11 Normas de nuestros padres que hoy solo causan desconcierto

Psicología
hace 3 años

Hace 20 o 30 años, nuestros padres no tenían acceso fácil a la literatura sobre la crianza de los hijos ni a los seminarios en línea de pedagogos y psicólogos. Los niños eran educados de forma intuitiva, a menudo confiando en los métodos de sus propios padres. Por eso no es de extrañar que muchos valores que los padres consideraban inviolables en realidad no lo sean; y que ahora causen, si no decepción, al menos desconcierto en sus hijos mayores.

En Genial.guru recordamos nuestra infancia e hicimos una lista de valores que nuestros padres nos inculcaron persistentemente y, como era de esperar, fue en vano.

1. La educación superior: un indicador de estatus

“¡No puedes conseguir un buen trabajo sin un diploma universitario!”. ¿Quién no ha escuchado eso cuando era adolescente? Muchos se creyeron esta “verdad” y ahora ni siquiera recuerdan dónde está su diploma. Más del 40 % de los licenciados universitarios trabajan en puestos que no requieren estudios superiores: los empresarios se interesan ahora mucho más por las habilidades prácticas de los empleados que por sus cualificaciones.

Los estudiantes pueden hacer una pausa después de la graduación para ordenar sus pensamientos, decidir las acciones posteriores y comprender si la educación superior es realmente necesaria para ellos.

2. Ser corpulento es garantía de salud

Un buen niño era aquel que no dejaba nada en el plato después de la cena. Estar corpulento se consideraba un signo de salud. Pero los malos hábitos alimentarios en la edad adulta suelen provocar problemas de sobrepeso y trastornos de la alimentación.

3. Los clubes y los cursos son buenos para desarrollarse y ampliar la mente. Cuantos más haya, mejor

Una agenda demasiado apretada puede sobrecargar a un niño, lo que sin duda no favorece la ampliación de sus puntos de vista.

El famoso educador estadounidense Douglas Haddad aconseja a los padres que vayan más despacio y les den tiempo a los niños para que descubran sus propios talentos, y que luego decidan la dirección de la educación adicional.

4. No es el dinero lo que te hace feliz

Ojalá fuera así, pero la vida dicta sus términos: el dinero puede hacer más feliz a una persona, no importa lo que nos hayan dicho en nuestra infancia.

Es importante que los padres les enseñen a sus hijos conocimientos financieros desde una edad temprana. Esto les ayudará a formar hábitos correctos en la gestión del dinero y a lograr el éxito financiero en la vida adulta.

5. Los niños pequeños son la responsabilidad de los hermanos mayores

A menudo, una gran parte del cuidado de los niños más pequeños recaía en los mayores. Los padres trabajaban y a veces no había otra salida. A pocas “niñeras” les gustaba esto, ya que tenían que sacrificar los juegos con los amigos y las aficiones por las necesidades de los hermanos menores.

Los psicólogos afirman que, a veces, el hecho de que los niños desempeñen el papel de padres puede provocar problemas psicológicos en la edad adulta: una falta de voluntad categórica de tener hijos propios o una relación de pareja basada en el patrón de cuidado habitual de los niños más pequeños.

6. La mujer es la que se ocupa del hogar y el hombre es el sostén de la familia

En las últimas décadas, los roles de género han perdido su relevancia. Las mujeres tienen más éxito a la hora de hacer carrera, mientras que los hombres se quedan de baja por paternidad o se ocupan del hogar.

7. Es vergonzoso para una mujer no saber hacer las tareas domésticas y para un hombre no saber nada de carpintería o plomería

No todos se beneficiaron con las lecciones escolares. Algunos nunca han aprendido a manejar una máquina de coser ni a dominar la “sabiduría” de una sierra de calar y un soldador. “No se dio” o “no hay ganas para esto”, no importa. Resulta que no hay nada de malo en ello: cualquier trabajo que requiera habilidades especiales puede ser realizado ahora por especialistas de alto nivel.

8. No hay mayor vergüenza para una mujer que tener un hijo sin estar casada

Y de nuevo, lo pasado, pasado. Hoy en día, una madre soltera no sorprende a nadie y no despierta la misma condena que hace 30 años. A menudo, el nacimiento de un hijo sin que haya un marido es un paso deliberado de la mujer. Además, en los últimos 30 años, el número de padres solteros se ha multiplicado por más de 1,5.

9. “¡No lo mimes tanto! ¡Lo vas a malcriar!”

Por alguna razón, se solía pensar que las muestras de afecto, como los abrazos o los elogios sinceros, podían malcriar a un niño. Más de una generación de adultos ya ha cosechado los “beneficios” de la falta de expresión de la ternura en la infancia: los padres, que no han recibido suficiente amor, no pueden dárselo a sus hijos.

10. Austeridad excesiva

En tiempos de escasez y falta de dinero, se exigía a los niños que tuvieran cuidado con su ropa; era costumbre dividirla en “ropa para fiestas” y “para andar en casa” (esto último generalmente consistía en prendas heredadas de hermanas y hermanos mayores). El ahorro también se expresaba en la inaccesibilidad de los juegos de té del armario y la caja de dulces que no se podía tocar en julio (“¡es para el Año Nuevo!”). Hoy en día no es necesario un ahorro excesivo: los artículos domésticos imprescindibles pueden comprarse hasta con el presupuesto más modesto.

11. La cigüeña es la que trae a los bebés

Algunos temas no eran objeto de discusión: cuando se les preguntaba a los padres de dónde venían los niños, era costumbre escuchar que los encontraron en un repollo o que los trajo una cigüeña. Los jóvenes suelen tener su primera experiencia de relación “a ciegas”: al carecer de conocimientos suficientes sobre su cuerpo, confían en los consejos de amigos más “ilustrados” y en la información incompleta de libros y películas. Todo esto podría tener resultados desastrosos: problemas de salud y mentales.

¿Qué “reglas” de tu infancia han perdido importancia para ti a medida que has ido creciendo?

Imagen de portada Depositphotos.com

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