10 Frases que los padres no deberían decirles a sus hijos (nueva selección)

hace 3 años

A diferencia de las generaciones precedentes, que se distinguían por seguir métodos de crianza mucho más estrictos, actualmente hacerles cumplidos a los hijos parece ser una de las estrategias preferidas por los padres para reforzar la autoestima de los pequeños. Mostrarles a los hijos que cuentan con el cariño y la aprobación de los padres es importante para su desarrollo, pero es importante hacerlo de la manera correcta para no tener resultados contraproducentes.

Genial.guru te presenta algunos halagos que es mejor no decirles a los niños y algunas ideas para sustituirlos.

1. “¡Estoy orgulloso de que hayas sacado un 10!”

Natalia María Barrientos Roldán explica en su trabajo de investigación sobre al aprendizaje en los niños que en el espacio sociocultural, sacar un 10 en un trabajo tiene una carga trascendente, puesto que solemos relacionarlo con una mayor inteligencia; y al mismo tiempo, pensamos que la inteligencia tiene que ver con algo innato de la persona.

Por lo tanto, la forma en que valoramos el trabajo de los niños es muy importante, porque va a determinar si se construye una mentalidad fija o una mentalidad de crecimiento. Una mentalidad fija hará que los pequeños intenten proteger su autoestima y no se arriesguen a aprender cosas nuevas. En cambio, una mentalidad de crecimiento motivará el aprendizaje.

Para lograr una mentalidad de crecimiento, es muy importante evitar halagos que se centren en las habilidades, puesto que esto generará que los niños intenten a toda costa parecer inteligentes, y cambiarlos por elogios al esfuerzo que han realizado, para que los niños se sientan estimulados a seguir aprendiendo y experimentando.

2. “¡Tu obra de arte es hermosa!”

Durante la infancia y el desarrollo de los niños, la creatividad es un elemento fundamental. Usualmente, cuando los padres se encuentran frente a una de las “obras de arte” de sus pequeños, tienden a sobreelogiarlos con el propósito de incentivarlos a que sigan desarrollando su faceta creativa y que mejoren su autoestima. Sin embargo, los expertos opinan que no es necesariamente una buena idea.

Un estudio realizado por Eddie Brimmelman, Sander Thomaes, Bram Orobio de Castro y Geertjan Overbeek explica que cuando un niño tiene baja autoestima, los padres suelen sobreelogiar los resultados de lo que realiza, como por ejemplo un dibujo. Pero esto no ayuda a que su autoestima mejore, sino que el pequeño únicamente buscará cumplir con ese estándar y evitará los retos y las nuevas experiencias. En el experimento realizado por los investigadores del Science Center Nemo, se demostró que los niños que fueron sobreelogiados desmedidamente por su dibujo inicial hicieron dibujos mucho más simples en la fase siguiente que quienes fueron elogiados moderadamente, lo cual mostró que el halago desmesurado no incentiva a un mayor esfuerzo.

Por lo tanto, elogiar el procedimiento o el esfuerzo que los niños han hecho cuando realizan un dibujo puede tener muchos mejores resultados que decirles que son unos grandes artistas, o que su obra de arte es increíble.

3. “¡Qué buen niño!”

La doctora Laura Markham ha dedicado gran parte de su vida y de su trabajo a estudiar y escribir sobre crianza y psicología infantil. En sus artículos, ella explica que al igual que las sonrisas y los abrazos, las interacciones verbales son un elemento fundamental de la relación entre padres e hijos. En lo referente a los elogios a los hijos, Markham dice que hacer sentir a los niños seguros de sí mismos y aceptados es muy importante, pero hay que buscar los elogios correctos para no obtener un resultado contraproducente.

Uno de los cumplidos más comunes que hace un padre o una madre a sus hijos es decirles que son buenos niños. Sin embargo, la especialista explica que evaluar su condición de “buenos” o “malos” no es algo positivo. Además, explica que los pequeños, dado que están en constante aprendizaje, no siempre sabrán qué acciones los vuelven buenos o malos. Por ello lo realmente importante es que sepan que independientemente de lo que hagan, contarán con el cariño y la presencia de sus padres. Así que en este caso, un cumplido como “te amo sin importar lo que pase” puede ser mucho más adecuado.

4. “¡Eres muy bonita!”

Cuando les hacemos cumplidos a nuestros hijos sobre su apariencia, el género es un elemento que entra en juego aunque no nos demos cuenta. En general, a las niñas se les suele elogiar solo la belleza, mientras que a los niños se los alaba por otras cualidades. Kristyn Kusek Lewis, escritora de Parents Magazine, explica que más que los elogios, lo que influye verdaderamente en las hijas es la impresión que les genera la madre; es decir, su manera de actuar y de pensar.

En el artículo de Kusek, Rachel Thomas recomienda que cuando quieras halagar a tu hija, te enfoques en celebrar los momentos en los que adquiere seguridad en sí misma, como por ejemplo, cuando habla sin balbucear. Otra enseñanza importante que se les puede aportar a las niñas es la de amar su cuerpo no desde la parte estética, sino desde una perspectiva de la salud. El hecho de sentirse bien con ellas mismas las ayudará a enfrentar de mejor manera los obstáculos que irán presentándose a medida que vayan creciendo.

