la tarde, a lo que le respondí que ese día no dormiría para no perderme el encuentro con mi madre. Y, de repente, ella dijo: “Cariño, lo siento, pero no creo que hoy venga”. Sus palabras me entristecieron, pero estuve sentada allí hasta que acabó el día. Y mi mamá nunca llegó. Tras eso, mi corazón se rompió, y ya nunca más será como antes. Siempre trata de cumplir aquello que les has prometido a tus hijos. © HolidayArmadilluhoh / Reddit

No tomarlo en serio

Entrometerse en la vida personal

En mi infancia tenía un diario personal, y mi padre tenía una manera rara de divertirse: si encontraba el cuaderno a simple vista, lo agarraba y leía en voz alta lo que estaba escrito, imitándome. Trataba de quitárselo y él lo subía lo más alto posible para que yo, incluso saltando, no pudiera alcanzarlo. Tenía un cuaderno con cerradura y a él le gustaba rebuscar en mi habitación intentando encontrar la llave. Eso le parecía divertido, pero yo no compartía su opinión: debido a sus acciones me sentía realmente incómoda. Al final, dejé de tener un diario definitivamente. Cuando se lo conté a mi padre, me dijo que no lo recordaba. Por lo visto, para él no tenía importancia alguna. © Airaniel / Reddit

No estar cerca cuando lo necesitas

Tenía unos 11 o 12 años, y estudiaba en el segundo turno, de tarde. No muy lejos de nuestra escuela vivían gitanos que nos daban miedo. Un día decidieron esperarnos a la salida de las clases. Mi amiga y yo estábamos muy asustadas. Muchos compañeros nuestros tenían que ir en la misma dirección, que no era la mía, y esos chicos salieron en grupo sin temor alguno. Pero mi amiga y yo tratamos de esperar en la escuela.

Me acordé de que mi madre tenía un día libre y la llamé sollozando, pidiéndole que viniera a recogerme. Pasaron unas dos horas y empezó a oscurecer afuera. Los gitanos se cansaron ​​de esperarnos y se fueron. Regresé a casa y vi a mi mamá y a mi hermano, siete años mayor, bebiendo té y manteniendo una conversación divertida. Resultó que ni pensaban en ir a buscarme. Desde entonces se levantó un muro de desconfianza. © Anviko / Pikabu

No respetar los secretos de los niños

Acciones indignas para un adulto

A menudo, mi tía me enviaba a una tienda y me recompensaba con dulces. Para mí, eso no era lo importante, sino su confianza y el amor. Pero una vez, en la tienda recibieron unos bombones muy ricos y caros, y me enviaron a comprar un kilo de esos. Entonces, otra tía mía decidió persuadirme diciendo: “Come unos cuantos de camino. En todo caso, luego te darán algunos y no pasará nada”. Sus argumentos me parecieron lógicos y de vuelta me comí tres o cuatro.

Al regresar a casa, esta segunda tía le dijo a la primera: “Comprueba los bombones por si nuestra sobrina ya se ha comido unos cuantos”. Tras oír esas palabras, la primera se quedó pensativa y lo comprobó. Me acusaron de robo, todos mis argumentos apelando a la segunda tía de que fue ella la que me aconsejó hacerlo cayeron en saco roto, y, para colmo, también me acusaron de ser mentirosa. Tenía unos 10 años, y ahora tengo 45. Todavía me siento mal cuando recuerdo esa historia. © Duba1972 / Pikabu

Cuando los padres tienen un hijo preferido

Cuando mis padres se divorciaron, mi papá se volvió a casar y tuvo dos hijos con su nueva esposa. Por eso, mi hermana y yo tenemos dos hermanastros. Cuando tenía unos 14 años, la familia de mi padre nos invitó a mi hermana y a mí por Navidad. Había un gran árbol con un montón de regalos debajo de este. Al final, nosotros dos estábamos sentados mirando cómo mi padre, mi madrastra y mis hermanastros abrían regalos grandes y costosos. Y nosotros recibimos una sudadera y un cheque-regalo.

