9 Personas que fueron apodadas de forma extraordinaria, pero lo aceptaron sin reproches

Historias
hace 2 años

Es casi imposible predecir el apodo que a uno le va a tocar. A veces solo es cuestión de lógica: si te gustan los panecillos, te apodarán Dona o Bizcocho; sin embargo, hay veces en que a una persona se le queda pegado un sobrenombre de una manera completamente inesperada. Las historias de nuestra recopilación muestran ambas situaciones a la perfección.

En Genial.guru sabemos muy bien que poner apodos es todo un arte. Estamos orgullosos de las personas que saben reírse de sí mismas y con mucho gusto agregamos sus historias reveladoras a nuestra recopilación.

  • Durante mucho tiempo, discutí con mi profesor de inglés sobre la teoría de Darwin. Me aficioné tanto a la biología que leí toda la literatura posible sobre el tema. Pero él de ninguna forma se convencía, y decía: “No puedo creer que los lagartos sean ’mis antepasados’”. Así fue como se me quedó el apodo de Lizard, que significa “lagarto”. Gracias a esto elevé mucho mi nivel de inglés. © Beelzebub / AdMe.ru
  • Entré a trabajar en una empresa de IT. En una pequeña sección, trabajaban tres Esteban. Por supuesto, estaban Esteban Sénior y Esteban Júnior. Al tercero, por alguna razón, todos lo llamaban Esteban Médium. ¿Adivino del futuro? ¿Un mago negro, un chamán? En general, no. La realidad es que legítimamente Esteban tercero era Esteban Médium, pero algo salió mal y cuando pasó a formar parte de otra sección, ahí todos pensaron que realmente se trataba de un médium. Así fue como se convirtió en Vidente. © kfc1 fighter / Pikabu
  • Un día, durante el recreo de la escuela, estábamos jugando a las atrapadas. Teníamos un amigo muy delgado y extremadamente alto, a sus 14 años tenía una estatura de 205 cm. Él estaba persiguiendo a uno de sus compañeros, se tropezó con la acera y continuó corriendo un par de metros en cuatro patas hasta que se cayó por completo en el jardín. Desde entonces, lo apodamos “perro salchicha”. @ Vadim Romaniuk / Yandex. Q

  • Tenía una alumna de nombre Angélica. Era amable, compasiva, pero era un poco grande de complexión. Además, en el primer grado le surgió un gran amor por limpiar el pizarrón. Tan pronto como sonaba la campana, se acercaba de inmediato a la pizarra. Pero debido a que ella era más alta que sus compañeros y tenía más fuerza que 5 chicos juntos, cuando Angélica corría entre los pupitres, tiraba a todos los que se encontraban en su camino. Yo le intentaba decir: “Angélica, ten cuidado, los chicos casi se caen”. Ella los miraba con asombro y no se daba cuenta de lo que había pasado. Un día su mamá me contó que los compañeros de clase de la chica la llamaban “Terminator” y ella estaba ofendida. Yo hablé con los chicos. “Vamos a llamarla Ángel, ya que es un nombre muy bonito”. Al parecer, el apodo fue adoptado. Pero cuando pasaron al cuarto grado, una vez escuché que los chicos la llamaban Ángel, pero Ángel de la Muerte. © angelik.tash / Pikabu

  • En el trabajo teníamos prohibido poner apodos, pero uno de nosotros accidentalmente se convirtió en Fontanero, y no por su profesión. Un día llegó un joven bastante arreglado a una entrevista. No sé qué tipo de impresión logró causarle a mi colega, pero después de que él vino a vernos, al día siguiente ella dijo: “Anoche soñé con él. Me estaba arreglando la llave del lavabo”. © Konseki / AdMe.ru

  • En el primer año de secundaria, tuvimos una fiesta de disfraces de Año Nuevo. Soñaba con ser Jasmín, de Aladdín de Disney. Mamá hizo todo lo posible y me cosió un hermoso atuendo, estaba tan orgullosa. Por casualidad, en esa desafortunada noche, mi madre fue la presentadora de nuestra fiesta. Y cuando llamaba a los niños uno por uno y presentaban al grupo su disfraz, mi madre por alguna razón me llamó Scheherazade. Por supuesto, los cuentos de hadas como “Las mil y una noches” eran más familiares para ella que la creación de Disney. Pero fue muy decepcionante para mí cuando esa noche (y, por desgracia, durante muchos años más), mis compañeros favoritos me apodaron “Jasmín del terror”. © Valisa / AdMe.ru

  • En nuestro barrio hay un chico que tiene apariencia de bravucón, pero lo apodan Gloria. ¡Y todo porque un día alguien lo escuchó cantar “Gloria”, de Laura Branigan! © Kebar Radov / Facebook

  • Me llamaban Lunar... en el lenguaje de señas. Trabajaba como educadora en una escuela para sordos, y los niños decidieron que les tomaría mucho tiempo mostrar mi nombre con los dedos, y solo señalaban un lunar en su mejilla en donde se encontraba el mío. © Kateryna Sindieieva / Facebook

  • Una vez en la infancia, cuando tenía 7 u 8 años, mi mamá me compró una gorra muy abrigada, con orejas y de un color naranja llamativo. Fui a jugar al fútbol. Por supuesto, el chico más grande era el capitán del equipo y era evidente que no podía recordar a todos por su nombre, así que me apodó Gorrín. Y después de eso, todo el mundo comenzó a llamarme así. Me ofendí mucho y me quité la gorra. Entonces empezaron a llamarme Singorrín. © Denis P / Yandex. Q

¿Y tú tienes alguna anécdota peculiar relacionada con los apodos?

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