Ahora, cuando quieras elogiar a tu hija, puedes tratar de pensar en algo relacionado con sus capacidades en lugar de hacer referencia a su apariencia. Esto no significa que no consideres que es hermosa, pero de esta manera le mostrarás que eso no es lo más importante.

5. “¡Qué buen trabajo!”

A partir de seis estudios y experimentos realizados con niños y padres, las investigadoras Claudia M. Mueller y Carol S. Dweck explican que elogiar a los niños por sus habilidades puede traer consecuencias negativas, ya que ellos entenderán que lo importante es haber conseguido un halago por su logro, y en la vida cotidiana centrarán su esfuerzo en obtener resultados específicos dignos de una felicitación. Sin embargo, cuando los padres o los maestros felicitan a los niños por haber trabajado duro, ellos continúan eligiendo solucionar problemas que impliquen adquirir nuevos aprendizajes y no prefieren el camino fácil y seguro.

De igual manera, el estudio muestra que los niños que son constantemente elogiados por hacer un buen trabajo aprenden a valorar más las consecuencias sociales de sus logros, es decir, el hecho de recibir una felicitación y el sentirse halagados. En cambio, los niños que son elogiados por el esfuerzo y el proceso valoran el resultado final, con todas sus implicaciones, y entienden que el esfuerzo puede permitirles mejorar.

6. “La práctica hace al maestro”

Sabemos que practicar y ensayar nuestras habilidades suele ser una forma de mejorarlas y de volvernos más audaces; sin embargo, cuando le decimos esto a un niño, podemos generar en él una presión extra por ser el mejor. Joel Fish, psicólogo del deporte experto en atletas jóvenes, explica que al hacer esta clase de comentarios, se transmite el mensaje de que si los pequeños fallan, es porque no están practicando lo suficiente y, por lo tanto, se recriminarán a sí mismos que por más que lo intenten, no logran ser los mejores. En estos casos, es mucho más efectivo solamente invitarlos a que hagan su mejor esfuerzo.

7. “Aprende de tu hermano”

En general, las comparaciones entre las personas no hacen más que generar problemas y rivalidades. En esencia, son dañinas, más aún con los niños.

Los conflictos y la competencia entre hermanos suelen ser bastante comunes en las familias con varios hijos. Cuando los padres fomentan las comparaciones entre ellos, el resultado es que uno de los niños termina por convertirse en un modelo a seguir para los otros. La consecuencia de este tipo de actitudes por parte de los adultos es que no solo nuestros hijos compiten entre ellos, sino que también corre peligro su autoestima, ya que crecen con la idea de que sus padres esperan de ellos algo que en realidad no son.

8. “Aprende a hacer las cosas tú solo, porque yo no voy a estar siempre para ayudarte”

Todos los padres desean que sus hijos logren ser autónomos e independientes, porque es cierto que nadie vive para siempre y en algún momento ellos tendrán que valerse por sí mismos. La clave aquí es hacer todo a su debido tiempo.

No hace falta que les recordemos a los pequeños desde sus primeros años de la infancia que algún día no estaremos, sino que lo realmente importante es aportarles las herramientas necesarias para que cuando llegue el día de ser independientes, puedan hacerse cargo de ellos mismos de manera oportuna y sin inconvenientes.

9. “Eres el mejor de la escuela”

Tal como explica el estudio de Olivia López Martínez y Juan Navarro Lozano, decirles a los hijos cosas como “eres el mejor de la escuela” con mucha frecuencia, en lugar de ayudarlos a fortalecer su autoestima, los puede hacer sentir dependientes de sus padres o incluso insignificantes de tanto escucharlo.

Es importante, por lo tanto, ofrecer apoyo incondicional a los pequeños, pero al mismo tiempo, dejar que ellos experimenten sin nuestra influencia sus logros y sus fracasos.

10. Cualquier otro cumplido que no sea honesto

Cuando los hijos realizan algo que les costó mucho trabajo o significó mucho esfuerzo para ellos, como presentarse en un escenario, los padres tienden a elogiar el acto como tal, por ejemplo, “cantaste increíble”, cuando en muchas de las ocasiones esto no es verdad, y lo único que se quiere lograr es felicitar al pequeño o hacerlo sentir mejor.

Cuando la situación es desfavorable, sucede lo mismo, los padres intentan hacerle creer al niño que el resultado de su trabajo fue mejor de lo que realmente fue. Y el problema es que los niños, al ser muy perceptivos, se dan cuenta de que se trata de un cumplido deshonesto y no se sienten bien. Por ejemplo, si un pequeño participa en un concurso de talentos de la escuela y su desempeño no es el mejor, no hace falta decirle si lo hizo bien o mal, sino que basta con reconocer el esfuerzo detrás del resultado.

Cuando estés a punto de halagar a tu hijo por algo que consideres importante, pregúntate cuál es la mejor manera de hacerlo y qué es lo que deseas que tu hijo aprenda a partir de tu felicitación. ¿Qué cosas valiosas crees que deben escuchar los niños?

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