20 Consejos de los abuelitos que nuestros lectores recuerdan con cariño

Historias
hace 1 año

Los años suelen ser símbolo de sabiduría y experiencia, por eso no es raro que dentro de las familias, los abuelos se conviertan en los consejeros amorosos que guían a los más jóvenes. Seguramente todos guardamos, con cariño, un recuerdo de nuestro abuelito o abuelita secándonos las lágrimas mientras nos consolaban con palabras llenas de amor y ternura.

En Genial.guru queremos exaltar la sabiduría de los mayores haciendo una recopilación de consejos y enseñanzas que nos dejaron nuestros abuelos.

  • En una ocasión le pedí consejo a mi abuelo materno de cómo hacer para que mi hijo fuera un hombre de bien y me dijo: “Jamás le pegues, con golpes no ganas nada. Corrígelo, sí, pero hablando con él”. Tuvo mucha razón, ahora tengo un joven de 20 años muy educado. Sigo poniendo en práctica el consejo de mi “papá Toño”, como le decíamos. ©️ Mary Andrade / Facebook
  • El mejor consejo que me dio mi abuela fue aprender a querer la cultura y el estudio. Desde niña amé los libros y la lectura, mi abuelita nos contaba cuentos y yo los aprendía de memoria. Recuerdo que nos hacía las navidades mágicas, solo para mantener viva la ilusión. Me enseñó que el cine, el teatro y la música eran necesarios para vivir. Y un consejo que nunca olvido es que decía que el juego era necesario para la niñez, no solo comida y obediencia. Los niños necesitan primero jugar y luego todo lo demás. ©️ Carlota López Valle / Facebook
  • Mis abuelitos solían dar consejos con dichos muy graciosos. Uno que siempre recuerdo es: “El que es tonto al cielo no va, lo friegan aquí y lo friegan allá”. Qué razón tenían. ©️ Claudia Patricia Hernandez Ussa / Facebook
  • Mi abuelo paterno me dijo que siempre hay que ser puntual en el trabajo y que si me costaba levantarme, entonces comprara un buen despertador. Lo hice y a partir de ahí nunca llego tarde al trabajo. ©️ Carmen Ortiz / Facebook

