20 Historias de entrevistas de trabajo incómodas que pueden ser muy inspiradoras (pero para una comedia)

Historias
hace 1 año

Las entrevistas laborales suelen ser un momento con mucha más tensión que una película de terror. Y no solo por nuestros nervios al querer conseguir el trabajo, sino porque para ello debemos generarle una buena impresión a un completo desconocido con las mismas posibilidades que hay de enamorar a alguien a primera vista. A veces tenemos éxito, pero en otras ocasiones, alguna palabra de más dicha por cualquiera en la conversación puede volver la situación toda una comedia, aunque en el momento no nos cause nada de risa.

En Genial.guru reunimos 20 conversaciones incómodas en entrevistas de trabajo que podrían ser la inspiración para una nueva temporada de The Office.

  • —¿Tienes hermanos?
    —No.
    —¿Primos?
    —Sí, pero todos son mucho mayores que yo.
    —¿Te afectó el hecho de que tus primos sean mayores que tú?
    —¿Eh? © Mily Contreras / Facebook
  • En una entrevista cometí el error más ridículo de mi vida. Me preguntaron cuál era mi satisfacción más grande de los últimos dos años laborales y respondí: “¡Estoy orgullosa de mi ovulación constante!” (quería decir “evolución”). Se rieron tanto que casi se le va el aire a la mujer de recursos humanos. No obtuve el trabajo, seguramente me vieron muy hormonal. © Berenice Huerta / Facebook
  • “¿Tiene experiencia laboral?”. Señor, es mi primer trabajo, solo tengo 16 años. © Maria Rosario Hidalgo / Facebook
  • Terminé mi segunda carrera profesional a los 26 años. Cuando me presenté en una entrevista para hacer mi práctica profesional, la mujer que me entrevistó me preguntó: “¿Por qué estudiaste siendo tan vieja?”. Obviamente no quedé, de todas formas seguí estudiando y me titulé a los 42 años en mi quinta carrera. © Sandra Prieto Silva / Facebook
  • “¿Cómo vas a ser responsable para el trabajo si tienes un hijo?”. ¿Qué mejor motivo se puede tener que un hijo y necesitar lo indispensable para su bienestar? © Mayumi Carmona Bello / Facebook
  • —¿Cómo considera su escala de valores?
    —Por lo pronto, de mejor calidad que la suya, me acabo de percatar de cómo trata usted a la empleada de limpieza.
    —Nosotros le hablaremos.
    —No se moleste, si usted trabaja aquí, no me interesa trabajar en una compañía de prepotentes.
    Me levanté para largarme de allí.
    A los tres días me hablaron de la gerencia de la compañía para que por favor contestara un cuestionario relativo a la calidad de mi reciente entrevista con el gerente de ventas. Contesté brevemente lo que expuse arriba. Me quedé con el empleo y el tipo ese fue despedido. © Luis Tapia / Facebook
  • En una entrevista la extraña no fue la pregunta, sino yo. Me preguntaron mi nombre, lo olvidé y me puse a llorar porque no lograba recordar cómo me llamaba. © Karmen Bueno / Facebook
  • Me postulaba para cajera en una financiera, presenté mi currículum y me llamaron. La administradora era muy joven, y me preguntó cómo vendería un lapicero. Me dijo: “Imagínate que soy un magnate y necesitas venderme todo un camión de lapiceros”. Me habló de su gran trayectoria y de que ella sabía cómo vender hasta una piedra. Le aclaré que no hacía ventas y que venía por el puesto de cajera, el cual dominaba muy bien. Me paré, le agradecí y le dije que esperaba que encontrara un buen vendedor de lapiceros, y salí de ahí. A los tres meses cerraron por quiebre, supongo que no supieron ofrecer el camión de lapiceros. © bet Jorelli Espinoza Reina / Facebook
  • Hace años me estaban haciendo una entrevista de trabajo, iba todo bien, yo hablaba y el entrevistador escribía. De repente me dijo que sacara la lengua y al hacerlo me untó un sello para pegarlo en un sobre. © Jeni Prieto / Facebook
  • En una entrevista me dijeron que me iban a pagar la mitad de lo que yo pedía, pero a cambio me enseñarían a administrar el dinero para que me alcanzara el sueldo. Y claro que no acepté. © Manuel Ovando Reyes / Facebook
  • Me preguntaron si estaba dispuesta a mentir. Soy técnica relojera y sé que hay maquinarias de buena calidad y garantía de durabilidad y eficiencia. El dueño del negocio quería que tratara de vender un mal producto como bueno. Me negué y no accedí al puesto. © Maria Rosa Rovira / Facebook
  • Me preguntaron si había encontrado injusto mi último despido, respondí que la vida no era justa y me dieron el trabajo. © Jessy Mahuzier / Facebook
  • En una entrevista grupal, teníamos una hoja que decía: “Diga estas palabras en voz alta: ’Yo me dejo mandar y haré todo lo que me digan que haga’”. Algunos lo hicieron, pero yo dije: “Claro que no, no soy un robot”. Me levanté y le pedí mis documentos al entrevistador, que extrañado y molesto me miraba. Terminé diciendo: “Soy un ser humano, no tu esclava”. Lo peor de todo es que mi esposo también había ido a la entrevista y él sí contestó en voz alta. © Claudia Gonzalez / Facebook
  • La psicóloga insistía en que tenía que ver algo en una de las manchas que me mostraba. La miré muchas veces, la giré al derecho y al revés: “Es que en esta veo una mancha”. Me respondió: “¡Es que tienes que ver algo!”. A lo que le respondí, pasándole la hoja: “¿Qué ves tú?”. Se enojó y me pidió que saliera. Aún recuerdo su cara de sorprendida. © Álvaro Daniel Ahumada Guerra / Facebook
  • —¿Cuál es tu debilidad?
    —Dormir hasta tarde.
    Pero obviamente no se lo iba a decir. © Soledad Recci / Facebook
  • Una vez llegué a una entrevista de trabajo y me recibió una mujer asiática que me hablaba en chino. Ella hablaba en su idioma mirando mi solicitud y yo contestaba en español. Yo sudaba y me sentía nerviosa, quería salir corriendo. Al terminar se levantó, y en español me dijo: “Felicidades, el puesto es tuyo”. Casi muero de los nervios. © Maria Marcela Vargas / Facebook

¿Qué entrevistas has tenido que comenzaron siendo incómodas y se volvieron toda una comedia? ¿Tienes algún tip para compartir que pueda transformar una solicitud de trabajo en todo un éxito?

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