En aquel momento, no fueron los regalos lo que me preocupó, sino la flagrante ausencia de esfuerzos y deseo que mi hermana y yo nos sintiéramos parte de esa familia. Todavía recordamos aquel sentimiento cuando tu propio padre no muestra interés alguno por tu desarrollo y ves cómo enfoca toda su energía en sus otros hijos. © TonkaButt / Reddit

Restricciones que asfixian

Responsabilidad por la mala conducta de los demás

Mis padres, mi primo segundo y yo fuimos al bosque a recoger fresas silvestres. En aquel momento tenía unos 5 años. Mi primo se comía enseguida todo lo que recogía, mientras que yo llenaba pacientemente mi cubo, al mismo tiempo que intentaba detener sus intentos por robarme unas cuantas fresas. Imaginaba que luego, en casa, me comería muchas de golpe.

Entonces, cuando todos subimos al auto, mi primo llevó a cabo un intento exitoso de robarme algunas de las fresas, pero yo no aguante más y le di un golpecito. Después de eso, mi padre me quitó el cubo y me dijo que no habría nada para mí, en absoluto. Desconozco el destino de esas fresas. Pasaron ya más de 20 años, pero aún recuerdo esa situación como si hubiera sucedido ayer, sumada a esa sensación de injusticia hacia mi persona. © Korellian / Pikabu

Otros lo necesitan más

En 2001, mi hermana y yo estábamos en un campamento. Pasaba casi todos los días en la biblioteca y, al final del turno, el bibliotecario premió a los mejores lectores. Me tocó mi sueño: un teléfono de juguete para atrapar anillas. Me sentía la estrella de nuestro grupo, y, al regresar a casa, ¡la estrella de toda mi calle! Un día de verano me fui con mis amigas a bañarme y dejé mi tesoro en casa, cerca del equipo de música.

Volvía a casa corriendo: tenía muchas ganas de volver a jugar con mi teléfono. Para mí era especialmente importante porque no me lo regalaron sin más, sino que ¡me lo merecía! Es fácil adivinar que mi juguete no estaba en su sitio. Fue corriendo hacia mi madre, preguntándole sobre mi teléfono. “Mi amiga, Tania, vino con su hijo para cortarse el pelo, y este se aferró a él llorando. Bueno, se lo di”, respondió.

Nunca les había gritado a mis padres hasta aquel momento. Esa fue la primera vez. Tenía tanto resentimiento y frustración que ellos se sorprendieron mucho. Luego fui a la casa de este niño, pero su madre me dijo que él ya había roto el juguete. Ni siquiera se disculpó. Esa fue mi primera decepción con la gente. © Lozbenidze / Pikabu

Inculcar desconfianza hacia el mundo

Cuando los demás siempre son mejores

En mi infancia, por televisión salía un anuncio de algunos dulces, y en él participó una actriz a la que mi madre consideraba, simplemente, una belleza absoluta. Cada vez que salía en pantalla ese video, mi madre se deshacía en elogios por la increíble apariencia de esa estrella de Hollywood. Finalmente, al perder los estribos por oír esos comentarios cada vez que se producía un corte comercial, yo expresé todo lo que pensaba: que la actriz no era tan hermosa y que tenía una apariencia extraña.

Y entonces, mi madre soltó lo siguiente: “Ella es más hermosa de lo que has sido tú alguna vez en tu vida”. Recuerdo, como si fuera ahora mismo, ese tono frío y desagradable con el que se pronunció aquello. Ella quería hacerme daño y me hirió gravemente. Hasta hoy en día sus palabras siguen en algún lugar profundo de mi memoria. Nuestra familia no estaba pasando por el mejor momento, pero nunca entenderé su reacción, porque yo me cortaría mi propia lengua antes que decirle a mi hija que no es tan bonita como alguna mujer de la tele. © La_Vikinga / Reddit

Sueños rotos

Cuando tenía ocho años me entraron muchas ganas de aprender a tocar el violín. La profesora de música dijo que yo tenía un gran potencial, pero mi padre no veía sentido alguno a comprar un instrumento. Por eso, en la siguiente clase de música, fuimos a despedirnos de la profesora. Estaba muy triste, y durante mucho tiempo trató de persuadir a mi madre para que me diera una oportunidad. Finalmente, esa docente nos dio un violín y un arco gratis, prestándonoslos por un tiempo. Lo único que tenían que hacer mis padres era comprarme un estuche, pero no lo hicieron, así que iba a las clases envolviendo el violín en un trapo y una bolsa. Es horrible, lo sé...

