Vio a un loro discapacitado en Instagram y viajó 2000 kilómetros para adoptarlo

Historias
hace 3 años

Muchas veces, adoptar a una mascota no es una decisión para nada sencilla, porque se trata de integrar a alguien en nuestro hogar. Esto puede ser aún más difícil cuando el animal requiere tratamientos especiales, lo que nos hace sentir el temor de no ser capaces de poder darle todo lo que necesita. Sin embargo, cuando se siente un verdadero amor y deseo de ayudar, somos capaces de hacer mucho más de lo que pensamos.

Genial.guru cree que el amor puede sacar lo mejor de nosotros. Es por eso por lo que quiere contarte la historia de Melanie Canatella, quien vio en Instagram a un loro llamado Munchkin, quien necesitaba familia, y decidió viajar miles de kilómetros para adoptarlo y darle los cuidados que precisaba. Además, Melanie nos contó un poco sobre su vida y los cuidados que requiere su querido compañero, y también queremos compartir más sobre eso contigo.

Todo lo que Munchkin necesitaba era un nuevo comienzo

Este pequeño loro amazónico fue encontrado sin un lugar a donde ir en marzo de 2018. Fue entonces cuando Parrot Education & Adoption Center (PEAC), una organización sin fines de lucro que acoge a loros sin hogar y les busca una familia adoptiva, decidió hacerse cargo de él y darle todos los cuidados necesarios para que pudiese conseguir un hogar.

En un principio, el diagnóstico de los veterinarios que lo inspeccionaron no fue muy favorecedor: más allá de que le faltaban algunas plumas, tenía el pico superior y su cráneo poco desarrollados, lo que llevó a que su pico más bajo creciera para adaptarse al superior. Su ojo derecho también estaba mal formado, por lo que no podía ver, y no tenía fosas nasales. Además, tenía artritis y falta de vitamina A. Sin embargo, los encargados de cuidarlo no dudaron que aún con todas las necesidades que tenía, aquel pequeño loro sería capaz de recibir tanto amor como el que él mismo podía entregar. Así que lo llamaron Munchkin, nombre con el que se lo conoce hoy en día, y se propusieron sanar sus heridas y alimentarlo bien para ayudarlo a tener un futuro mejor.

Iniciaron una búsqueda para encontrarle un hogar

Al comienzo, Munchkin no era muy amigable con las personas que le dieron acogida, y se mostraba distante. Sin embargo, con el paso del tiempo, se volvió mucho más cariñoso, y tras recibir una buena alimentación, en mayo del mismo año se consideró que ya estaba listo para conseguir una familia. Entonces, la organización lanzó un comunicado en su cuenta de Instagram con su foto y un mensaje con su breve historia para conmover corazones. Este decía:

“¡Conoce a nuestro dulce y único ‘Munchkin’! (...) Cuando fue encontrado, a pesar de su aspecto único, tenía un buen peso: alguien claramente amó a este pájaro durante la mayor parte de su vida. Acaba de comenzar a sentirse cómodo en su nuevo hogar, y dice ‘Hola, papá’ cada vez que los encargados de cuidarlo entran en la habitación. (...) Está avanzando, y ahora busca una familia permanente que lo ame con sus necesidades especiales para siempre”.

Melanie, sin saberlo, era la candidata perfecta para adoptar a Munchkin

Melanie vive a más de 2000 kilómetros de San Diego, California. Según nos contó, tenía experiencia en adopción de pericos desde hace aproximadamente 15 años, un amor que heredó de sus tíos abuelos, quienes también lo hacían, pero especialmente de su tío abuelo, quien tenía necesidades especiales y la llevó a involucrarse en el cuidado y dedicación de las aves. De hecho, aun cuando él falleció, Melanie siguió el camino de la adopción.

Pero lo que la llevó a involucrarse en el rescate de loros fue tan accidental como su posterior encuentro con Munchkin. Hace unos años, según nos relató, visitó una exposición de mascotas en su localidad, en la que había una cabina dedicada al rescate de aves. Tras informarse al respecto, decidió postularse para trabajar en la organización. Gracias a su historial, la contrataron para ayudar en la rehabilitación de loros que necesitasen capacitación y modificación de comportamiento. Trabajó por cuatro años a tiempo completo en ese lugar, y allí descubrió una gran problemática de la que pocas personas son conscientes:

“Los loros son el tercer animal de compañía más popular del mundo, pero el número uno en ser reubicados. Vemos cuán abrumadores pueden ser los rescates de perros y gatos, pero hay muchas más aves que necesitan ser rescatadas y no tienen notoriedad. Me involucré entonces en rescatar pájaros, cuidarlos, educarlos, cambiar la vida de los loros maltratados, encontrarles hogar y ayudarlos de cualquier manera que pueda”.

A Melanie le bastó con solo ver su foto para decidirse

Aun con toda su experiencia en adopción y cuidado de aves, Melanie no estaba buscando una nueva mascota para integrar a su familia; solo vio la publicación de Munchkin de casualidad, y se detuvo a leerla porque le pareció una linda ave y quería ser su seguidora: “Vi su carita linda en Instagram y pensé que era el pájaro de alguien, así que quise seguir la cuenta para ver más fotos. Fue entonces cuando descubrí que se trataba de un centro de educación y adopción de loros, y que el ave necesitaba una familia”, contó la muchacha.

Lejos de pensar que los cuidados especiales que Munchkin necesitaba eran un impedimento para su adopción, eso pareció convencerla aún más de que ella podría ser la persona que él necesitaba, así que no dudó en contactarse con la organización para ofrecerse como candidata.