  • Mi abuelo me enseñó: “Todos los trabajos tienen su huesecito que roer”. El trabajo no siempre es fácil, pero hay que ser responsable y esforzarse, tal y como lo ha hecho él, un ejemplo a seguir, que a sus 92 años aún trabaja la tierra. ©️ Andrea Rual / Facebook
  • Mi abuelo me dijo un día: “Mija, estudie inglés que esta es una ciudad de turistas; aprenda a teclear en la máquina de escribir con los ojos cerrados (me regaló una que aún conservo); sea alguien en la vida, ya que yo no pude por quedar ciego tan joven”. Ya mi abuelito tiene tres años en el cielo y lo extraño mucho. Le hice caso y por él soy quien soy en la vida. Cómo lo amo y cómo anhelaría poder abrazarlo una vez más. Hoy trabajo con el idioma, atiendo a los extranjeros y con computadoras. Estudié dos carreras técnicas y una profesional. Mi abuelito amado, una de mis motivaciones para no darme por vencida, aun ciego trabajaba la latonería y hacía carritos de madera. ©️ Déborah Ram / Facebook
  • Mi abuelo materno, con la sabiduría de sus años, me advirtió: “Cuídate de que ese hombre no se case contigo solo para obtener la ciudadanía”. Me casé, porque pensé que no era cierto y resultó ser una verdad dolorosa. Tuve dos hijos maravillosos, que crie sola porque me enfermé y, antes de que me recuperara, el padre nos abandonó a nuestra suerte. Afortunadamente, todo salió bien, soy una guerrera invencible que ama a sus hijos y ama la vida. ©️ Grisel P — Diaz / Facebook
  • Los consejos de mis abuelos venían con su ejemplo. Me llevaban a ver obras de arte en los teatros y cines: ópera, ballet y películas italianas y francesas. También leían conmigo literatura universal. Nunca precisaron darme consejos como tales, pero me orientaron en la cultura y la educación intelectual. ©️ Rosalia Kullock Sosa / Facebook
  • El consejo de mi abuela Tella era: “No busques pelea, pero tampoco te dejes”. Y mi abuelo Luis, su esposo, decía: “Nunca te vayas a dormir peleada con tu marido”. ©️ Yolizz Castillo Pinedha / Facebook
  • Mi abuelo me dio este sabio consejo: “Si algún día viajas en el tiempo, no toques nada; porque el más pequeño cambio podría alterar el futuro como no te lo imaginas”. ©️ Julio Riveros / Facebook
  • Cuando tenía 5 años, estaba tratando de tender mi cama y no podía hacerlo, era mi primera vez. Me estaba desesperando y tenía ganas de llorar; entonces mi abuelita entró, me miró con una ternura indescriptible y me dijo: “Tranquilo, para que una puerta se abra, tienes que tocar cien”. En ese momento no entendí claramente, pero hice una pausa, respiré y por fin pude terminar mi misión. Ahora una de mis cualidades más sobresalientes es la paciencia.
  • Recién había terminado una relación de casi 5 años. Mi ex se iba a mudar a otra ciudad por trabajo y yo estaba tratando de superarlo. Nos separamos en buenos términos y acordamos mantener la amistad. Una tarde, me senté a conversar con mi abuelita, le conté la situación en la que estaba y ella me reveló que por un tiempo tuvo que separarse de mi abuelo y tener una relación a distancia. A ella le llegaban chismes de mi abuelito, pero los ignoraba. Entonces me dijo: “Lo que es para ti nadie te lo quita, y puede ser que él conozca a otras personas y salgan y se diviertan juntos, pero si el amor que ustedes dos se tienen es de verdad, nada lo va a cambiar”. Me llenó de esperanza, aunque yo por dentro pensaba “ay, abuelita, qué lindo todo lo que me cuentas, pero quiero superarlo, no ilusionarme más”.
  • Después de que muchas personas lo intentaron en vano, mi abuelo me enseñó, con éxito, a atarme los cordones de los tenis. Cada día al levantarme y vestirme, cuando me pongo los zapatos y me los amarro, me acuerdo de él.
  • Mi padre, a quien todos confundían con mi abuelo porque era mayor, era un maestro del refranero español, pero hay uno de sus dichos que me marcó de por vida. Siempre que me veía agobiada por algo o nerviosa, me decía: “Todo tiene solución menos la muerte”, y me invitaba a mantener la calma, pensar en frío y tener una actitud positiva. Es una frase que se quedó muy grabada en mi mente y es la primera que viene a mi cabeza cada vez que me agobio por algo. Esa simple pero poderosa frase se convirtió en mi eslogan de vida. Ahora mi padre tiene 80 años, ya es abuelo, y mis hijos ya han oído esa frase cientos de veces: “Como dice tu abuelo, todo tiene solución menos la muerte”.
  • En una época, yo vivía muy alterada porque estaba en tesis de carrera y por necesidad económica tenía un trabajo que no me gustaba. Llegaba agotada a casa, mi horario era un horror. Ya no sabía qué hacer, de verdad me sentía agobiada y entonces mi abuelita me comentó: “Chiquita, a veces en la vida tienes que evaluar tu bienestar, la carrera está antes que el dinero. Si no te gusta tu trabajo, renuncia; dedícale tiempo a lo que de verdad importa y ya verás que llegará un trabajo que te guste y que valore tu talento, ten paciencia. Te lo digo yo que ya tengo... ni sé cuántos años tengo, ya se me olvidó de lo vieja que estoy”. Lo medité mucho y seguí el consejo, fue la mejor decisión.
  • Mi abuelita nunca se preocupó por ella por estar pendiente de los demás y terminó sus últimos años en un ancianato, sola, en una habitación fría. Ella solía decir que mientras no le doliera la lengua, todo estaba bien. Yo la visitaba y me entristecía verla allá, pero era poco lo que podía hacer para ayudarla. Su lengua al fin le dolió; su voz, su fuerza y su cuerpo terminaron por apagarse. A veces siento que estoy siguiendo sus pasos y, aunque no lo dijo en vida, me parece que la escucho en sueños diciéndome: “No podemos ni debemos olvidarnos de nosotros, es importante cuidarnos, estar bien, amarnos, sonreír y abrazarnos”. Hoy entiendo que mis hijas crecerán, mis padres un día se irán, mi pareja no sé si estará, que la juventud se acaba y es nuestro presente el que nos da la oportunidad de tomar acción y decisiones día a día. Abuelita, espero que donde estés, estés llena de luz y que una sonrisa dibuje tu alma. Te extraño.


¿Cuál es ese consejo que tus abuelos o tus padres te dieron y no has podido olvidar? ¿Qué les recomendarías a nuestros lectores más jóvenes?

Imagen de portada Jennifer Sosa / Facebook

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