Test: Responde una pregunta y te diremos todo sobre tu ira

Psicología
hace 3 años

Durante mucho tiempo, la ira se consideró indigna de una sociedad decente, y varias generaciones de nuestros predecesores crecieron en condiciones de constante supresión de este sentimiento. Pero incluso ahora, cuando la psicología ha rehabilitado la manifestación de las emociones negativas, la ira muchas veces despierta la desaprobación de los demás y un sentimiento de culpa en su “dueño”. ¿Deberíamos avergonzarnos de sentir ira y será posible deshacerse de ella?

Genial.guru te propone hacer una prueba express que consiste en una sola pregunta. Al responderla, podrás comprender qué tipo de ira es más característica para ti, y te diremos cómo manejarla.

Entonces, imagina hasta el más mínimo detalle la siguiente situación:

Trabajas en un proyecto con otra empleada. Y la compañera que te tocó no es precisamente la que más se esfuerza: tú debes hacer la mayor parte del trabajo mientras ella habla por teléfono, bebe café y finge estar tapada de trabajo de todas las maneras posibles. Y en este momento, una vez más, mientras tú tienes montones de documentos urgentes en tu escritorio y tu cerebro ya está hirviendo por el exceso de tensión, esta “trabajadora” lleva más de una hora quejándose de un dolor de cabeza insoportable. Y tú sientes cómo, con cada minuto que pasa, el resentimiento crece en tu alma...

Siente tu ira, date cuenta de a quién o a qué se dirige. Di mentalmente todas las palabras que te vendrían a la mente en una situación así. ¿Las pronunciarías? Y de ser así, ¿con qué entonación? ¿Tu ira aminoraría inmediatamente después de haberlas pronunciado, o seguirías regresando mentalmente al conflicto por un largo tiempo más?

Y ahora que ya te has imaginado tu ira en detalle, compárala con las opciones de reacción que se describen a continuación y elige una que esté lo más cerca posible de lo que acabas de experimentar.

1. Ira pasiva

2. Ira explosiva

3. Ira crónica

4. Ira vengativa

5. Ira congelada

6. Ira situacional

7. Ira empática

Entonces, tu elección...

1. Ira pasiva. Si esta es tu reacción, entonces estás acostumbrado a mantener tus emociones negativas en ti mismo, permitiéndoles manifestarse solo de manera alegórica, en forma de comentarios sarcásticos o frases pasivo-agresivas. Este tipo de enojo es peligroso principalmente para ti, porque un constante estrés interno puede conducir a diversas disfunciones corporales, principalmente de los sistemas cardiovascular y digestivo.

Los representantes de este grupo necesitan aprender formas saludables de expresar sus emociones: hablar francamente con los amigos, hacer ejercicios físicos (los mejores son los de contacto y los deportes en equipo). Será bueno todo lo que te ayude a reducir el estrés y la tensión general.

2. Ira explosiva. ¿Tu estado de ánimo es como un columpio, el mismo evento puede dejarte indiferente o provocar un estallido de ira desenfrenada? No estamos hablando de una situación de emergencia, que en la vida cotidiana llamamos: “avalancha de problemas”, sino de una reacción habitual. Significa que tienes una psique inestable, propensa a trastornos cíclicos. Si tomas drogas psicoestimulantes, la razón puede estar en ellas.

Como fuera, la ira explosiva en ti o en tus seres queridos es un serio motivo para recurrir a un psicoterapeuta. Es posible aprender a manejar tanto los arrebatos de ira, como los ataques de apatía. Por tu propia paz y seguridad.

3. Ira crónica. Si te has detenido en esta opción de la reacción, se puede suponer que la empleada negligente no es lo único que te irrita en tu vida cotidiana. Los vecinos ruidosos, los parientes descarados, los niños malcriados, las cosas que se rompen en el peor momento: la lista puede continuar para siempre.

Cuando el sentimiento de ira se vuelve habitual, su intensidad desaparece. Dejas de identificarlo como una emoción de enojo, lo llamas irritabilidad, que puede atribuirse a la fatiga y a la estupidez de los demás. Pero no puedes engañar el cuerpo: la ira crónica agota el sistema inmune, provocando hipertensión.