Nadie creyó en mí, a pesar de todos los esfuerzos de la profesora. Una noche, mi padre exigió un “concierto” para ver por qué estaba pagando dinero. No le gustó. Hizo una mueca y dijo que yo era mediocre. Y lloré amargamente. Tenía ocho años. Después sucedió aquello que nunca perdonaré a mis familiares. Fuimos al cumpleaños de mi tía (la hermana de mi padre). Esta, durante mucho rato, elogió a mi prima por sus logros en la escuela de música. Mi prima es un año mayor que yo y asistía a clases de piano. Mi madre también mencionó mis logros, pero recibió la siguiente respuesta: “¿Para qué necesita un violín? ¡Si será una limpiadora, de todos modos!”. La odio. Se acabaron mis clases de música. © Ekaterina / “Yandex. Zen”

Los chicos grandes no lloran

Autoestima denigrada

Mis padres, jóvenes, gozaban de buena apariencia. Buena genética, a la que había que sumar su estilo de vida. Mi padre hacía deporte, adoraba el turismo, era geólogo de profesión y pasaba mucho tiempo en expediciones. Mi madre es simplemente una de esas brujas que comen y no engordan. Mientras que yo siempre era una cabeza más alta que mis compañeros de clase. Luego sufrí de una úlcera de estómago y gané mucho peso. Y entonces, todo comenzó. Mi madre dijo que yo estaba gorda y mi padre lo confirmó. Cada kilo que yo perdía en mi propia batalla, mi madre lo comentaba con un “todavía te queda mucho camino por delante”.

Elegir ropa para mí siempre era una humillación. Sobre mi apariencia hubo comentarios del tipo: “No debes llevar un flequillo, tienes las mejillas de un hámster”. Ahora tengo bulimia. Siento una vergüenza tortuosa por cada trozo de comida. Al mismo tiempo, la sensación de hambre no me abandona, no siento saciedad en absoluto y puedo comer hasta reventar. Estoy convencida de que, si mis padres me hubieran apoyado, entonces no tendría estos complejos. © berenfang / Pikabu

Prohibición de sentimientos

Mi padre percibía mis lágrimas como una debilidad. Cuando estaba triste y lloraba, se ponía furioso, lo que provocaba que llorase todavía más. En la escuela secundaria empezaron mis problemas con la ansiedad y tuve que ir a un psicólogo del colegio. Cuando mi padre se enteró de esto, me llamó la reina del drama. No puedo expresar ni una sola emoción debido a cómo este se comporta conmigo. Incluso ahora, cuando ya tengo 21 años, visito a mi psiquiatra en secreto porque tengo mucho miedo de que mi padre se entere de eso y se burle de mí. © potatobug25 / Reddit

¿En tu infancia viviste historias o situaciones que hicieron que el resentimiento permaneciera contigo durante mucho tiempo? Cuéntanos a continuación. Tus comentarios son muy importantes para nosotros.

Imagen de portada berenfang / Pikabu

Comentarios

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Tengo 4 hijos, tres de ellos aún adolescentes. Siempre les digo cuanto los amo y les enseñó que todos tenemos defectos y virtudes y que la perfección no existe. Que lo más importante es estar en paz con uno mismo sin dañar a los demás. Cuando era niña, pase por muchas burlas, incluso de mis padres.

