9 Trastornos psicológicos que solo se dan en turistas

Psicología
hace 3 años

Lissette Calveiro viajaba cada mes para tomar fotos nuevas que tenían que provocar admiración en sus suscriptores. Luego, la chica aceptó que, buscando la popularidad y creando la ilusión de una vida rica, casi terminó destruyendo todo lo que tenía y se endeudó enormemente. Con la aparición de las redes sociales en nuestras vidas, los viajes se convirtieron en una condición necesaria para aquellos que quieren demostrar su bienestar y ganar la aprobación de otras personas. Pero todo tiene otra cara, y viajar no solo puede hacerte perder el dinero, sino también la cabeza.

Genial.guru descubrió que existen 9 trastornos psicológicos que pueden ocurrir con aquellos que no pueden mantenerse quietos, y están acostumbrados a dejar su casa para buscar nuevas aventuras.

1. Síndrome de París

Si alguien te pide imaginar París, ¿qué es lo primero que se te viene a la mente? Seguramente será la Torre Eiffel, las reposterías con pequeños pastelillos en sus mostradores y las elegantes francesas con sus vestidos bonitos. Muchos turistas viajan a la capital francesa con más o menos este concepto, pero sus expectativas se rompen sal ver la realidad de la ciudad.

Por supuesto que el síndrome de París no depende de la nacionalidad, pero los más susceptibles a él son los japoneses, debido a las diferencias demasiado obvias entre las dos culturas. Japón es famoso por su hospitalidad y cortesía con los desconocidos, por lo que, al enfrentar la rudeza, robos y estafas, su mente no aguanta semejante estrés, y se ven obligados a someterse a terapias psicológicas.

Síntomas:

  • Fuerte decepción.
  • Alucinaciones, sensación de perder el vínculo con la realidad.
  • Manía de persecución.
  • Agresión infundada.
  • Histeria.
  • Náuseas y mareos.

2. Síndrome de Jerusalén

El síndrome de Jerusalén no depende de la religión y puede afectar a cualquier turista que viaja a la capital de Israel. Y cuanto más viajes por los lugares sagrados, mayor es el riesgo de empezar a creerte un personaje bíblico: así es cómo se manifiesta este síndrome. Las personas empiezan a llamar atención gritando profecías y haciendo escándalos, y a veces su comportamiento puede llegar a ser extremo y terminar en lesiones (tanto propias, como causadas a los demás). En estos casos, se requiere la hospitalización forzosa hasta que se pase la psicosis. Por lo general, el síndrome desaparece solo unas semanas después o cuando el turista deja la ciudad.

Síntomas:

  • Emoción.
  • Deseo de separarse del grupo o de la familia para viajar solo.
  • La obsesión por la pureza: las duchas frecuentes y el deseo de cortarse las uñas en las manos y en los pies.
  • Elaboración de una vestimenta similar a una toga de color blanco con materiales que están a la mano: por lo general, con sábanas de hoteles.
  • Gritar versos de la Biblia y todo tipo de himnos religiosos.

3. Síndrome de Stendhal

El síndrome de Stendhal puede capturar a los turistas donde sea: en un museo mundialmente famoso, en el zoológico, en el teatro o, simplemente, en la calle si tienes la suerte de ver a una persona famosa o muy bella. La sensación de la belleza emociona tanto que el turista, literalmente, empieza a volverse loco. Por lo general, este síndrome se observa en los museos de Florencia, aunque hay personas que son inmunes a él, por ejemplo, los habitantes de Norteamérica y Asia. Los italianos también son inmunes a este fenómeno, ya que viven en medio de obras maestras y están acostumbrados a verlas.

Síntomas:

  • Mareos.
  • Alucinaciones.
  • Taquicardia.
  • Pérdida de orientación en el espacio, desmayos.
  • Histeria, conducta destructiva.

4. Dromomanía

Hay viajeros que no saben cuándo viajarán una próxima vez, todo depende de su estado emocional. La dromomanía es un trastorno psicológico que se presenta cuando una persona siente una obsesión por dejar su hogar e ir a dónde sea.

Durante tales "viajes", ellos calman su ansiedad y regresan a casa, sabiendo que su acto no fue nada racional. Pero también existe una forma pesada de este trastorno que se manifiesta en la vagancia prolongada: la persona viaja o, simplemente, va hacia adelante hasta que las fuerzas no lo dejan. La primera escapada de este tipo puede ser provocada por un estrés fuerte, pero los motivos se vuelven cada vez menos importantes.

Síntomas:

  • Impulsividad: un deseo espontáneo de, por ejemplo, ir a pescar. Vale la pena preocuparse si la persona dejó lo que estaba haciendo (por ejemplo, la comida), se puso la ropa y se preparó para salir.
  • No haberse preparado para el viaje: a la persona se le ocurrió ir a las montañas, pero no trae ni ropa caliente ni comida, se le olvida su dinero y los papeles.
  • Indiferencia hacia las obligaciones: no le importa en absoluto que tenga que faltar al trabajo o que pueda hacerle mal a sus seres queridos.

