8 Señales de que el perfeccionismo se nos ha ido de las manos y cómo remediarlo

Psicología
hace 1 año

La perfección, en muchos casos, es imposible, pues depende de algo totalmente subjetivo. Lo que podría ser perfecto para una persona, para otra, no lo es tanto. Pero lo cierto es que esta autoexigencia puede tener consecuencias como ansiedad, baja autoestima y, frecuentemente, depresión. Después de todo, se trata de un pensamiento irracional que muchas veces, en lugar de ayudar a alguien a alcanzar una meta, lo aleja de ella.

En Genial.guru, sabemos que el perfeccionismo puede gestionarse sin sacrificar el equilibrio mental y emocional, y te contamos cómo en este artículo.

Cuál es el perfil del perfeccionista

Según una investigación, el perfeccionismo implica un deseo irracional de lograr la exigencia más alta, que conlleva a ser demasiado crítico con uno mismo y con los demás. Esto quiere decir que las personas perfeccionistas tienen expectativas educativas, profesionales, emocionales, etc., poco realistas para ellas mismas.

Sin embargo, un perfeccionismo radical tiene como consecuencias niveles muy altos de agotamiento, estrés y adicción al trabajo, entre otras. Una persona perfeccionista no solo evalúa rigurosamente su propio desempeño, sino que también tiene muchas expectativas para otras personas en su vida.

Actitudes negativas del perfeccionismo

Aunque intentar conseguir lo mejor de lo mejor podría ser válido para mejorar constantemente y tener resultados superiores, los expertos dicen que hay que tener cuidado con los siguientes rasgos, que en lugar de ser actitudes positivas, llevan al fracaso.

  • El pensamiento de todo o nada. Las personas exigentes tienden a establecer metas altas y trabajar duro para alcanzarlas. Sin embargo, no aceptarán nada menos que la perfección; fuera de esto, todo es visto como un malogro.
  • Muy críticos. Mientras que la mayoría de las personas se enorgullecen de sus logros y usualmente apoyan a los demás, los perfeccionistas tienden a detectar los errores más mínimos. Se concentran en eso y tienen problemas para ver cualquier otra cosa.
  • Miedo al fracaso. Suelen ser empujados hacia sus objetivos por el miedo a no alcanzarlos, y si no los cumplen, pueden sentirse profundamente abrumados.
  • Sus expectativas son poco realistas. Como ya hemos visto, sus objetivos son estrictos y no siempre razonables, por ello, a menudo establecen sus metas iniciales fuera de su alcance, lo cual les produce mucho sufrimiento.
  • Dejan para mañana lo que se puede hacer hoy. Las personas muy exigentes con los resultados suelen pensar que si algo no se va a hacer perfecto, lo mejor es no comenzar hasta que tengan todas las condiciones controladas para hacerlo. Por lo mismo, son grandes procrastinadoras.
  • Se paralizan ante cualquier obstáculo. Cuando el perfeccionismo llega a niveles muy altos, nunca se llega a estar totalmente satisfecho con lo que se hace, se tiene o se consigue, y esto puede llegar a impedirles intentar hacer nuevas cosas.
  • Suelen tener una actitud defensiva. Debido a que todo aquello que sea menos que perfecto es intolerable, una persona quisquillosa tiende a responder defensivamente a las críticas constructivas.
  • Tienen baja autoestima. Como son seres muy autocríticos, sufren de baja autoestima. Pueden sentirse solos o aislados, ya que por su misma rigidez también pueden alejar a los demás. Esto puede conducir a una apreciación de sí mismos aún más baja.

Estrategias para gestionar la autoexigencia

El perfeccionismo es solo un rasgo de la personalidad, por lo que puede trabajarse y sobreponerse de forma gradual con algunos consejos.

  • Sé más consciente de tus autoexigencias. El primer paso para superar cualquier conducta es reconocerla. Tómate un tiempo para hacer una pausa y prestar atención a tus patrones de pensamiento en torno al perfeccionismo. Incluso es buena idea escribirlo para comprenderlo mejor.
  • Enfócate en lo positivo. Querer que todo sea perfecto significa que existe una tendencia en fijarse únicamente en las partes negativas personales y de todo el mundo. Sin embargo, es importante hacer un esfuerzo consciente para reconocer también lo bueno. Puedes hacer una lista de gratitud en la que escribas las cosas que aprecias de ti mismo y de los demás.
  • Ten claro que todo el mundo puede equivocarse, incluso tú. Permítete cometer errores solo como un experimento. Los errores son oportunidades para aprender, crecer y mejorar. Una forma de practicar esto es adoptar un nuevo pasatiempo en el que probablemente no seas bueno en el primer intento. En lugar de tratar de ser el mejor, disfruta de la actividad y aprende lentamente cómo mejorar.
  • Establece metas más razonables. Los perfeccionistas tienden a establecer metas que no son realistas debido a sus estándares imposibles. Una forma de dejar de lado el perfeccionismo es establecer metas que sean más alcanzables e inteligentes.
  • Aprende a recibir críticas. No te tomes las críticas como algo personal. La crítica constructiva puede ayudarte a crecer.
  • Baja la autoexigencia. Recuerda que la persona que más te presiona eres tú mismo. Sé amable contigo y practica la autoaceptación al reducir los estándares poco realistas que te has fijado. Si estás dando lo mejor de ti, lo estás haciendo bien.
  • Intenta no posponer las cosas. El mejor momento para hacer las cosas increíblemente bien nunca llegará. Simplemente, no puedes hacer un trabajo a la perfección. La parte más difícil siempre es comenzar, pero incluso si te sientes mejor haciendo un borrador de tu trabajo con anticipación, es mejor que nada.
  • Elimina las influencias negativas. Ya lo sabes, si Pinterest te genera estrés por no conseguir todas las cosas bonitas que ves allí, elimínalo. Es importante que también controles las redes sociales, la televisión, las películas, los libros o los podcasts que pueden reforzar tu idea de perfeccionismo.

No existe nada que sea considerado perfecto, pero podemos estar orgullosos de hacer lo mejor que podemos. ¿Qué otros consejos añadirías para quienes intentan hacer las cosas al cien?

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