La ira crónica se puede manejar trabajando en grupos terapéuticos, así como también realizando todas las prácticas que involucren de alguna manera la meditación: yoga, tantra, tai chi, etc.

4. Ira vengativa. ¿Enojarse y olvidar? No, eso no es para ti: ¡tu ira quiere venganza! El que te haya sacado de quicio debe ser castigado, de una forma u otra. Y hasta que eso ocurra, vives a la expectativa de este castigo, pasando por la mente los distintos escenarios posibles de su ejecución.

La satisfacción provocada por la venganza genera una liberación de dopamina, la hormona del placer, cuya acción imitan las sustancias narcóticas. El mecanismo de adicción es similar en ambos casos: cada vez se requiere una “dosis” más seguido. Y la expectativa infinita de un ajuste de cuentas con el ofensor le provoca al “dueño” de este tipo de ira un nivel de estrés extremo.

La mejor cura para la ira vengativa es el perdón. Aprende a perdonar a las personas que te ofendieron. Y para sintonizarte con la onda correcta, busca una ocupación cuyo objetivo sea ayudar a otras personas: voluntariado, tutoría, enseñanza, etc.

5. Ira congelada. Si tiendes a recordar una ofensa por mucho tiempo y piensas que no puedes perdonar a alguien hasta que no se haya dado cuenta de su error y no se disculpado por él, se trata de la situación que los psicólogos llaman “estar atrapado” en la ira. La constante sensación de resentimiento y amargura afecta el estado de ánimo general, y puede provocar complicaciones del sistema cardiovascular e incluso afectar tu rostro, convirtiéndolo en una “máscara de ira”.

Buda dijo que permanecer enojado es como beber veneno y esperar que alguien más muera. En lugar de acumular ira y resentimiento durante años, simplemente puedes dejarlos ir y seguir adelante con tu vida. Incluso si ya no te comunicas con alguien con quien sigues enojado, el psicoanálisis te ayudará a resolver esta situación y dejar de sentir ira.

6. Ira situacional. Te has enojado, has reaccionado, te has calmado y lo has olvidado, ¿es sobre ti? En este caso, felicitaciones: tienes una reacción saludable, que no requiere intervención y corrección especial. Sí, por supuesto que la ira no es la emoción más agradable. Pero cuando se expresa correctamente, puede convertirse en una poderosa fuerza impulsora tanto en las relaciones, como en el desarrollo de diversas situaciones.

Hablando de esta correcta expresión de emociones, es importante recordar que, no importa qué tan enojado estés, no debes permitirte insultar y ofender, porque de lo contrario el diálogo constructivo rápidamente se convierte en una banal disputa. Utiliza los “Mensajes-Yo” y habla sobre las acciones del interlocutor, y no sobre él.

7. Ira empática. Si en la situación que describimos no te enojó tu colega, sino las circunstancias que la han hecho sufrir, también se trata una reacción saludable una ira “empática”. Lo más probable es que tu capacidad de sentir empatía te proteja de las consecuencias negativas para el cuerpo relacionadas con la ira.

Lo único que debes recordar es que, muchas veces, las personas confunden la amabilidad con la tontería y tratan de aprovecharse de ella. No te olvides de tus propios intereses y aprende a escuchar tus sentimientos. Si sientes que la alegría de ayudar al prójimo ha disminuido, entonces probablemente la persona esté abusando de tu amabilidad. En este caso, distráete para darte alegría a ti mismo, y no a los demás.

Por supuesto que ningún test popular reemplazará un estudio de personalidad completo, ni el trabajo con un especialista; solo te proponemos escuchar tus emociones y entender algo nuevo sobre ti mismo. Nos encantaría leer en los comentarios si esta prueba te ha gustado. ¿O tal vez tengas tus propias formas comprobadas de controlar la ira sobre las que quieras contarnos?

Ilustradora Natalia Breeva para Genial.guru

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