9 Hábitos de nuestras madres y abuelas que han cambiado con el tiempo

Psicología
hace 2 años

Parece que no ha pasado demasiado tiempo desde que nuestras madres y abuelas eran jóvenes. En efecto, medio siglo es la nada misma para la historia. Pero, al mismo tiempo, muchas cosas se han modificado de forma drástica. Y lo que era habitual para la generación mayor hoy solo nos complica la vida.

En Genial.guru, decidimos realizar una encuesta y recordar qué hábitos del pasado siguen estando presentes a cada paso. Y también pensar por qué algunos de ellos ya no tienen cabida en nuestra vida cotidiana.

No se puede tirar la ropa así nomás

Cuando nuestras madres y abuelas eran jóvenes, los artículos básicos valían demasiado y eran difíciles de conseguir. Y aunque estuvieran rotos o cubiertos de manchas persistentes, seguían usándose en casa. Y si esa misma camiseta finalmente superaba su vida útil, le esperaba una nueva etapa: pasaba a ser un trapo para limpiar los pisos o el polvo.

Por supuesto, hoy en día este ciclo de cosas merece incluso un elogio por su carácter ecológico. Sin embargo, no hay que olvidar que la ropa de casa puede ser cómoda (¡y también bonita!), y que todo lo innecesario se puede reciclar o regalar a los necesitados. Y seamos sinceros, los trapos especiales de microfibra son mucho más prácticos.

Y tampoco se puede tomar una taza de té sin algunas golosinas

Para ser honestos, nosotros mismos seguimos tomando el té exclusivamente con galletas. O caramelos. O con cualquier golosina o delicia horneada. La costumbre inculcada desde la infancia de tomar “algo para el té” se ha convertido en una auténtica tradición de muchos de nuestros compatriotas. Y también en una forma de tratar amablemente a los huéspedes no invitados.

  • ¡Es un hábito terrible beber té con algo delicioso! Ahora estoy sentado muy decepcionado porque no tengo nada para acompañar mi té. © Fun_Zombie / Twitter

Nunca te olvides de lo que pensará la gente

La dependencia de lo que piensen los demás estaba firmemente arraigada en el subconsciente de nuestras abuelas. La opinión de amigos, colegas, vecinos e incluso de desconocidos se tenía en cuenta a la hora de elegir un novio para la hija, y la ropa para ir a la tienda. Y, por supuesto, vivir con una referencia constante a los demás te hace la vida mucho más difícil.

Pero nuestra generación construye cada vez más la vida según sus propias reglas y puede ir a la tienda de comestibles vecina con la ropa de casa.

  • Cuando me puse las zapatillas, mi abuela dijo: “¿Por qué siempre llevas calzado deportivo? La gente pensará que no tienes zapatos de verano”. Y le dije: “Déjame ir sin pantalones, porque si no, la gente pensará que no tengo ropa interior”. No volvimos a hablar de ello. © xeniebooo / Twitter

Comprar comida por si acaso. Nunca se sabe lo que el futuro te puede deparar

La escasez de bienes ha llevado a que los productos se compraran prácticamente siempre al por mayor. Los armarios de la cocina estaban repletos de docenas de bolsas de cereales, botellas de mantequilla y sacos de cinco kilos de azúcar. Y aunque hoy en día las estanterías de las tiendas están siempre llenas hasta el tope, la costumbre de la generación anterior de almacenar alimentos por si acaso sigue presente. Pero no hay que olvidar que todo tiene una vida útil, y tirar los productos estropeados es una verdadera pena.

  • Mi madre sigue comprando de vez en cuando cinco paquetes de arroz o pasta en el supermercado. Aunque ya haya un cajón entero en casa. ¿Qué sentido tiene? “Bueno, en caso de que desaparezcan del mercado, y estos son mis favoritos”.

Usar remedios caseros como tratamiento para diversas dolencias

Infusiones de hierbas, lociones curativas y... agua “cargada”. Todo esto era utilizado activamente por la generación anterior, porque el tratamiento “natural” es siempre mejor que “cualquier químico”. Aunque, hay que admitirlo, en la actualidad existe otro extremo: la costumbre de abrir primero el botiquín y tomarse un montón de medicamentos con un criterio propio sin acudir al médico. Por supuesto, tú mismo sabes que no debes hacerlo.

