12 Escritoras que se rebelaron contra su tiempo para hacer lo que amaban

Mujer
hace 1 año

En épocas pasadas hubo mujeres que tuvieron que usar nombres masculinos o recluirse en conventos para poder dedicar su vida a la investigación y a la escritura. Y también existieron damas que colaboraron al mejoramiento de nuestras sociedades con sus ideas, pero a cambio de sufrir descalabros por el camino o de no ser reconocidas sino hasta después de su muerte.

1. Hipatia de Alejandría (siglo IV), la primera mujer matemática en la historia, quien defendía el derecho a pensar

En el siglo IV d. C., esta mujer egipcia de origen griego dijo: “Defiende tu derecho a pensar, pues incluso hacerlo de manera errónea es mejor que no pensar”. Matemática y astrónoma, hija y discípula del también astrónomo Teón, Hipatia fue, según la Enciclopedia Británica, “la más antigua mujer matemática de cuya vida y de cuyo trabajo se tenga un conocimiento razonablemente detallado”. Escribió sobre geometría, álgebra y astronomía, y además le gustaban la mecánica y las tecnologías prácticas. Algunos de sus diseños se han conservado, y entre ellos podemos citar un plano para mejorar los astrolabios (útiles en la navegación), un destilador de agua, un hidrómetro para medir el peso de los líquidos y un hidroscopio para calcular niveles de agua, entre otros.

2. Hildegarda de Bingen (siglo XII). Se adelantó a da Vinci por 300 años y fue la primera mujer médica de la historia

En Alemania, la consideran la madre de la historia natural, la primera mujer médica y científica. Sus dos obras principales son Physica (un estudio sobre botánica, zoología, geología, mineralogía y los elementos), y Causae et curae (un estudio de las causas y consecuencias de las enfermedades relacionadas con remedios vegetales).

También hizo algunas investigaciones sobre la anatomía del cuerpo femenino e hizo diferentes tipos de cirugías. Y, además de todo, ya en su época, la monja se preocupaba por la ecología. Una de sus consignas, que resulta muy actual, fue: “La Tierra, que da sustento a la humanidad, no debe ser dañada. ¡No debe ser destruida!”.

Aun sin haber recibido instrucción musical, sus composiciones son tan bellas que cuando su primer álbum fue grabado en el siglo XX, Una pluma en el aliento de Dios (A Feather on the Breath of God), ganó el Premio Gramophone en 1982.

3. Mary Wollstonecraft (siglo XVIII) escribió los primeros derechos de la mujer

Mary Evans Picture Library / East News

La Declaración de los Derechos del Hombre se escribió en 1789, durante la Revolución francesa. Sin embargo, Mary Wollstonecraft criticó que estos no incluyeran a las mujeres en un documento que se tituló Vindicación de los derechos del hombre, el cual complementó con Vindicación de los derechos de la mujer.

En el siglo XVIII, las mujeres solo aprendían cómo manejar el hogar y nada más. Sin embargo, la autora comenzó a ver la importancia de sus congéneres en la educación de las nuevas generaciones y empezó a insistir en que las mujeres debían tener los mismos derechos que los hombres para cumplir esa misión.

Wollstonecraft quería profundizar en este análisis, pero murió antes de poder completarlo. Sus ideas fueron muy bien recibidas por sus contemporáneos, pero después de su muerte comenzaron a surgir malentendidos que recién en el siglo XX fueron revalorados y apreciados.

Esta mujer, además, fue la madre de Mary Shelley, autora de Frankenstein, pero murió cuando su hija era muy pequeña.

4. Mary Shelley (siglo XIX) escribió Frankenstein a los 19 años, pero tuvo que publicarlo de forma anónima por ser mujer

Album / Prisma / East News

Nacida como Mary Godwin, fue educada en un ambiente muy adelantado a su época. Después de perder a su madre cuando era muy pequeña, a los 16 años conoció a Percy Shelley, poeta que le llevaba 5 años. Se enamoró del muchacho perdidamente, y a los 19 se casó con él. Ese año, después de perder a su primera hija y vivir en la pobreza, reunida con Shelley y con Lord Byron una noche de tormenta, los tres hicieron una competencia por quién escribiría el mejor relato de terror. Ella terminó escribiendo Frankenstein.

