Nació sin piernas ni brazos, pero logró criar a dos hijas cuando su esposa los abandonó

Historias
hace 10 meses

Nació sin extremidades, pero ni eso le impidió sacar adelante a su familia. Este hombre de Paraguay se ha convertido en el ejemplo perfecto de la convicción humana y demuestra día a día que no hay obstáculo que la perseverancia y la voluntad no puedan superar. Te contamos la historia de su vida, que nos ha dejado a miles de personas con una sonrisa llena de admiración.

La vida de Pablo Acuña se vio marcada desde su nacimiento, cuando detectaron que sus extremidades superiores e inferiores no lograron tener un desarrollo completo. Tras esta situación, y siendo el hijo más pequeño, Pablo quedó al cuidado de su madre, quien ahora rebasa los 90 años, pero continúa cuidando de su hijo con todo el amor y dedicación que solo una mamá puede tener.

Durante toda su vida, Pablo Acuña ha utilizado una carretilla como medio de transporte, su hija afirma que incluso duerme en ella. “Prácticamente vive en su carretilla, que es como sus piernas”, comenta la hija menor.

A pesar de su condición, Pablo se ha esforzado por tener una vida normal, lo que lo llevó a tener dos hijas que pronto se convirtieron en su motivo para seguir adelante sin importar las adversidades a las que se tuvo que enfrentar.

Cuando su hija más pequeña cumplía apenas unos meses de nacida, su madre decidió alejarse de su pareja e hijas, dejando a las dos niñas que habían tenido juntos a cargo de su papá, Pablo. “Cuando yo tenía cuatro meses mi mamá nos abandonó. Ahora tengo 26 y mi hermana mayor 29. Mi papá y mi abuela se encargaron de nosotras”, cuenta Élida Acuña, la menor de la familia.

La situación tan peculiar de esta familia nunca fue una excusa para que faltara el cariño y la dedicación por parte de su padre. Por el contrario, Pablo Acuña es reconocido por sus hijas como un papá soltero ejemplar que busca el lado positivo de las cosas: “nunca vi a mi papá triste. Siempre está alegre y me da consejos muy sabios, aunque nunca fue a la escuela. Es una persona muy inteligente, yo le admiro”, afirma Élida.

Su dedicación como padre es lo que hizo que su hija, Élida, decidiera poner pausa a su vida en otro país para poder volver a Paraguay a cuidar a su padre. “Mi papá es mi mundo. Él es mi amigo, confidente y el mejor papá del mundo. Por eso dejé mi vida en Argentina y vine a quedarme para poder cuidarle, porque mi abuela ya no puede hacerlo porque está viejita”, comentó la hija menor de Pablo.

El cuidado de su papá no es un trabajo fácil, pues “él no puede moverse solo, depende de otra persona hasta para ir al baño”, pero es un esfuerzo que para Élida Acuña es más que necesario. Al igual que su padre, la hija menor de la familia está dispuesta a hacer sacrificios para cumplir hasta los gustos ocasionales de su papá, como su solicitud del menú para su cumpleaños: “me pidió una torta y empanadas. Siempre trato de darle sus gustos si está a mi alcance, hay veces en que se puede y otras en que no”, declaró Élida.

Ahora que Pablo Acuña ha pasado su cumpleaños número 60, su historia ha sido conocida por miles de personas que no dejan de asombrarse y reconocerlo como un ejemplo de vida.

Sin duda, el espíritu de lucha, la determinación y la capacidad para afrontar la adversidad son aspectos que podemos admirar de Pablo, así como el amor por sus hijas que logró que las sacara adelante a pesar de todos los obstáculos que la vida le puso.

Imagen de portada Élida Acuña / Twitter

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