10 Rarezas en nuestro comportamiento que tienen una explicación científica

Psicología
hace 5 años

Todos nosotros, al menos una vez en nuestra vida, fuimos testigos de acciones extremadamente ilógicas de otras personas. Por ejemplo, gastar 3 horas para elegir un vestido, y al final ir a una cita en jeans. Pasar de una fila a otra en el supermercado como si se tratara de una cuestión de vida o muerte. Durante 25 años ser una buena chica, y luego romper una ventana de un vecino con un ladrillo. Parece que hay gente cuyo comportamiento es difícil de explicar en términos de sentido común. Pero no es tan así.

Genial.guru cree que incluso las acciones más ridículas a primera vista pueden ser entendidas y perdonadas. Y las investigaciones recientes de los científicos ayudan a arrojar luz sobre las causas de nuestras rarezas.

1. A veces, desbordados por la sobreabundancia de sentimientos, queremos morder a alguien

A veces te gusta tanto alguien que tienes ganas de... comerlo. Algunos padres en broma muerden los dedos de sus hijos, y ​​los adultos pueden morder suavemente a su pareja.

Según una teoría, esto se debe a la hormona dopamina. El olor de un hijo biológico causa el mismo placer que una deliciosa comida, y como resultado de esta “confusión” nace un deseo de morder al bebé. Según otra teoría, las mordeduras son un elemento del juego y de la comunicación. Los animales se muerden suavemente, expresando su confianza y simpatía. La gente a veces hace lo mismo.

Si el deseo de morder se convierte en una obsesión, y la persona está dispuesta a clavar los dientes no solo en los demás, sino también en sí misma, entonces ya se trata de la dacnomonía. Se requiere la ayuda de un especialista.

2. Todos sufrimos de abulomanía en algún momento de la vida

Podemos ser personas sanas física y mentalmente, pero al mismo tiempo pasar horas eligiendo el sofá adecuado para nuestra sala de estar. El problema de la elección a veces nos lleva a un estupor. Esto es indecisión compulsiva, o aboulomanía.

Hay personas que dedican una gran cantidad de tiempo a tomar las decisiones más básicas. Deben estar 100 % seguros de la exactitud de su elección.

Los psicólogos aconsejan lanzar una moneda. Cuando vuela ya sabes si te va a alegrar más la cara o la cruz. O, como los samuráis japoneses, respirar 7 veces. Si después de esto no puedes tomar una decisión, pasa a hacer otra cosa.

3. En una fila, no nos guiamos por el sentido común en absoluto

En los supermercados, a menudo se puede ver que unos compradores se mueven de una fila a otra como si estuvieran por perder su avión. Ryan Buell, de Harvard, considera que a las personas, inconscientemente, no les gusta ser la última en una fila. Como regla general, la penúltima persona está aproximadamente un 20 % más feliz que la última. Si te pones detrás de este cliente tan inquieto, existe una alta probabilidad de que se calme y deje de correr de una caja a otra.

Y los científicos israelíes han descubierto que las personas estiman la velocidad de la cola no por la cantidad de personas o bienes, sino por la cantidad de espacio que ocupan las compras. Esto a menudo hace que se comporten de manera irracional, al elegir una fila “corta” que contiene muchos artículos pequeños.

4. Los esfuerzos físicos nos hacen más habladores

La mejor manera de descubrir el secreto de una persona es hablar con ella después de que levantó pesas enérgicamente, o, por ejemplo, corrió el último bus. El hecho es que el esfuerzo físico y los hechos extremos conducen a un aumento de la frecuencia del pulso y la respiración acelerada. El cerebro responde a esto como a una amenaza y moviliza todas las fuerzas para defenderse. En particular, aumenta el deseo de comunicarse con los demás.

El mecanismo de esta conexión no se ha estudiado en su totalidad, pero la profesora Jonah Berger cree que, en caso de peligro, nuestros antepasados ​​compartieron más rápidamente la información sobre alguna amenaza y cómo superarla para poder sobrevivir. Si no quieres revelar secretos después de un entrenamiento, trata de no entrar en un debate con nadie durante al menos media hora.

5. A veces creemos en algo con tanta fuerza que nosotros mismos podemos destruir el objeto de nuestra fe

Parece que cuanto más esperamos que pase algo, mayor es la probabilidad de que sea así. Sin embargo, a veces se produce el efecto contrario: cuanto más cree la gente en algo, mayor será la probabilidad de que ella misma lo destruya.

Por ejemplo, la confianza en el manejo hace que los conductores sean seguros de sí mismos y despreocupados, lo que aumenta el peligro en las rutas. Confiar demasiado puede cegar a una persona y hacer que se comporte de forma muy descuidada.

6. En algunos lugares utilizan la disonancia entre nuestros sentidos para aumentar sus ganancias

¿Te has dado cuenta de que en muchos cafés y restaurantes en las pantallas grandes se emiten algunos videos, pero la música que suena es completamente diferente? Esto es en realidad un truco ingenioso de marketing.

