20 Historias sobre el mundo de infinitas ocurrencias que puede ser la mente de un niño

Historias
hace 2 años

Se dice que durante los primeros 3 años de vida, los niños tienen el período más intensivo en la adquisición de las habilidades relacionadas con el lenguaje, especialmente si están expuestos a un entorno lleno de imágenes y sonidos. Cuando al fin llega el momento en que los niños pueden hablar, sus divertidas e inteligentes ocurrencias no dejan de parecernos maravillosas.

En Genial.guru queremos compartir las mejores respuestas de los lectores al pedirles que contaran una conversación con sus hijos que los haya sorprendido por su lógica de hierro.

  • En una ocasión, mi sobrino se quedó callado mirando hacia afuera del auto en el que viajábamos. Nos extrañamos un poco, porque a sus 5 años era muy activo, despierto, espontáneo y se interesaba en saber de todo. Así que le preguntamos:
    —¿Qué pasó, te quedaste dormido?
    Con su pequeña vocecita dijo:
    —Estoy viendo lo que el efecto del humo de los carros le puede hacer a nuestra capa de ozono.
    Eran los 90 y aún algunos en el auto no sabían lo que era la capa de ozono. El silencio fue largo y vergonzoso. Hoy mi sobrino es ingeniero petrolero. Estoy segura de que su corazón de niño lo llevó a elegir esta profesión para mejorar el mundo. © Danica Salinas / Facebook
  • Cuando mi hijo mudó su primer diente, le dije:
    —Debes poner tu diente en la almohada para que venga el ratón de los dientes por él y te deje una recompensa.
    A lo que me respondió:
    —Mamá, si yo veo un ratón aquí, lo voy a sacar con la escoba. © Diaura Chavez / Facebook
  • Tengo dos nietos. Uno soñador y el otro realista. El soñador dijo:
    —Me gustaría que todo fuera de nieve.
    El realista le contestó:
    —Entonces, todo se derretiría. © Kim Quillis / Facebook
  • Soy docente de preescolar y en una oportunidad, estaban monitoreando mi trabajo con los niños de 5 años en una clase de ciencias. Estábamos estudiando los beneficios de las lombrices en el cultivo de plantas y decidimos realizar la lombricultura para obtener humus. En la clase, una niña me preguntó:
    —Señorita (enseñando la lombriz), ¿dónde está su cabeza?
    ¡Chispas! Esa pregunta no me la esperaba. Recordé que ella debía sacar sus hipótesis, así que para salir del apuro le pregunté:
    —¿Tú dónde crees que estará la cabeza?
    —Mmmm —dijo—, ¡ya sé! ¡Aquí está la cabeza!
    Luego le pregunté cómo lo sabía, a lo que me respondió:
    —¡Porque avanza para ese lado, señorita! Ahí está la cabeza.
    Solo me quedó aplaudirla. © Lidia Campos / Facebook
  • A mi hijo le gustaba mucho dormir conmigo, entonces una vez mi esposo le dijo:
    —Los hombres no tienen miedo y duermen solos.
    Mi hijo le respondió:
    —¿Y tú por qué duermes con mamá?
    En ese entonces, él tenía 5 años. © Giova Zapata Juarez / Facebook
  • Le dije a mi sobrino que no podía comer pepino a la noche porque es muy frío, y me respondió muy seguro:
    —Mi panza no sabe si es de noche o de día, mi digestión es igual sin importar la hora. © Ady Gtez / Facebook
  • Un día mi hijo comía una paleta y su primita, que tenía entre 2 y 3 años, de repente se la arrebató de la boca. Ella empezó a comer el dulce como si nada, mientras su tía veía lo que pasaba. Mi hijo volteó a verme por un segundo, y luego miró a su tía y le dijo:
    —Tía, ¿es así como educas a tus hijos?
    Quedé asombrada, él tenía entre 5 y 6 años. © Nancy D Casanova / Facebook
  • Mi hija tenía unos 6 años cuando me preguntó sobre la nacionalidad de las personas. Le expliqué lo poco que sabía: que perteneces al país donde naces y que si al menos uno de los padres es de otro país, existe la posibilidad de adquirir otra nacionalidad. Entonces, como es habitual en ella, quería profundizar en el tema y me preguntó:
