11 Consejos que ayudan a calmar la ira de los niños

Psicología
hace 3 años

La ira suele ser una emoción tan molesta como necesaria. Sin embargo, para los más pequeños, puede llegar a ser una emoción perturbadora o incomprensible. Esto no solo da paso a rabietas o berrinches, sino que además puede llegar a generar un mal clima familiar. Pero la buena noticia es que, como adultos, podemos ponerle remedio. Por supuesto que los niños también pueden encontrar formas de gestionar su enojo.

Genial.guru comparte estos consejos que puedes implementar si en algún momento tu hija o hijo expresa sentirse fuera de control con sus emociones.

1. Usa un termómetro de las emociones

A menudo, los niños no saben expresar bien sus emociones y suelen reaccionar del único modo que conocen. El termómetro de la ira es una buena herramienta que ayuda a la niña o niño a reconocer las señales de que su ira va en aumento. Para ello, dibuja un termómetro grande en una hoja de papel: en la parte inferior coloca un 0 y completa los números ascendentes hasta el 5. De acuerdo a la escala es que podrás escribir una sensación; por ejemplo: 1 podría ser tranquilo, 2 podría ser molesto, 3 podría ser frustrado, 4 podría ser enojado y, finalmente, 5 podría ser furioso. Ayúdate de colores para hacer más visual la representación del termómetro.

2. Enseña a tu hijo sobre las emociones

Si una niña o un niño no es capaz de comprender sus emociones, tampoco será capaz de verbalizarlas. Esto quiere decir que, si un niño no puede identificar que está enojado, quizá la mejor forma que tiene de demostrarlo es golpeando. Por ello, es importante enriquecer el lenguaje de los más pequeños con palabras básicas sobre las emociones como: enojado, triste, feliz y/o asustado. El principio de la educación emocional es hacer una descripción de ellas, puede ser a través de cuentos, mostrándole fotosimágenes de personajes animados con esas emociones, o hacer un juego básico como “ahora me siento... porque...”.

3. Intenten responder juntos a los por qué

Responder y hacer preguntas es una parte importante del aprendizaje. Por lo que es buena idea es explicar a la niña o el niño que hacer preguntas es un modo de obtener más información sobre algo.· El “por qué” significa una razón, como “me caí porque tropecé con una piedra”. Las preguntas son muy importantes para la educación infantil. Preguntas como “¿por qué me siento enfadado cuando no puedo comer más galletas?” pueden tener muchas respuestas que ayudan al aprendizaje de las emociones.

4. Practica técnicas de relajación

Los niños también pueden presentar niveles de cansancio, ansiedad y estrés que impiden que se conecten con sus emociones. Existen técnicas de relajación que, de acuerdo a la edad, proporcionan calma y, por lo tanto, bienestar que pueden mejorar el estado de atención de los pequeños. Algunas de ellas son:

De 0 a 3 años:

  • Masaje: un masaje relajante y estimulante para ayudarle a dormir.

  • Bote de la calma: este puede hacerse con una botella de plástico, diamantina, pintura vegetal y agua caliente. El propósito es que el niño pueda usarlo cada vez que se sienta frustrado o al punto del enojo, pues el ir y venir de la diamantina en el líquido le transmite paz.

De 3 a 7 años:

  • Técnica del globo: consiste en pedir al niño que se imagine a sí mismo como un globo que se infla y desinfla. El propósito es enseñarle a tomar aire, mantenerlo y luego soltarlo, tal cual si fuese un ejercicio de respiración.

  • Técnica de la tortuga: el niño se imagina que es una tortuga, echándose al suelo boca abajo; el sol está a punto de esconderse y la tortuga se tiene que dormir, encogiendo las piernas y brazos poco a poco, hasta ponerlos bajo su espalda, que será el caparazón de la tortuga. Después, le diremos que ya es de día otra vez y la tortuga se despierta sacando piernas y brazos de nuevo muy despacio. Es un excelente ejercicio de estiramiento, casi sin darse cuenta.

De 7 a 9 años:

  • Mindfulness: en esta etapa, los niños ya pueden comenzar a hacer meditación básica sentándose en el suelo, en silencio, con una meditación guiada profesional.

  • Colorear mandalas: los mandalas son excelentes para bajar niveles de estrés y ansiedad, por lo que colorearlos o, mejor aún, dibujarlos, es un gran ejercicio de concentración.

  • Muñeco de trapo: El niño se imagina que es un muñeco de trapo, por lo que debe mover las extremidades como tal; con esto logramos que suelten los músculos y relajen la tensión.