Cuando varios órganos de los sentidos proveen información conflictiva a nuestro cerebro, sentimos ansiedad subconsciente. Los ojos ven una cosa, y los oídos oyen otra muy distinta. Esta situación se percibe como alarmante, y necesitamos energía para enfrentar el peligro potencial. Como resultado sentimos hambre, lo que significa que ordenamos más comida.

7. Sonreímos y asentimos incluso cuando no entendemos nada de la situación

Imagina que no has escuchado alguna frase de tu interlocutor. ¿Cuál es la posibilidad de que vuelvas a preguntar? Bastante baja, pero al menos puede haber una. Ahora imagina que el interlocutor repitió sus palabras, y una vez más no las escuchaste. En esta situación, 98 personas de cada 100 van a sonreír y asentir, como que diciendo “sí, me quedó todo claro”.

David Dunning y Justin Kruger consideran que las personas a menudo pretenden estar informadas, aunque es posible que no comprendan nada en absoluto sobre el tema de discusión, porque el conocimiento es valorado en la sociedad. Los científicos creen que cuanto más inteligente es una persona, más fácil le resulta decir: “No lo sé”, porque evalúa con seriedad sus habilidades.

8. Cuanto mejor es la reputación de una persona, más tentaciones tiene para hacer algo prohibido

Un famoso político recibió un soborno, y un actor popular, que parecía ser un hombre de familia ejemplar, resultó ser infiel. Estas situaciones son bastante comunes y están relacionadas con el efecto de la confianza. Una persona que ha creado una reputación ideal durante años en algún momento puede realmente considerarse perfecta. Y si es tan buena, puede permitirse un montón de cosas.

El psicólogo británico Bruce Hood cree que es peligroso controlar y reprimir tus emociones durante un tiempo prolongado. De esta manera una persona se encasilla. Tarde o temprano, eso la hace violar las prohibiciones y buscar la salvación, por ejemplo, en alcohol o dulces, o incluso violar la ley.

9. Los adolescentes son más vulnerables y esto está científicamente probado

Los adolescentes son muy sensibles a las críticas. Están seguros de que se hallan en el centro de atención y de que otros los evalúan y juzgan a diario. Muchas personas la llaman una edad de transición y no le dan mucha importancia. Y está mal.

Los científicos realizaron una exploración del cerebro de los adolescentes y descubrieron que sus áreas que son responsables de los pensamientos sobre ellos mismos (lóbulos frontales) son más activas en comparación con las de los adultos. La mayoría de los esfuerzos mentales de los jóvenes está destinada a lo que otros piensan de ellos (especialmente los compañeros). Por esta razón, los adolescentes a menudo se meten en problemas y cometen algo arriesgado. Y todo para demostrar su personalidad.

10. Durante la depresión, las personas perciben los colores de manera diferente

Las personas deprimidas suelen decir: “La vida ha perdido sus colores”. Y esto no es solo una expresión figurativa. La gente que sufre de depresión, realmente percibe el mundo que nos rodea en tonos apagados y grises.

Los científicos de la Universidad de Friburgo examinaron los ojos de los pacientes en diferentes estados emocionales utilizando electrorretinogramas. Encontraron una dependencia directa: cuantos más síntomas depresivos tiene una persona, menos sensible se vuelve su retina a los contrastes. Tales personas perciben peor la diferencia entre el negro y el blanco. Se puede obtener un efecto similar reduciendo el nivel de contraste de la imagen en el televisor.

Bono: cambios de humor frecuentes, ¿es un trastorno bipolar o no?

A cada persona en la Tierra en algún momento de su vida se le atribuye el trastorno bipolar. El estado de ánimo empieza a parecer un columpio, arriba y abajo, y no hay razón lógica para estos cambios. Sin embargo, no todo es tan simple.

Cuando uno sufre del trastorno bipolar, el estado de ánimo realmente salta como una curva en un cardiograma, pero tiene su propio patrón. Durante un episodio depresivo, aparecen los sentimientos de desesperanza y desesperación, fatiga, problemas con la concentración y la memorización. Todo esto es muy parecido a la depresión clásica.

Esto es reemplazado por un episodio maníaco. Y esto no es solo mejorar de humor. El nivel de energía y la actividad general aumentan, la excitabilidad aumenta, aparecen un deleite irracional o irritabilidad. Puede haber problemas de sueño y propensión a un comportamiento riesgoso sin sentido. A veces los episodios de depresión y manía ocurren simultáneamente. Tal estado puede atormentar a una persona durante años.

Por lo tanto, si a veces tu estado de ánimo cambia dramáticamente, esto no significa que eres una persona bipolar sí o sí. En este caso, te aconsejamos que descanses más y llenes tu vida de nuevas emociones positivas.

¿Crees que estos datos pueden ayudarte a comprender mejor algunas de las rarezas de las personas que te rodean? ¿O tal vez te reconociste en algo?

Ilustradora Ekaterina Gapanovich para Genial.guru

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