En un principio, PEAC buscaba a personas que estuvieran cerca de su sede, pero cuando Melanie se contactó con la organización por teléfono, sus miembros quedaron tan impresionados por los conocimientos y el amor que sentía por las aves que decidieron darle una oportunidad. Investigaron su casa y descubrieron que cuidaba muy bien a los pájaros que ya tenía, y siendo que nadie más se había ofrecido a adoptar a Munchkin por todos los cuidados que necesitaba, decidieron abrirse a la idea de la adopción fuera del estado.

Melanie estaba tan decidida a adoptar al ave que hasta se ofreció a viajar al país, aún con la posibilidad de que la rechazaran y tuviera que volver con las manos vacías. Pero gracias a su persistencia, la organización la invitó a conocer a Munchkin personalmente, y preparó todo para que, de reunirse las condiciones necesarias, el ave pudiese viajar con su dueña, ya que no era algo que pudiera tomarse a la ligera: entrenaron a Munchkin para que fuera capaz de estar en la jaula en la que debería viajar. También le hicieron hablar por teléfono con ella para que él se acostumbrase a la voz de su posible dueña, y consiguieron el permiso del veterinario para poder transportarlo.

No se conocían, pero inmediatamente se quisieron

Cuando Melanie arribó, le habían advertido que Munchkin no era cariñoso ni mucho menos juguetón, así que, al llegar, no esperaba muestras de afecto del ave, quien, al verla arribar, comenzó a observarla desde su jaula intrigado. Pero todo cambió al día siguiente. Cuando Melanie lo visitó nuevamente, Munchkin se colocó en el respaldo del sofá en el que ella estaba sentada y, sin dudarlo mucho, fue acercándose a su hombro hasta subir a él, para posteriormente comenzar a acicalarle la mejilla.

Todos se quedaron asombrados, ya que él nunca le había mostrado esa clase de afecto a ninguna persona de allí mientras lo cuidaban. Entonces, Melanie rio, y Munchkin actuó como si eso fuera lo más natural. Entre los dos había iniciado una gran amistad. Estaba muy claro que el ave ya había elegido a su dueña. “Fue un momento muy especial para mí ver a Munchkin elegirme para que fuera su dueña. Algo como eso solo sucede cuando adoptas un ave”, reflexionó Melanie.

Munchkin inició su nueva vida en el hogar de Melanie

Al ver el vínculo tan estrecho que Melanie y Munchkin establecieron en tan poco tiempo, los miembros de la organización decidieron dar luz verde para que ella pudiera llevarlo a su casa, y sorpresivamente cambiaron su vuelo a uno de primera clase, como premio por su predisposición. Pero aún estaba el temor de que el ave tuviese dificultades para adaptarse a su nuevo estilo de vida; sin embargo, Munchkin demostró que él también era tan decidido como su dueña.

“Cuando llegó por primera vez a mi casa, actuó como si fuese el dueño del lugar y hubiese vivido allí siempre. Corría a mi alrededor y quería estar con mis otros pájaros. Deseaba estar conmigo, y no tenía miedo de nada”, contó Melanie.

Su cuidado requirió tanto amor como nuevos aprendizajes

Aunque Munchkin se adaptó a su nuevo estilo de vida de inmediato, Melanie nos contó que ella tuvo que aprender a darle los cuidados que su condición exigía. Afortunadamente, algunos de esos aspectos ya los sabía con antelación: “Yo ya me había capacitado en la mayoría de los desafíos en los que pude anticiparme, como que aceptara medicamentos orales, oculares, y entrenamiento de arnés, así que ya estaba preparada para eso”.

Aun así, hubo cambios a los que tuvo que acostumbrarse: “Hubo un período de adaptación para acostumbrarme a sus cualidades únicas. Como no tiene fosas nasales, hace sonidos de respiración muy extraños, especialmente cuando está emocionado. También aprendí a manipular la ducha para poder lavarle el ojo sin secarlo, pero ninguno de esos aprendizajes fue extremadamente difícil”, nos contó.

Sin embargo, ella afirma que sus requerimientos no le impiden ser un ave grandiosa: “Obviamente tiene necesidades especiales. (...) Pero ninguna de estas discapacidades lo detiene o ralentiza. Come lo mismo que las aves normales ¡Simplemente empapa su alimento y lo ingiere de manera diferente!”. Es así como anima a las personas a atreverse al desafío de la adopción.

Han crecido juntos, y hoy en día son inseparables

Con el paso del tiempo, el vínculo entre los dos ha ido creciendo. Melanie está tan orgullosa de su loro que a menudo comparte fotografías y videos de Munchkin para que todo el mundo pueda reírse con sus travesuras y enternecerse con su adorable personalidad. “Es el ser más guapo del mundo, y estoy literalmente obsesionada con él. No puedo creer lo afortunada que soy de tenerlo todos los días. Estoy agradecida con PEAC por permitirme malcriarlo y por dejarme viajar 2 307 millas, para ser exactos, para unirnos”, afirma.

Después de adoptar a Munchkin, Melanie nos dijo que integró en su familia a Alfie, y luego a Rukkas. Actualmente tiene 9 loros, de los cuales, siete fueron rescatados, y también está entrenando a un décimo para que pueda ser adoptado más adelante por otra familia.

Melanie y Munchkin se han vuelto muy populares en las redes sociales, y con su historia demuestran que, cuando se trata de amor, no hay distancia ni impedimentos físicos suficientes para darle nuestro corazón a otro ser, y que la adopción puede cambiar no solo la vida del animal, sino también de quien decide abrirle las puertas de su hogar.

¿Crees que la adopción hace más felices a los animales? Cuéntanos si alguna vez adoptaste a una mascota y comparte su fotografía en los comentarios.

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