9 Acciones “egoístas” por las que no deberíamos avergonzarnos

Psicología
hace 5 años

La palabra insultante “egoísta” en los labios de los demás no siempre significa que una persona está haciendo algo mal. Lo más probable es que simplemente haya dejado de ser callada, y haya aprendido a defender sus principios. Eso, lamentablemente, es algo que le molesta a mucha gente.

Genial.guru ha compilado una lista de 9 actos supuestamente egoístas que, en realidad, hablan de madurez psicológica.

1. Exigir una compensación

Un peinado mal hecho, una sopa demasiado salada o un producto defectuoso son un motivo claro para una queja. Los especialistas aconsejan primero simplemente expresar tu descontento y pedir que lo que no te ha gustado se vuelva a hacer. Si la situación no se puede corregir, el mal humor del cliente debe ser recompensado.

Opciones de compensación:

  • Un nuevo servicio a expensas de la institución.
  • Devolución del producto.
  • Una tarjeta de descuento o de un servicio sin cargo.
  • Una recompensa financiera.

Las cuestiones de compensación pueden ser solucionadas por el gerente, el supervisor o el dueño del establecimiento.

2. Holgazanear

Los sentimientos de culpa por la falta de productividad o por las obligaciones incumplidas son el resultado de la falta de confianza en uno mismo o de la hiperresponsabilidad. Leemos docenas de artículos sobre cómo mejorar la efectividad en nuestro trabajo, pero nos olvidamos de permitirnos relajarnos, detenernos y descansar.

3. Negarse a participar en chismes

Hablar de otras personas es un fenómeno común en un grupo de amigos o de trabajo, y negarse a participar en él muchas veces es causa de discordias. Para mantener tu comodidad espiritual, es mejor plantear tu posición inmediatamente, aunque suene poco amable.

4. Separar la vida personal de la laboral

Pedirles a los clientes o a los compañeros de trabajo que no te molesten con problemas laborales después de las 18:00 o las 19:00 es normal, aunque pueda causar malentendidos. Sin embargo, los psicólogos occidentales consideran desde hace mucho tiempo que la separación entre el tiempo personal y el horario de trabajo no es egoísmo, sino una prevención vital del agotamiento profesional.

5. Ocupar tu lugar

En un tren o en un avión siempre habrá personas que te ofrecerán intercambiar lugares, explicándolo con un sinfín de razones. Pero no tienes la obligación de cambiarte si no quieres, y tampoco justificarte por tu decisión. Después de todo, siempre se puede reservar el sitio deseado con anticipación si es tan importante.

6. Exigir un ascenso

El síndrome del impostor puede hacerte dudar hasta de tu derecho a ocupar el lugar de trabajo actual, y ni hablar de una promoción. Pero es normal pedirle al jefe un ascenso si sientes que tienes la fuerza necesaria para realizar un trabajo más complejo y si has logrado establecer los contactos pertinentes con el equipo laboral (y si una posición más alta de verdad te interesa, por supuesto).

7. Dejar de hacer el papel de psicólogo

Si una amiga te llama todos los días para quejarse de su vida, y esto dura muchos años, vale la pena reflexionar. La amistad debe inspirar y alegrar la vida de forma bilateral. Por supuesto que hay que ofrecer ayuda en situaciones difíciles, pero hay que hacerlo correctamente:

  • Tratar de sacar al ser querido de la condición de víctima.
  • Dar consejos constructivos o mostrar preocupación.
  • No olvidarse de tu propia familia y de tu comodidad psicológica.

Tus sentimientos después de la comunicación serán una buena guía: ¿te sientes satisfecho o psicológicamente utilizado?

8. Hacer cosas por uno mismo

Sacrificar la vida por los demás puede parecer noble desde afuera, pero conduce a consecuencias devastadoras. La madurez psicológica consiste en la capacidad de separar tus verdaderos deseos y sueños de los impuestos, así como de la capacidad de realizarlos.

Por cierto, los psicólogos están seguros de que solo las personas con una autoestima alta y la habilidad de llevar a cabo las acciones importantes para ellas pueden formar una familia feliz y convertirse en buenos padres.

9. No tener miedo de la opinión pública

La libertad de mostrar las emociones, los sentimientos y la autoexpresión es por lo que respetamos a las personalidades fuertes. No se avergüenzan de negarse a ir una reunión o a una relación con una persona que les resulta poco interesante, de expresar su opinión abiertamente o de hacer el ridículo.

¿Qué acciones “egoístas” consideras razonables y apropiadas?

Imagen de portada Depositphotos, Depositphotos

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