  • Mi abuela todavía tiene el agua “cargada” en algún lugar de su armario. Eran buenos tiempos, eso es seguro. © n_barmaleykina / Twitter
  • Así que me digo: a la primera oportunidad ve al médico, porque comer analgésicos en vez de desayunar, almorzar y cenar no es normal, pronto te derrumbarás como un abuelo decrépito. Pero nunca voy. © erphidrine / Twitter

Tratar las cosas nuevas de una manera peculiar

Seguro que todo el mundo tiene una anécdota de cómo una cartera o un bolso regalado a la abuela en un bonito paquete fue enviado directamente al armario a esperar el momento más “adecuado” para salir a pasear. Y podían pasar años para que llegara este momento “adecuado”.

Por desgracia, este aplazamiento también puede aplicarse a cosas que bien podrían facilitar la vida. Hay ahora todo tipo de artefactos útiles, como un trapeador con depósito de agua incorporado, pero la generación mayor vuelve a preferir todo lo antiguo y probado. Aunque son totalmente capaces de utilizar estas cosas, simplemente les da “pena” usar lo nuevo y prefieren “gastar” lo viejo.

  • A mi madre le regalaron una olla de cocción lenta en el trabajo. ¿Sabes cuánto tiempo estuvo en la caja antes de su primer uso (y eso fue por iniciativa mía)? Cinco años.

Nunca quejarse de nadie durante los conflictos

¿Recuerdas la ofensiva palabra “llorón” de la infancia? A menudo persigue a nuestras madres en la edad adulta, cuando las situaciones controvertidas se resuelven de cualquier manera, menos apelando a los funcionarios del orden superior. Pero nuestra generación no tiene miedo de escribir todo tipo de solicitudes y peticiones.

  • ¿Tú también has recibido un mal servicio en alguna tienda? Mi madre se enfrenta a esto todo el tiempo. Y nunca ha escrito sobre ello en el libro de reclamos, ni siquiera una reseña en la web. Solo hablaba con los vendedores, y les prometía que la próxima vez (si volvía a ocurrir) se aseguraría de escribir una queja. Pero al final nunca escribía nada. Y hace poco le tiñeron el pelo de tal manera que le mancharon su jersey nuevo. Le mencionó lo sucedido a la gente de la peluquería, pero nada. Ni siquiera le hicieron un reembolso.

No olvidan que los periódicos son algo muy importante

Hoy en día, prácticamente nos hemos olvidado de los periódicos de papel, porque cualquier información está siempre literalmente a mano: en el teléfono móvil. Pero nuestras abuelas siguen comprando estos productos impresos. Y todavía se las arreglan para utilizarlos en todos los ámbitos de su vida cotidiana: para limpiar espejos y vasos, para envolver la comida, etc.

  • Un día mi abuela me pidió que comprara dos periódicos. Yo creía que solo quería leer, pero hizo sombreros con ellos para que no nos diera una insolación. © ********* / Twitter
  • Y nuestra abuela acaba de llamarnos para pasarnos los números de los hombres del periódico que quieren conocer a mujeres, diciéndome que se los dé a mi madre para que los llame y los conozca. Menos mal que no eran para mí. Y de todos modos, ¿quién va a decirle a la abuela que es un “poco” incómodo hacer esto? © taelalune / Twitter

La llegada de los invitados es una ocasión para poner la mesa más suntuosa, según todas las reglas

Nuestra generación mayor tiene una relación muy especial con la comida. Visitas a alguien y la mesa se llena de inmediato con toda una montaña de platos diferentes. Esto es comprensible: en años anteriores, estos festines no solo eran un signo de hospitalidad, sino también un indicador de estatus.

La generación actual prefiere cada vez más no perder su precioso tiempo en la cocina y preparar algo más sencillo. Y casi siempre sin mayonesa.

  • Tuve problemas estomacales, revisé mi dieta y me siento muy bien desde hace un par de años. Pero los viajes para visitar a la madre de mi novio son un infierno. Cuidar a alguien para ella significa alimentarlo lo más posible. No cocina bien, todo es grasoso, frito, con una gran cantidad de mayonesa. Ninguna súplica funciona, te atiborra hasta más no poder, y se ofende si no te lo comes. Como resultado, cada comida se convierte en días de indigestión. Mi relación con ella ya de por sí no es muy cálida, así que no quiero empeorarla más, por ende como lo que la señora pone sobre la mesa, y luego me culpo a mí misma por mi falta de carácter. © Podslushano / Ideer

¿Qué hábitos del pasado has notado que aún tienen tus seres queridos? ¿O, tal vez, tú mismo?

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