Sin embargo, y a pesar de recorrer varias editoriales para publicar su libro, su sueño de verlo en letra de imprenta no se hizo realidad sino hasta 2 años después y de forma anónima, porque el editor tenía miedo de que los lectores no leyeran la obra por haber sido escrita por una mujer. Así, en un comienzo, la novela fue atribuida a Percy Shelley, pero este apoyó a su esposa y reveló la verdad. La segunda edición salió firmada y con un prólogo de la autora que explicaba las vicisitudes que había tenido que pasar, así como el contexto en que el libro había sido escrito.

5. La película Metrópolis (1927) fue escrita por una mujer: Thea von Harbou

Metrópolis, la película futurista del cine mudo, siempre se asocia con Fritz Lang, su director. Sin embargo, su autora fue la escritora Thea von Harbou, esposa de Lang, quien la escribió al tiempo como novela y como guion. La novela se publicó primero por fascículos, ilustrada con fotogramas del film, y el libro salió al mercado junto con la película.

Cuando Metrópolis se estrenó en 1927 en Berlín, duraba 153 minutos. Pero cada vez que la presentaban en otros países, la censura y los recortes por duración la fueron reduciendo. En el relanzamiento en 1936, la cinta solo duraba 91 minutos. Durante la Segunda Guerra Mundial, la copia completa de Berlín se quemó. Solo en 2001 se logró reconstruir casi toda a partir de una versión que había en Buenos Aires. La novela está traducida al español. El film forma parte de la Memoria del Mundo de la Unesco.

6. “George Sand” (siglo XIX) fue el nombre que una escritora inventó para poder acceder a los círculos intelectuales de su época

E. Delacroix / Chopin & G. Sand Collection / East News

George Sand era el seudónimo de Amantine (o Amandine) Aurore Lucile Dupin de Dudevant (conocida también como Aurore Dupin), una escritora y periodista francesa. Su primera novela, Rosa y Blanca, fue escrita a dos manos en 1831 junto con Jules Sandeau, en cuyo apellido basó el de su seudónimo, “Sand”. Este “disfraz” masculino le permitió entrar a lugares que eran prohibidos para las mujeres, como cafés y clubes, pero que eran los sitios donde se reunían los intelectuales parisinos. A veces no solo se disfrazaba tras el nombre, también usaba ropa masculina. De ella, te recomendamos el libro Diario de una viajera durante la guerra (aquí puedes ver el booktrailer).

7. Virginia Woolf aconsejaba a las mujeres que quisieran ser escritoras que debían “tener dinero y una habitación propia”

Ann Ronan Picture Library / Image State / East News

“Tener dinero y una habitación propia si quieres dedicarte a escribir ficción”, decía ella, pero dedicó su vida a defender no solo los derechos y la autonomía de las escritoras, sino de todas las mujeres. Nacida como Adeline Virginia Stephen, perdió a su madre a los 13 años; 2 años después, a su media hermana, Stella (quien hizo de madre entonces), y a su padre, a los 22. Estos hechos fueron volviéndola un ser frágil. Sin embargo, la literatura, en cierto modo, la salvó, pues ella fue una autora muy prolífica. Se casó con el escritor Leonard Woolf, y durante la Segunda Guerra Mundial, después de perder su casa en un bombardeo y viendo que su obra no era reconocida, la enfermedad del alma le ganó en 1941. Nos dejó libros como Una habitación propia, de donde sacamos la frase del título, un libro que mueve a las mujeres a ser independientes. Tanto en su vida como en su obra, Woolf se empeñó en luchar por los derechos de la mujer.

