La vez que fui a peinarme al salón de belleza y terminé con el cabello de otro color

Historias
hace 1 año

Ir al salón de belleza es toda una aventura. Hay ocasiones en que buscamos algo elaborado y todo sale de maravilla, y otras veces solamente queremos que nos corten un poco el cabello y terminamos con algo muy diferente a lo que esperábamos. Por eso, es importante siempre poner atención a lo que está haciendo con nosotros el peluquero, para no sufrir errores inesperados.

En Genial.guru, hicimos una pequeña historia en la que nuestra amiga Lupita, la ardilla, vivió una situación como esta y, afortunadamente, pudo sacar provecho de ella.

¡Qué nervios! No están para saberlo, ni yo para contarlo, pero hoy es un día importante. En la noche tendremos la cena de aniversario de la importantísima compañía en donde trabajo. En estas fiestas es donde uno se codea con la crema y nata del mundo corporativo, por eso es importante ir bien arreglada, porque una nunca sabe cuándo le van a dar un aumento. Así que, es momento de llamar a la experta para que me eche una manita de gato y todos me admiren como el bello monumento que soy.

—¿Cómo está, Doña Polita? ¿Cree que me pueda dar una vuelta en un rato por su estética para que me ponga bien guapa? Es que hoy es un día especial y me tengo que lucir.

—¡Por supuesto, hermosa! Ven a las cinco y aquí te arreglamos para que quedes radiante como en tus años mozos.

—¡Sigo en mis años mozos, Polita; que no se le olvide!

En cuanto llegué al salón de belleza, vi que Polita iba de salida con todas sus cosas y, cuando me vio que iba llegando, se detuvo para decirme:

—¡Lupita, qué pena que te tenga que hacer esto! Es que fíjate que Santi, mi hijo, se lastimó un pie en la práctica de fútbol y voy a tener que irme para llevarlo al doctor. Pero no te preocupes, te quedas en las confiables manos de Mitzy. Ella se va a encargar de todo, tú simplemente siéntate y relájate.

—Bueno, ni modo, Doña Polita, que mala pata lo de su hijo. Jajaja, no es cierto. Mándele mis saludos a Santi y ojalá se recupere pronto.

Así que, con la bendición de Doña Polita, entré a sentarme en la silla en donde Mitzy me recibió muy amablemente.

—Ahora sí, Lupita; usted relájese y deje todo en mis manos.

—Confío en ti, Mitzy. Todo tiene que salir perfecto para la noche de hoy.

Mientras la famosa Mitzy comenzó a lavarme el cabello, yo me perdí en el teléfono. La verdad es que estaba viendo las ofertas en el catálogo que me envió una de las “nenis” del grupo de los zapatos y cosméticos. Resulta que después de casi dos horas de no estar poniendo atención, decidí voltear a ver qué tal estaba quedando mi peinado, y vaya sorpresa que me llevé.

Al verme al espejo, no podía creer lo que estaba mirando. Con decirles que ni me reconocí. Entonces, por obvias razones, comencé con la quejación con Mitzy.

—¿¡Qué pasó!? ¿Qué falló aquí? Yo solo quería que me hicieras un peinado digno de la realeza y mira en qué acabó.

—¡Pero si te ves divina! Ten por seguro que este es el último grito de la moda en Francia.

—Pues a lo mejor en Francia, pero aquí, no creo. ¡Ay, dios mío! Y ahora, ¿cómo me voy a ir a parar a la cena con estos pelos? Lo único bueno es que yo quería impresionar a los jefes y así como me veo, no me queda duda, ¡ahora si los voy a impresionar!

—Se ve muy bien, Lupita, muy guapa, ¡hasta se parece a mí!

—Eso es lo que me preocupa, no me malentiendas, tienes un estilo muy particular, pero no va con mi fantabulosa personalidad. Esto me pasa por andar buscando ofertones en los catálogos de las amigas y no poner atención.

Pues ni que hacerle, amigos, ya nos pintaron la melena, ¡pues ahora hay que lucirla sin miedo alguno!

A pesar de que en ese momento creí que todo mundo me vería raro gracias a mi nuevo look, la gente se acercaba y me decía que me veía bien guapa. Puede que ese día no consiguiera ningún aumento, ¿pero qué tal el aumento de autoestima, eh?

Después de tantas cosas bonitas que me decían, solo me preguntaba, ¡¿cómo es que Mitzy estaba tan enterada del grito de la moda en Francia?! Afortunadamente, la falla en la matrix que ocurrió en ese salón de belleza, en esta ocasión, me benefició, aunque no siempre termina así de feliz la historia, amigos. Así que, ¡pónganse vivos!

¡Cuéntanos! ¿Cuál ha sido la vez que fuiste a un salón de belleza y el resultado no resultó como esperabas?

Imagen de portada Bella y Genial / Facebook

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