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Tengo 24 años, sufro depresión, ansiedad y baja autoestima, cuando era niña y aún hoy en día las burlas de parte de mi mamá hacia mi son frecuentes, por mi peso, por ser zurda (manicagada) como les gusta llamarme, llegue al punto de autolesionarme y cuando mi familia se entero en lugar de apoyarme se burlan, ya me internaron 2 veces en un siquiátrico y eso solo empeoró las burlas

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Holaa , te diré lo que les he dicho a las demás, si alguien te hace daño alejate por mucho que sean tus familiares, toma distancia, tu quierete, practica algún deporte, escucha musica bonita, juntate con gente bonita de corazón que te nutra,

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Mary no vuelvas a lastimarte con acciones o con pensamientos agresivos tu misma, eres lo mas hermoso y sagrado que tienes, aprende a descubrirte y a amarte!! No nesecitas la aprobación ni las críticas de nadie!

Te mando un enorme Abrazo de Alma!!

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Cuando era mas chica, tenía como unos 12 años, ya estaba la plataforma de Facebook, un día se me ocurrió abrir mi perfil y recuerdo que estaba la opción de invitar a tus contactos, después de meses sin abrirlo un primo, el cual es médico Otorrinolaringólogo, llamó muy enojado a mis papás acusándome de dar sus datos personales a gente extraña por medio de Facebook, decía cosas como que por mi culpa la integridad de él y toda su familia estaban en riesgo y que deberían de controlar lo que estaba haciendo en internet, según porque había varios "médicos" que le estaban enviando invitación de amistad por mi culpa, yo no entendía nada de lo que pasó, yo solo supe que abrí mi perfil y di invitar a mis contactos y nada más, ese día mis padres me obligaron a disculpame de algo que no entendía a base de golpes, me castigaron terriblemente y me amenazaron con sacarme de la escuela donde iba, me quitaron mi computadora, se desquitaron a tal grado conmigo que me empezaron a romper mis dibujos que con tanto esfuerzo hice porque me gustaba mucho dibujar, mis revistas y todo lo que tuviera en mi cuarto, no me dieron ninguna oportunidad de explicar lo que pasó. A partir de ese momento a mis papás no les tenía nada de confianza, dejé de dibujar, dejé de ser una niña feliz y cariñosa, hubo una guerra intrafamiliar dónde siempre había golpes y recordando ese episodio hasta que cumplí 19 años y me fui de casa de mis padres para ir a estudiar la universidad. Ese "primo" hasta la fecha le guardo mucho rencor, cada fin de año les llama a mis padres y cuando es oportunidad de hablar conmigo yo no tengo estómago para tan siquiera desearle un feliz año ni a él ni a su familia, mis papás siempre me reprochan mi mala educación con él menospreciando mi sentir.

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Son unos obtusos no te merecen,,alejate de ellos! Busca amigos sensibles ,inteligentes y buenas personas...que te valoren tal como te lo mereces !

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Cuando era niña siempre sentí que mi madre me odiaba, hasta que un día borracha me lo dijo deseando mi muerte, en ese momento entendí por que siempre se burlaba de mis intentos de sobresalir o mis ganas de aprender música o dibujo y la comparación que me hacía con mi hermano, lo hizo hasta mis 18 años, tengo 22 años soy insegura, sufro de estrés, depresión y ansiedad fue así que aprendí que tu propia familia puede lastimar te más que cualquier otra persona

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Hola, alejate de todas las personas que sean tóxicas aunque sean tus familiares, elige tu estar bien, comienza hacer ejercicio, a leer , escuchar musica bonita, quierete, aprende a tocar algún instrumento, ponte en 1er lugar siempre, crea tu propio mundo y elige a quien quieres tener cerca, tratate bonito, viaja, abrazate, Dios pondrá a las personas correctas en tu camino,

