22 Anestesiados que vivieron mayores vergüenzas que los chicos de “¿Qué pasó ayer?”

Historias
hace 1 año

Así como Thor necesita de la Rompetormentas para ser más poderoso, nosotros precisamos de nuestro cerebro alerta para mantener el poder de la compostura. De otra forma, revelaríamos una versión de nosotros que podría hacernos pasar la vergüenza de nuestras vidas. Por eso, hay quienes bajo el efecto de la anestesia pierden la pena o ven cosas aún más locas que un desfile de elefantes rosas.

Cuéntanos, ¿qué situación te ha hecho ponerte rojo de la pena?

  • “Le dije al anestesiólogo que mi perro chihuahua estaba más bonito que su hijo y que también era más limpio”. © Ann Rod / Facebook
  • “Yo le dije a un camillero que ’estaba de buenos bigotes’ y después grité: ’¡Uhhh!’. Luego me puse a gritar en el pasillo como el personaje de Arma mortal 4 cuando está en el dentista. Ni siquiera me habían operado, apenas me habían puesto un sedante en el suero, y todo pasó mientras me llevaban al quirófano”. © Hilda Segovia / Facebook
  • “Salí hablando francés sin saber el idioma. En mi sueño, estaba de compras con mi hija, quien vive en Francia. Sentí que una fuerza y una voz me jalaban de su mano. Era el doctor diciendo: ’Despierta, me estoy asustando’. Le empecé a reclamar en francés. Todo el equipo médico se reía y me contestaba en ese idioma. Fue una experiencia alucinante”. © Doña Gise / Facebook
  • “Cuando desperté de la anestesia de una septumplastia, estaba amarrado a la camilla de traslado y había un enfermero a mi lado cuidándome. Le pregunté: ’¿Qué pasó? ¿Por qué me amarraste?’, y se soltó riendo. Resultó que ya había despertado una vez y le había pegado al pobre. Luego me volví a dormir. Cuando me contó, le pedí disculpas. Me daba vergüenza cuando me llevaba los alimentos, y mi mamá, para compensar, le regaló productos de belleza y perfumes”. © Danny Winslet / Facebook
  • “Cuando nació mi segundo bebé, por cesárea, no me agarró totalmente la anestesia. Sentí desde que hicieron el primer corte. El doctor decía que eran mis nervios. Le dije que no, a mí eso no me daba miedo, y sentí el segundo corte. Como vio que decía la verdad, me pusieron no sé qué directamente en el suero y empecé a ver colores distorsionados. Me acordé de la película Dumbo y terminé hablando pura incoherencia, mientras mi mente en el fondo seguía sintiendo las incisiones de la cirugía”. © Sandy Bell / Facebook
  • “Hace un mes y medio me operaron, y por poco no salí de la anestesia. Me costaba mucho trabajo respirar y despertar. La enfermera me decía: ’¡Señora! Despierte y respire profundamente’. Yo solo oía la alarma de que la oxigenación y el pulso estaban bajando. En mi loquera, pensé: ’Oh no, ¡tanto dinero que he invertido en mis brackets para que ahora no vaya a lucir mi dentadura y que me vaya al hoyo muy de brackets. ¡Nooo! ¡Tengo que despertar!’. Y aquí estoy. No cabe duda de que todo depende de la actitud”. © Magdalena Torres / Facebook
  • “Yo me le declaré al cirujano diciéndole que era igual a Sean Connery (y era cierto), que lo amaba y que me casaría con él. Lo más loco es que yo nunca tuve un interés hacia él ni me había percatado del parecido”. © Norah Castillo / Facebook
  • “Cómo olvidar cuando mi hija tenía 3 años y le quitaron 2 hernias, una umbilical y otra inguinal. Previamente me preguntaba qué le iban a hacer y si dolía. Yo le enseñé mi cesárea, por donde había nacido ella, y le dije que fui valiente, que no lloré. El caso es que cuando ella salió de la operación, aún bajo los efectos de la anestesia, le preguntó a la enfermera dónde estaban sus bebés, y precisamente en esos momentos estaba la visita del director del hospital con todo su séquito. A todos les causó gracia; decían que era la mami más chiquita del hospital, y yo así de ’Trágame, tierra’”. © Neydi Bear / Facebook