8. Clarice Lispector fue una de las primeras mujeres periodistas de Brasil

Nació en 1920, en Chechelnik (Ucrania), y murió en Brasil en 1977. Novelista, poeta, ensayista y cuentista, también fue una de las primeras mujeres periodistas de su época en Brasil. Su primera novela, Cerca del corazón salvaje, publicada a sus 24 años, ganó el premio Graça Aranha. Místicas y filosóficas, sus obras se caracterizan por retratar en profundidad la naturaleza humana con todos sus claroscuros. Murió a los 57 años, y hasta entonces siempre le costó publicar, pues sus ideas estaban adelantadas a la época. Hace algunos años comenzó a ser traducida al español.

9. María Zambrano (siglo XX), contemporánea de Lorca y Dalí, conocida como filósofa de los sueños

Leemage / East News

Fue una de las olvidadas mujeres de la Generación del 27 en España, compañera de Federico García Lorca, de Salvador Dalí y de Rafael Alberti. Vivió en el exilio durante la guerra civil española, viajando por Europa y México, entre otros países. Escribió sobre ética y metafísica, pero su obra más notable es un examen de los sueños, el cual navega entre la filosofía y la psicología. Su pensamiento, sin embargo, no es tan estudiado en las facultades de Ciencias Humanas como podría serlo.

10. Simone de Beauvoir se preguntó si la mujer nace o llega a serlo

Roger Viollet / East News

Era la pareja del filósofo Jean-Paul Sartre, pero hizo bastantes contribuciones a la literatura y a la filosofía por su cuenta. Caracterizada por haber nacido en una familia de mucho dinero, luego de la Primera Guerra Mundial, su abuelo materno entró en quiebra y toda la familia sufrió las consecuencias. Sus padres tuvieron que llevárselas a su hermana y a ella a un departamento oscuro y decadente. La educación en docencia fue la única forma que tuvo para salir adelante.

Conocida por decir no se nace mujer, se llega a serlo (o se deviene), De Beauvoir pensaba que la sociedad oprimía tanto a la mujer que le impedía realizarse. Desde un punto de vista narrativo, es muy recomendable La mujer rota, que es un conjunto de cuentos muy interesantes en los que la autora revisa los viajes emocionales femeninos y el desamor.

11. Victoria Ocampo fue, además de escritora, una de las primeras mujeres fundadoras de revistas literarias en Latinoamérica

Las hermanas Ocampo, Silvina y Victoria, fueron contemporáneas de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares (de hecho, Silvina se casó con este último), y pertenecieron a su círculo intelectual. El estilo de las Ocampo bordeaba el realismo mágico y la fantasía, y fueron muy prolíficas en vida. Sin embargo, pocos las conocen.

Victoria fue la mayor de seis hermanas. Nació en una familia aristocrática, pero cuando era muy joven sufrió la muerte de su penúltima hermana, Clara. Si bien es cierto que ya otras mujeres habían fundado revistas literarias en Latinoamérica, la revista y editorial Sur, nacida en 1931, no era solo para damas, sino para amantes de la literatura en general. Promovió las obras de autores nacionales e internacionales, hombres y mujeres por igual.

12. Silvina Ocampo, testigo del siglo XX, fue la invisible del realismo mágico argentino, y su mejor obra fue publicada después de su muerte

Mientras Victoria fue la primera hija de los Ocampo, Silvina fue la menor de las seis hermanas. Y de las dos, es la menos conocida. La muerte de Clara le afectó más, quizá porque era mucho más cercana a ella en edad que Victoria. Ese hecho la volvió mucho menos sociable y más tímida que su hermana mayor. Por otro lado, al casarse con el escritor Adolfo Bioy Casares, tuvo que vivir bajo su sombra.

Silvina Ocampo escribió cuentos, poesía y novelas. También pintaba. De hecho, estudió Artes Plásticas antes de volverse escritora. Queremos recomendarte su último libro Las repeticiones, publicado de forma póstuma. Aunque en Argentina fue bien recibido, no es tan conocido fuera de las fronteras del país.

Ten en cuenta: este artículo se actualizó en febrero de 2023 para corregir el material de respaldo y las inexactitudes fácticas.
Imagen de portada Album / Prisma / East News

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Me gusta mucho que se hagan este tipo de artículos sobre mujeres de la historia

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