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Desde los 12 años mis padres siempre han tenido tendencia a favorecer a mi hermana en todo, discusiones, salidas, opiniones, etc. Siempre traté de sacarme esa idea de la cabeza pensando que era infantil, 8 años después siguió sucediendo y me fui de casa para no tener que soportar esa injusticia más. Un año después tuve que regresar porque me enfermé y me operaron varias veces, una tía le dijo a mi papá "ojalá con esto aprendas a valorarla por que ella está pagando todo lo mal que has hecho", mis padres me trataron con mucho amor mientras estuve enferma hasta un año después. A los 23 años empezaron de nuevo sus injusticias, se han acostumbrado a que como me siento en deuda con ellos, les haga todo en casa y me traten como una empleada, cuando no hago algo se molestan y critican mientras que mi hermana no hace las cosas y lo único que dicen mis papás es "ella es así, dejala". Tengo 28, no pasa una semana sin que yo reniegue por todo (como dicen ellos) por que no tengo derecho a mostrar más emoción que felicidad, no puedo irme de casa porque no tengo dinero pues cada vez que empiezo a ahorrar lo gasto todo pagando las Medicinas de mi mamá mientras que mi hermana no gasta ni un sol y encima le cobra cuando le presta para sus medicamentos. No puedo lanzarme a la calle porque tengo un hijito y cuyo padre me abandonó cuando enfermé. Cada día pienso en que matandome les facilitaría la vida a todos, lo único que me detiene es mi pequeñito, pero tengo miedo a despertar un día con tantos pensamientos negativos que ni eso me detenga.

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Pues sigue ahorrando, y si te pide para sus medicamentos dile que no tienes. Si te reprocha no caigas, deja que heche espuma, pero no le compres nada. Y vete de ahí, siempre se puede. Tu crees que yo tenía estabilidad económica cuando me fui de casa? No!, No tenía un hijo, pero yo aún era !enor de edad(16) sin trabajo y con ,2000 pesitos en la bolsa( no te digo que te vallas con eso, Junta más) si, fueron tiwmpos difíciles, pero ya no estaba atada a ese infierno llamado familia, tuve trabajos mal pagados, pero terminé la prepa y la Universidad. Claro, luego tuve que ir a terapia, y sabes, ahora todo está bien. Por cierto, de mi familia ya no se nada, no tengo contacto con ellos.

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Hola, ahorra poco a poco, no cargues con una maleta que no te corresponde, ahora sé egoísta y sólo piensa en ti y en ti hijo. Recuerda que tu debes crear tu propio mundo y el de tu hijo. Tu felicidad depende de ti misma. En su momento tus papas eligieron que tipo de bida querían, ahora es tu momento, piensa en ti misma, si no lo haces tú nadie lo hará.

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Quieres que te sea sincera tengo Miles de historias de este tipo todas de mi persona

La primera confiar en mí madre? No puedo cuando llegó mi primera menstruación le pedí ayuda y le dije por favor no se lo digas a nadie en una reunión toda la familia se enteró y armaron una fiesta por esto más nunca volví a confiar en ella.

Cuando tenía como seis años muy amenudo tenía pesadillas que me hacían gritar y desesperarme mucho le pedí a mi mamá que se quedará conmigo porque tenía mucho miedo nunca se quedó porque era más importante hablar con sus novios por teléfono hoy en día no confío en que alguien se quede aparte de que reacciono de manera agresiva si tengo miedo .

Mi padre recuerdo que prometió llamar para mí cumpleaños número siete pase todo el día pendiente del teléfono nunca llamo después de ahí no volví a confiar en nada de lo que me decía.

Así como esto muchísimas. Cosas más sufro de depresión ansiedad y no se que mas. Mi conclusión es que somos una generación jodia por conductas que al resto le parece insignificante y a nosotros nos marcan para toda la vida.

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Desde los 7 años mis padres me negaron toda actividad que no fuera de hombre, no podía bailar, cantar ni ser femenino o "débil". Con los años mi madre me apoyo un poco.

