21 Niños que podrían hacernos pensar que el más allá está muy cerca

Historias
hace 11 meses

Los niños son capaces de sorprendernos con su inocencia y su ternura, y sus juegos llenan de alegría y felicidad a sus progenitores. Sin embargo, existen momentos en los que sus comentarios infantiles parecen los de un viajero en el tiempo que viene del pasado, y es entonces cuando nos preguntamos si de verdad existe un lugar al que van los muertos, o si finalmente hay una vida después de la muerte.

  • Un día iba con mi hija, recién había cumplido tres años, y pasamos cerca de un señor que estaba sentado con una bicicleta al lado y le dijo: “Oye”, lo llamó por su nombre y le sonrió; el señor me miró, y yo a él. Luego le pregunté: “Mi amor, ¿quién es ese señor?”. Y me dijo: “Mamá, él era mi amigo cuando yo era grande y no estaba contigo”. Quedé fría. © Mely Ann / Facebook
  • Mi segundo hijo me dijo que él antes vivía en la calle con un hermano más pequeño que él, que hubo una explosión y su hermanito se murió, que después él caminó y caminó buscando un refugio hasta que se quedó dormido. Cuando despertó, me encontró a mí, a su papá y a su hermano mayor. © Alejandra Antúnez / Facebook
  • Hace casi cuatro años que falleció mi hermana, ella era como mi madre. En ese entonces mi hija tenía un año y medio. Recuerdo que ya mi hija tenía cuatro años cuando comencé a escuchar la música que oía mi hermana. Entonces, mi hija me dijo muy emocionada: “Esas canciones me gustaban cuando tú eras chiquita y yo te cuidaba”; en ese momento me congelé, lloré y la abracé muy fuerte. © Angy Arangoa / Facebook
  • Mi hijo menor, que hoy tiene catorce años, nació tres meses después de la muerte de mi abuelita. Yo no sabía que estaba embarazada hasta una semana después de su partida. Cuando él era pequeño, yo iba al cementerio a verla, le pregunté qué flores le compraba para llevarle y él me dijo que cualquiera, pero que tenían que ser amarillas. Le pregunté por qué decía eso y me contestó que la abuelita le había dicho que le gustaba ese color. Efectivamente, ese era su color favorito. © Ingrid Del Pilar Muñoz / Facebook
  • Mi hija, de tres o cuatro años, me dijo que yo de bebé era muy linda y que ella me bañaba y me cambiaba. Me mostró una foto, en blanco y negro, en la que yo estaba cuando era pequeña. Entonces me dijo que con ese vestido blanco con puntitos rojos me veía muy bella. Me dieron escalofríos. Ahora ella no recuerda nada, pero cuanto más crece, la veo con muchas actitudes de mi papá, a quien mi hija no llegó a conocer. © Jacqueline Patricia Arze Flores / Facebook
  • Mis hijas son gemelas. Hace un mes, aproximadamente, en la parada del bus para ir al jardín, una señora notó a mis hijas, pues llaman mucho la atención y son muy escandalosas. Comenzaron a hablar con la señora y les dijo que ella también era gemela, pero que su hermana ya había fallecido, que ellas le recordaron a su hermana, porque también eran así de unidas. Entonces mis hijas le dijeron, un poco tristes, que no se preocupara, que su hermana estaba ahí con ella y la señora les dijo: “¡Ay! Qué lindas, sí, mi hermana siempre está en mi corazón”. Y mis hijas le respondieron: “¡No! Está ahí, a tu lado, ella dice que siempre está contigo”. © Isamara Escobar Velazco / Facebook
  • Mi niño de dos años y cuatro meses nos contó, a media lengua y explicando con sus manitos, que él iba en un auto y de pronto vino otro auto, que él tocaba y tocaba el “tuuuu, tuuuu”, pero que el otro no le hizo caso. Mi niño empezó a llorar y continuó explicando que luego dio vueltas y vueltas hasta caer al agua, que se golpeó la cabeza y la carita, y que después empezó a cerrar los ojitos. © Ferrel Ruiz Muriel / Facebook
  • Mi sobrino de cinco años me estaba tocando la panza, entonces le pregunté por qué le gustaba tocar la piel de la barriga. Me dijo: “Porque se sentía bonito cuando yo estaba adentro”. Le respondí: “¡Ah! Sí. Cuando estabas dentro de la panza de tu mamá”. Me contestó: “No, es que yo estaba dentro de tu barriga, pero como no pude llegar, me fui con mi mamá”. Le pregunté si él había estado en mi panza y me dijo que sí, pero que luego se había ido con su mamá y su papá. Se me salieron las lágrimas. Yo perdí un bebé muchos años antes de que mi sobrino naciera. © Monnie Medraanno / Facebook