5. Choque cultural

Todo aquel que ha viajado al extranjero por primera vez, o ha visto algo extraordinario en su ambiente acostumbrado, sabe qué es el choque cultural. Por lo general, va acompañado de impresiones fuertes, causadas por emociones nuevas y desconocidas: comida rara, otras personas, idioma diferente. El lado negativo de este fenómeno es el pánico y el deseo de ocultarse del mundo exterior.

Las etapas del choque cultural:

  • "Luna de miel": te has enamorado del nuevo lugar desde que llegaste ahí y estás totalmente emocionado. En este momento, sientes ganas de visitar tantos sitios como sea posible, te sientes seguro entre los desconocidos y satisfecho por la atención que te brindan. Esta etapa dura, en promedio, dos semanas.
  • Choque cultural: ahora estás empezando a notar detalles que te molestan. El transporte local extraño, los alimentos en las tiendas son distintos, el idioma empieza a cansarte. En esta etapa es cuando la gente hace sus maletas y regresa a casa, a pesar de haber soñado siempre con ese viaje (o mudarse a vivir a ese lugar).
  • Aceptación: si has encontrado las fuerzas para quedarte después de la segunda etapa, la depresión poco a poco cambiará por el optimismo. Sentirás que estás dispuesto a empezar a vivir en las condiciones nuevas.
  • Adaptación: poco a poco, comienzas a acostumbrarte a la gente, a tu estado de ánimo, e incluso, al transporte local. La primera emoción ya pasó, pero tampoco sientes angustia.

6. Choque cultural al revés

Y ahora, recuerda lo que sientes al regresar a tu casa de unas buenas vacaciones. Casi todos conocemos esa sensación del choque cultural al revés, que va acompañado de una depresión y decepción. A comparación con el lugar donde pasaste tus vacaciones, tu hogar empieza a parecer diferente, no como lo veías antes del viaje. Notas que a tu ciudad natal le faltan muchas cosas y tu vida cotidiana te empieza a parecer insoportablemente aburrida.

Síntomas:

  • Extrañas el idioma extranjero, aunque sea en dosis pequeñas. Por ejemplo, lo hubieras dado todo por tan solo pedir una taza de café en otra lengua.
  • No notaste defectos en el país que visitaste, pero ahora ves hasta los más mínimos en tu propia ciudad.
  • La rutina te agobia como nunca.
  • La sensación de la opresión no te deja ni por un minuto.

7. La realidad inexistente

Todos hemos visto a algunos turistas que, al llegar al hotel, se paran en el bar y no salen de allí hasta que no llegue su día de partida. De vez en cuando, bailan en las mesas e inician peleas, y todo el personal del lugar intenta mantenerse alejado de tales clientes. En realidad, esta conducta horrible puede que solo sea una reacción frente al estrés, causado por un nuevo lugar. En ese momento, a la persona le parece que todo lo que ocurre a su alrededor no es real, y se puede comportar como quiera.

Síntomas:

  • Te das el lujo de hacer lo que jamás harías en casa.
  • Pierdes el miedo y no entiendes qué es normal: no piensas en tu propia seguridad y te parece que eres inmortal.
  • Sensación de que la gente a tu alrededor no existe, y que todo sucede como en un sueño.

8. Enfermedad de las alturas

El organismo humano es capaz de adaptarse a las condiciones más duras, pero hasta los alpinistas más experimentados están desprotegidos de la enfermedad de las alturas. Además del cansancio físico, deshidratación del organismo y falta de oxígeno, las duras condiciones pueden provocar todo tipo de visiones y alucinaciones. En estas situaciones, pueden escuchar voces, y "ver" a sus amigos y seres queridos.

9. Efecto psiconeurológico de la mefloquina

Antes de viajar a los países tropicales, se recomienda vacunarse. Existen varios remedios para prevenir la malaria, uno de los cuales causa trastornos psicológicos: la mefloquina.

Síntomas:

  • Ansiedad.
  • Depresión.
  • Conducta agresiva.
  • Alucinaciones.
  • Pensamientos suicidas, psicosis.
  • Soñar despierto.
  • Paranoia.

Bono: síndrome del mundo malo

Los viajes siempre son un riesgo y cualquier cosa podría pasar, por lo que es mejor no salir de casa nunca. A esto se resume más o menos el síndrome del mundo malo. Las personas que lo tienen, a menudo, ven la tele y absorben gustosamente todo tipo de información negativa: catástrofes, asesinatos, atentados terroristas. Poco a poco empiezan a desarrollar una paranoia y les empieza a parecer que si salen de la casa, les pasará lo peor que se puedan imaginar, así que es mejor quedarse encerrado.

¿Qué hacer?

Para no arruinarte las vacaciones, presta atención a ti mismo y a tus seres queridos: no te esfuerces demasiado en los viajes, y no olvides comer y dormir bien. Las personas que más atención requieren son aquellas que son propensas a sufrir depresiones y que recientemente pasaron por algunos eventos poco agradables. Antes de las vacaciones, haz una investigación sobre el lugar que piensas visitar. No olvides llevar tus medicamentos y averigua a dónde puedes acudir a buscar ayuda en caso de que suceda algo imprevisto.

¿Qué dices? ¿Te adaptas fácilmente a las nuevas condiciones o prefieres descansar en lugares ya conocidos? ¡Cuéntanos en los comentarios!

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