De 9 a 12 años:

  • Técnicas más especializadas de respiración: para esta edad, los niños están más capacitados para prestar atención a su propia respiración, por lo que podemos ayudarles con técnicas cada vez más profundas y complejas para vivir en el presente.

5. Normalizar todas las emociones (incluida la ira)

Cuando un niño experimenta emociones muy intensas rápidamente puede sentirse asustado. Por lo que enseñarle al pequeño que la ira es la forma natural de su cuerpo de alertarlo de que algo no está del todo bien ayudará a que esta emoción intensa se sienta menos abrumadora. Hablar de cómo se siente la ira hará a esta emoción visible y fácil de identificar.

6. No reacciones, solo acciona

Intentar “hacer entender” a un niño cuando se encuentra en una alta excitación emocional no solo es inútil, sino que también puede ser contraproducente. Lo mejor es anticiparse y hablar sobre el enojo y sobre cómo enfrentarlo antes, durante las actividades de la vida cotidiana, por ejemplo: “Me enoja que mamá no me compre todo lo que quiero en la tienda”, entonces habrá que enseñarle que en la tienda solo podrá comprar una cosa. A través de la rutina, el niño tendrá oportunidad de memorizar estos procedimientos antes de llegar al estado de ira. Es decir, hay que enseñarle al niño a gestionar su enojo antes de que este lo domine.

7. Fomenta la empatía

El enojo puede ser una emoción tan fuerte que, en un niño, suele nublar toda posibilidad de razonamiento. Sin embargo, es posible que los padres lo ayuden a ver las cosas desde otro punto de vista para fomentar la empatía. Si la niña o el niño no quiere hablar sobre sus sentimientos, siempre podemos hablar de su personaje favorito de algún libro o caricatura. El objetivo del adulto es hacer preguntas para que la pequeña o el pequeño vea el otro lado del problema y lo relacione con la situación actual. Por ejemplo: ¿cómo se sentiría o cómo reaccionaría tal personaje en cierta situación? La empatía a temprana edad no solo desarrolla el carisma, sino que también ayuda a disminuir la agresividad.

8. Evita ceder a las rabietas

Las rabietas son el fin último de un colapso de ira; además, los niños más expertos saben que es la forma más eficaz para satisfacer sus necesidades. Sin embargo, los padres deben aprender a no ceder ante esto pues, aunque podría ser la solución fácil a corto plazo, a la larga solo empeorará los problemas de conducta e incluso de agresión. Lo mejor es trabajar con la pequeña o el pequeño en conjunto y ayudarle a conectarse con sus emociones para que tenga seguridad de que se satisfarán sus necesidades en el momento adecuado.

9. Usa el humor como un aliado

Por supuesto, cuando un niño se encuentra en un momento emocional intenso, como la ira, es difícil encontrar el humor en medio de la tormenta; sin embargo, no es imposible. Primero, hay que ir al fondo del problema y reconocer que muchas veces los desacuerdos se deben a cosas bastante tontas. Señalarlos de manera suave puede disipar la tensión y llevar a una solución. Educar con sentido del humor puede ser una herramienta clave para una crianza más feliz.

10. Aléjate o acércate físicamente dependiendo de la situación

No todos los niños son iguales. Cada niña o niño reaccionará a una situación emocional de distinta manera. Sin embargo, como padres, es importante saber si, frente a un momento de enojo, la niña o el niño necesita alejarse (lo que los psicólogos llaman “tiempo fuera”) para calmarse y recuperar el control o si, por el contrario, necesita contacto físico para calmar la situación, como un abrazo en el momento oportuno para evitar los sentimientos de frustración que pueden provocar enojo.

11. Sé un buen modelo a seguir

Ser conscientes de nuestra propia ira será también una herramienta clave para guiar a nuestros propios hijos por el sendero del autoconocimiento. Los niños imitan, muchas veces, las conductas de los adultos. Por supuesto, no es fácil reconocerlo, pero es importante. Si bien la ira es una parte normal de la vida, a veces, incluso como adultos, no sabemos enfrentarla. Presta atención a cuántas veces muestras enojo (llevar un diario es buena idea), y observa qué lo desencadena y cómo reaccionas (gritar, golpear la pared, golpear el volante) y resuelve tus propias emociones o busca ayuda, si la necesitas.

¿Crees que el enojo es una emoción negativa que debe evitarse?, ¿cómo enseñas a tus hijos a lidiar con ella?

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