21 Personas recordaron por qué de niñas eran las más raras del salón

Historias
hace 1 año

Admitámoslo, todos tenemos una anécdota de cuando éramos pequeños que nos parece graciosa por lo extraña que podía llegar a ser nuestra imaginación. Teníamos la capacidad de divertirnos o de asustarnos con casi cualquier historia, gracias a que no le poníamos frenos a nuestra creatividad. Hoy puede ser que veamos hacia atrás y sintamos vergüenza de algunas de ellas, pero recuerda: lo que nos hizo raros de niños es lo que nos volvió especiales de grandes, y hoy somos lo que somos por toda esa curiosidad, que sigue dentro de nosotros y que podemos despertar cuando la necesitemos.

En Genial.guru recopilamos algunas historias de los usuarios y de nuestro equipo que muestran que todos fuimos únicos y lo seguimos siendo.

  • De niño les tenía un miedo mortal a los zombis. Pensaba que salían todas las noches buscando gente para comer. Antes de acostarme tiraba carne fría en el patio delantero como ofrenda de paz, para que ellos la comieran en vez de a mí. Cuando mis padres se dieron cuenta, conversaron conmigo y me tranquilizaron. © stup*dbabydoll / Reddit
  • Trataba a todos los objetos inanimados como si fueran conscientes. Entonces, cuando sacaba un tenedor del cajón, me disculpaba con los demás y les decía que pronto les llegaría el turno. Realmente me sentía mal si no les prestaba atención a todos. © MilkyNipSlip / Reddit
  • Siendo un niño fanático de las películas de Harry Potter, tuve la brillante idea de tomar prestadas las gafas de lectura de mi mejor amigo de la infancia por un día. Rápidamente aprendí lo terrible que podía llegar a ser marearme, así que regresé a dibujarme rayos en la frente y a jugar duelos de varitas mágicas. © origamipaperhat / Reddit
  • De niña creía que si las lagartijas se quedaban en el agua, después de un tiempo se convertirían en cocodrilos. Lo peor es que cuando le conté mi teoría a mi mamá, nunca sugirió que fuera incorrecta. Si me llegaba a encontrar una lagartija en el agua, debía sacarla de ahí antes de que creciera y se convirtiera en una bestia letal. “Salvé” a mi familia de que hubiera cocodrilos en el patio innumerables veces.
  • Cuando mi hermana y yo teníamos la edad suficiente como para no tener una niñera, me sentaba y la miraba hacer su tarea porque “tenía miedo”. ¿De qué estaba asustado? No tengo ni idea, creo que solo decía eso para tener una excusa para pasar tiempo a su lado. © Wii_wii_baget / Reddit
  • Cuando tenía 6 años, mis papás me llamaron para hablar seriamente conmigo porque la profesora les había comentado, preocupada, que siempre me veía sola en los recreos, y que pensaba que quizás yo no tenía amigos. Les dije, con toda mi honestidad infantil, que era cierto que andaba sola, pero que sí tenía amigos, más de 30. Amigos IMAGINARIOS. Por eso nunca me sentía sola.
  • A los 10 años era tan fanática de Shakira que conseguí estar en las primeras filas de uno de sus conciertos. En un momento me cayó en la cabeza una pulsera y yo me convencí de que era de ella, que me la había arrojado como agradecimiento por ser la mejor fan. La usé por cinco años, segura de que en algún momento me la cruzaría y ella reconocería la pulsera, se acordaría de mí y seríamos mejores amigas.
  • Tuve una fase de un año en mi vida en la que quería ver si podía meterme una caja entera de pequeños dulces en la nariz. Cada vez que estaba solo, comenzaba a apilar los dulces hasta que no podía respirar y luego los sacaba y los tiraba. La última vez que lo hice, uno se atascó en diagonal y mi mamá tuvo que usar sus pinzas para sacarlo. © BonjourCheriex / Reddit
  • Solía organizar a todas mis Barbies como si estuvieran en una escena del crimen. Y no me refiero simplemente a empujarlas de un estante alto o arrancarles los brazos: hacía pequeños marcadores de evidencia fotográfica y tenía un cuaderno donde apuntaba detalles sobre las “pruebas” y escribía “informes de investigación” sobre lo sucedido. © tenaciousfall / Reddit
  • Cuando era pequeña y veía películas en las que había alguna pareja protagonista, estaba absolutamente convencida de que todo el conflicto argumental se iba a solucionar mágicamente si la pareja lograba encontrarse y darse un beso. No importaba si todavía había dragones o bestias amenazándolos; en cuanto sus labios se tocaran, ya podía estar tranquila de que todo iba a salir bien. Entonces veía las pelis al filo de mi asiento, pensando: “Aaay, yaaa, ¡que se besen de una vez y arreglen todo!”.
  • Me trepaba por las paredes de nuestro pasillo más angosto (un pie y una mano por cada lado). Lo raro es que me lamía los pies por completo, porque en mi mente eso me ayudaba a pegarme mejor. © baconpoutine89 / Reddit
  • Cuando tenía entre 6 y 8 años, aprendí a silbar. Tanta fue mi emoción por haberlo conseguido que me pasé el día entero silbando. Debo haber hartado a mi mamá, porque me dijo: “Si sigues silbando, ¡van a venir los duendes!”. En ese momento no le creí, pero esa noche me desperté en la madrugada y desde mi cama escuché sonidos de pasos y tintineos que venían de la sala. Primero pensé que eran ladrones. Luego recordé a los duendes. Desde entonces, cada noche me despertaba y escuchaba los sonidos de sus pasos avanzando por el pasillo hasta mi habitación. Cuando se lo conté a mis papás, me llevaron al otorrinolaringólogo para hacerme una limpieza del oído.
  • De pequeña no tenía amigos en la escuela. No había un mal trato, pero la amistad no fluía, ya que no teníamos intereses en común. Finalmente decidí quedarme en el recreo leyendo libros en vez de buscar personas con las que pasar el rato. Pero las profesoras terminaron citando a mi papá porque creían que yo tenía problemas para sociabilizar. Así que en la adolescencia no tuve más remedio que buscar amigas en mi salón para no generar más preocupaciones. Ahora que he crecido, la verdad es que debí seguir leyendo todos los libros que quería; tenía amigos fuera de la escuela con los que me llevaba bien, no necesitaba demostrarle nada a nadie.
  • De pequeño (6, 7 años) creía que todos los programas de televisión en donde salían personas eran en realidad escenas de la vida real, y que a los actores los seguían camarógrafos por todos lados. Siempre quería que esas cosas me pasaran a mí y tener una vida así de interesante. Hasta que descubrí Sabrina, la bruja adolescente y me dije: “Mmm, esto no puede ser cierto. Entonces, seguro lo demás tampoco”.
  • De niña, al llegar de la escuela, me tenía que disfrazar de lo que fuera: Caperucita, perro, gato, con lo que tuviera a mano. Era una manera de volverme uno de los personajes de mis juegos.
  • Caminaba por la tienda con las piernas rectas sin doblar las rodillas, inclinándome de un lado a otro, feliz de cómo estaba engañando a todos para que sintieran pena por la pobre niña que nació sin rodillas. © StrLord_Who / Reddit
  • Solía sentarme en la acera esperando que llegara el cartero durante horas, y mientras, comía hormigas. Como máximo llegaba algo a mi nombre una o dos veces al año. © misterrandom1 / Reddit

¿Qué costumbres te hacían sentir especial y diferente cuando eras niño? ¡Comparte tus respuestas en los comentarios!

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