  • Siempre que íbamos por el pan y pasábamos por una casa de madera en la que afuera estaba una ancianita sentada, mi hijo de cuatro años me decía que ella era su abuelita y que él vivió ahí. Todos los días mi hijo le decía adiós con la mano y la abuelita le contestaba a lo lejos el saludo. Un día me armé de valor y me animé a tocar a su portón y hablarle. Salió un señor y me preguntó qué deseaba. Le conté lo que mi hijo me decía. Nos permitió pasar y mi hijo corrió abrazar a la abuelita. Ella le dijo: “¿Dónde estabas?”. Mi hijo solo sonreía. Los señores me contaron que tenían un nieto de ocho años que falleció en el 2011. Cuando me dieron la fecha en la que murió su nieto, era la fecha de nacimiento de mi hijo. © Danniella Danniella / Facebook
  • Un día, mi hijo de seis años me dijo que había soñado que era mi hermano, que tenía diez años y que me estaba llevando a mí a la escuela, porque yo en el sueño era su hermana menor. Lo extraño es que mi hermano mayor murió cuando tenía diez años, y cuando mi hijo ve fotos de él, dice: “Ese soy yo, ¿verdad, mamá?”. Curiosamente, le gustan las mismas cosas que le gustaban a mi hermano. © Vane Flores / Facebook
  • Cuando mi hijo tenía cuatro años, me dijo: “¿Recuerdas cuando eras niño y estabas jugando en la barranca? Yo estaba ahí y te cuidé para que no te pasara nada malo”. Nunca le conté que cuando yo era niño, estaba jugando en la barranca que estaba frente a mi casa, y me resbalé y me hice una herida profunda, que según la médica, podría haber sido fatal. Me sorprendió su comentario, porque mi hijo tiene autismo y jamás le conté mi historia. © Oscar Sanchez Crisostomo / Facebook
  • Hace tres noches mi hijo de dos años me agarró la cara, me miró a los ojos y me dijo: “Te amo, hija”. “¿Qué?”, dije, y él repitió: “Te amo, hija”. Mi papá falleció antes de que él naciera, y yo lo extraño realmente mucho. © Vero Lamas / Facebook
  • Mi hijo de siete años me contó que él, cuando era grande, tenía un traje negro y tocaba el piano y que era muy feliz. En unos días comienza sus clases de piano y no deja de hablar del tema. Yo creo que tiene que ver con su otra vida. © Gaby Sosa / Facebook
  • Mi hija tiene 5 años, dice que ella vivía en el planeta rojo y que su madre se llamaba Tim. Siempre que ve o aprende algo nuevo, dice: “Mi mamá, Tim, ya me había enseñado eso”. © Gio Castro / Facebook
  • Cuando se cumplió un año del fallecimiento de mi madre, quedé embarazada de mi única hija. Siempre pensé que tal vez mi madre me la había mandado para que no me sintiera tan triste. Mi sorpresa fue cuando mi hija tenía dos años, una vez que yo la estaba regañando, me dijo: “No me regañes así, mija, yo soy tu mamá”. Durante mucho tiempo me dijo cosas parecidas. De hecho, una comadre se asustó cuando la escuchó. © Biacha Tello / Facebook
  • Fui de viaje con mi hijo de siete años a un pueblo cerca de casa. Era un pueblito que visité de niña con mis padres y mi único hermano. Antes de bajarnos del carro, mi hijo me dijo: “Mamá, ya llegamos al lugar en el que tú y mis abuelos jugaban al fútbol y corrían; yo te vi, mamá, te vi jugando con mi tío y se reían mucho; yo te veía desde arriba”. Le pregunté a mi hijo cómo sabía eso y él me respondió: “Estaba esperándote, mamá, esperando a que tú crecieras”. Fue lo más alucinante que escuché en mi vida. Sonreí y me puse a llorar abrazando a mi hijo. © Staci Effie Garcia Mendoza / Facebook
  • Mi hija, que casi tiene seis años, en una ocasión, cuando tenía cuatro años, mientras veíamos una película se quedó mirándome y me dijo: “Qué linda eres, mami”, y yo: “¡Ay! Gracias, amor”. Luego me dijo: “Por eso te elegí, cuando te vi quise que fueras mi mami”. Anonadada, pero tratando de no cambiar mi tono de voz, le pregunté: “¿Dónde me viste?”. Me contestó: “Antes de estar en tu pancita, te vi”. © Aída Cárdenas de Hernández / Facebook

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