Recuerdo que desde pequeño intercambiaba juguetes con mi hermana porque ella prefería las herramientas, balones de basket y videojuegos, yo en cambio prefería sus muñecas con su casa hermosa, sus accesorios y ropa. Cada que mis padres me veían usando los juguetes de mi hermana me pegaban, me regañaban y me los quitaban. Siempre esperaba llegar de la escuela y jugar con "mis" muñecas (siempre las cuidaba muchisimo aunque tenía unos 8 o 9 años, incluso tenían nombres propios y vida ficticia). Un día llegué a casa y mis juguetes no estaban, lloré por saber donde estaban las muñecas, su carro, su casa y toda su ropita, mi madre me dijo que se las había regalado a la vecina porque ella si era niña y le hacían más falta. Llorando subí a mi azotea para asomarme al patio de mi vecina, mi sorpresa fue tal al ver a la niña aventando mis muñecas, despeinadas, encueradas, sucias y algunas ya sin partes, ¡En menos de un día! Lloré mucho y fuí a tocarle a la puerta, le dije que esas eran mías y que me las devolviera! Los vecinos se burlaron de mí y mi madre me metió a casa regañandome de egoísta, envidioso y "desviado" pues yo no debía de jugar con eso. Tengo 28 años, soy diseñador y tengo una hermosa colección de muñecas cada una con ropa diseñada a sus medidas. Las tengo escondidas por temor a burlas, que las tiren o se dañen.

Tengo un apego enfermizo a ellas. Siempre he ocultado mis gustos femeninos por burlas de mi hermana, de mi padre y madre.

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Sabes, lo mejor es cortar conexión con la familia toxica, ya te han hecho mucho daño, no dejes que te hagan más! Ya no son los tiempos de antes, no estarás solo!

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No puedo decir nada sobre mi familia, siempre hemos sido muy unidos. Mi mamá siempre me creyó encima de cualquier cosa. Lástima que para tantos no sea así...

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Anulación de sentimientos y emociones.

Desde que tengo memoria recuerdo como se burlaban de mi las personas por que según ellos yo lloraba mucho, me decían la lloronita y todas esas cosas refiriéndose al tema, mis padres me.decian que no lloré que no sea débil con tan sólo 3 o 4 años lo recuerdo muy bien. Luego llego una etapa en que no lloraba ni expresaba sentimiento ni emoción alguna era un ente, sólo sabía hacer una mueca de sonrisa falsa y cuando dejaban de mirarme mi cara cambiaba automáticamente, no sentía empatía por nada ni por nadie ni si quiera me dolía las tragedias familiares ni sus muertes me había convertido en alguien sin alma y hasta los 19 y 20 años era ese tipo de persona la gente me temía y por dentro me.gustaba mucho eso y a pesar de no tener emociónes hasta esa edad todo cambio cuando me enamoré o algo así por que no sabía lo que sentía fue un choque tan explosivo en mi vida que me abrumo de tal forma que no pude contenerme y explotó todo eso en un trastorno que tengo TAG más ataques de pánico, tengo 25 años y no puedo permitirme sentir emociones fuertes por que me perturban no puedo sentirme ni muy feliz ni muy triste ni nada sólo tengo que estar en modo neutro para que mis patologías mentales no me ataquen.

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Mi mamá paso mi infancia poniendome fajas para que mi figura mejorara, chantajeandome emocionalmente ante cada decisión que no le agradaba e invalidando mi tristeza y sentimientos porque debia ser una mujer fuerte, como resultado tengo problemas de confianza con mi apariencia, me cuesta expresar mis emociones de una manera sana y durante mucho tiempo el suicidio era la opcion mas lógica para mí. Ahora a pesar de la terapia es un logro expresar mis emociones sin temor.

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Cuando yo tenia como 8 años mi abuelo que vivia en otra ciudad nos mandaba cartas cada 2 semanas a mi y a mi hermano y tambien dinero. Las cartas siempre fueron de lo mas cariñosas y simpaticas y el dinero era para comprar algun dulce, pero yo empeze a ahorrarlo y bloquea mi alcancia para no poderla abrir hasta que estuviera llena. Un dia antes de ir a la escuela regrese a mi cuarto por mi mochila y veo que el dinero que tanto habia guardado por casi 2 años mis padres estaban sacando de mi alcancia burlandose y sin dejar nada :(. Despues de eso nunca jamas quise volver ah ahorrar y mis padres critican mucho que "no se ahorrar" hasta hoy.

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