    —¿Qué pasa en aguas internacionales?
    Traté de explicarle con un ejemplo y le dije que si hubiese estado en un barco cuando nació su hermana, la nacionalidad de ella sería la del barco en el íbamos viajando. Me respondió tratando de hacerlo más complicado:
    —¿Y si vas nadando y nace mi hermana?
    Me reí mucho y le dije que yo no era una ballena. © Rosa María Manzano Mendiola / Facebook
  • Tengo estrías en los glúteos y recuerdo que me bañaba con mi hija cuando era muy pequeña. Un día de repente me dijo:
    —Mami, me gustan tus rayas.
    Yo, toda encantada, le dije:
    —¿Verdad, mi amor? ¡Gracias!
    Después completó su diálogo diciendo que le gustaba porque parecía una cebra. Cada vez que lo recuerdo me da mucha risa. © Diab Juskeili / Facebook
  • Cuando una de mis hijas tenía 4 años, me preguntó qué eran las várices. Le contesté que eran unas venitas que resaltan más que otras. Le mostré algunas que tengo en las piernas y muy asombrada cerró los ojos, mientras señalaba algunas venitas que se veían en sus párpados. Luego me dijo sorprendida:
    —¡No puede ser, tengo várices en los ojos! © Cecy DL / Facebook
  • Cuando mi hermana tenía 5 años, escribió: “Te quiero mucho”. Luego se acercó y me dijo que ya sabía leer. Se detuvo a mirar la imagen y dijo:
    —Te quiero muco.
    Cuando le dije que lo había leído mal, se quedó pensativa y me respondió:
    —¡No, porque la letra h es muda!
    La verdad, en ese momento no supe cuestionar su respuesta. © Diana Katherine Savoie / Facebook
  • Mi hijo, desde que tenía 5 años, me corrige cuando sabe que algo está mal. Un día mi hermana me dijo que le quería comprar un juguete a mi sobrino. Entonces él le dijo:
    —Te estabas quejando porque no tienes dinero, y ¿quieres comprarle algo? © Itzel CR / Facebook
  • Hace unos días me quitaron unos dientes que me estaban dando problemas, y pues a mí me incomodaba estar sin mis dientes mientras me ponían los otros. Cuando la dentista me dijo que me los quitaría, me dio mucha tristeza y lloré. Se lo comenté a mi hermana y mi sobrina de 6 años escuchó. La niña me dijo muy tranquila:
    —¡Ay, tía, solo son unos dientes!
    Ojalá los adultos viéramos la vida tan sencilla como la ven los niños. © Eloisa Pavia / Facebook
  • Le dije a mi hijo que debía recoger los zapatos del suelo. Si no me obedecía, le iba a decir a su papá para que no le comprara juguetes. Me respondió:
    —Pues dile, igual yo les pido a los Reyes Magos y ellos me los van a traer. © Olga Moreno / Facebook
  • Mi pequeña de 3 añitos tiene un gran amor por los animales domésticos que tenemos. A ella le gusta decir que son de la familia, no le gusta que matemos a las hormigas porque dice que son trabajadoras de la tierra. Tampoco le gusta que separemos a los pollitos de la gallina porque piensa que ellos van a estar tristes si hacemos eso.
    Me dice que a todos los animalitos hay que cuidarlos porque tienen una familia que los espera siempre. Todo me lo dijo en una conversación que tuvimos. Lloré al escuchar a mi pequeña querer tanto a los animalitos. © Gaby Velazquez / Facebook

Las respuestas que los niños les dan a los adultos nos pueden dejar con la boca abierta. ¡Anímate a sumar historias! Cuéntanos qué otra ocurrencia de un niño recuerdas.

Imagen de portada Cecy DL / Facebook

Comentarios

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El mejor fue el que respondió a su padre que por qué dormía acompañado de su madre

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Me quedo con la historia de la niña que ponía 3 dedos en las fotos jajajajaja

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