  • “Fui a hacerme una endoscopia digestiva y me pusieron anestesia. Cuando desperté, estaba en otra sala conversando con una señora. Es decir, mi cuerpo siguió funcionando inconsciente. Dije: ’¿Qué pasó aquí?’. Vi a mi esposo; yo estaba sentada, él estaba abrochando mis zapatos, porque ya nos íbamos. Le pregunté cómo había salido el examen, y dijo que nunca me lo hice porque le dije al doctor que ya no quería hacérmelo”. © Maritza Alfaro Alvarez / Facebook
  • “Me anestesiaron totalmente. El doctor me dijo: ’Cuenta desde 10 hasta 0 en reversa’. Llegué a 7 y me dormí. Al despertar, seguí contando 6, 5, 4, y preguntando a qué hora iniciaría la cirugía”. © Doris Pierina Chacón / Facebook
  • “Cuando me hice una endoscopia, me anestesiaron, y de repente me sentaron en la camilla para despertarme. Les dije ’Pero ¿a qué hora hacen la endoscopia? Llevo un montón de tiempo aquí’, y me contestaron, medio riéndose: ’Ya la hicimos, dormiste 45 minutos’. Yo dije que era mentira. Me respondieron: ’Sí, mira, tienes mojada la camiseta’, y estaba toda babeada”. © Katherine Rivas / Facebook
  • “Yo llevaba 3 días sin comer; había bebido puro suero antes de la operación. No me quería despertar, y por un buen rato solo escuché que me decían que me despertara y que mis familiares estaban afuera preguntando cómo estaba. Respondí: ’Pues bien, dígales que me traigan un combo de Whopper doble, me tienen hambreando acá’. Todo el personal médico se reía de que lo que estaba soñando era una hamburguesa”. © Karla Caballero Ponce / Facebook
  • “Cuando desperté de mi cirugía, estaban mi madrastra, una tía y la enfermera. Les dije: ’Tranquilas, ahora les hago algo de comer, no se vayan’, y después me comentaron que yo había llamado a medio pueblo para contarle que estaba bien”. © Jade Maceo / Facebook
  • “Cuando desperté de la anestesia de mi tercera cesárea, sé que le di una bofetada al doctor. Luego, subió a verme a la habitación, asomó la cabeza y me dijo, tocándose la cara: ’Todavía me duele’”. © Pili Carro Fernandez / Facebook
  • “Me anestesiaron para una endoscopia y terminé intentando emparejar al doctor con la asistente y diciéndole que le hiciera caso, que a mí también me gustaban mayores, que me gustaba un maestro de la universidad. Me terminaron aplaudiendo. El doctor decía: ’Necesitamos más pacientes así’. Yo le decía a la muchacha: ’Hazme caso, acéptale el café al doctor. Que viva el amor’. Mi esposo se mataba de risa”. © Vir Virginia Herrera / Facebook
  • “Después de la cirugía de vesícula, le dije al residente que era muy guapo y que regresaría a ver si me había extrañado para la próxima vez. También le mencioné: ’No le comente a mi esposo. Está afuera, y se sentiría celoso. Es tan bueno y noble, pero no tan guapo como usted’. Al estar más consciente, la enfermera me contó lo que había dicho, ¡qué vergüenza! Tan lindo mi esposo, solo me dijo: ’Ay, amor, tú de coqueta. Tienes marido y no lo respetas’, y se rio tiernamente”. © Katy Lazaro Vivas / Facebook
  • “Mi mamá dijo: ’Todavía está con la pupila dilatada’, y yo di la explicación biológica de las partes del ojo (pupila, cristalino, humor vítreo, humor acuoso). Recién lo había estudiado en el colegio”. © Alejandra Lopez / Facebook
Ten en cuenta: este artículo se actualizó en enero de 2023 para corregir el material de respaldo y las inexactitudes fácticas.

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