8 Reglas de alimentación para los días calurosos que infringimos casi a diario

Consejos
hace 4 años

Con frecuencia, ni siquiera nos detenemos a pensar en qué y cómo comer cuando hace un sofocante calor. El resultado en esos casos suele ser decepcionante: o bien desaparecen las ganas de moverse después de un denso almuerzo, o tal vez en la cintura acaban apareciendo pliegues del todo innecesarios. Pero esto puede evitarse de una manera sencilla, la cual te hará sentir vigoroso y activo durante todo el día .

Genial.guru ha preparado para ti una serie de consejos útiles para organizar tu alimentación durante el verano, cuando la temperatura en la calle supera los 30 °C. Por ejemplo, ¿sabías que, antes de ir a la playa, se recomienda comer un plato de arroz? ¡Sigue leyendo y entérate de más cosas interesantes!

1. Mueve tu rutina alimentaria y redistribuye las calorías que consumes

Cuando el mercurio marca en el termómetro temperaturas superiores a los 30 °C, los nutricionistas aconsejan trasladar las comidas principales a los momentos más frescos del día. Así, para el desayuno, lo mejor es levantarte a las 7 de la mañana. Deberías almorzar alrededor de las 11:00-11:30, y es recomendable que cenes después de las 18:00. Si necesitas más alimentos, puedes tomar algún refrigerio en torno a las 21:00.

La comida más calórica debe ser el desayuno (un 35 % de todo lo previsto para el día): te aportará energía suficiente para hacer frente a la jornada calurosa. Para el almuerzo y la cena, se recomienda consumir el 25 % del volumen total diario de comida, y el 15 % es mejor reservarlo para un aperitivo vespertino.

2. Refresca tu cuerpo con bebidas calientes

Sí, sí, lo has leído perfectamente. Con el calor, es mejor seguir el ejemplo de los habitantes de China y Asia Central, quienes toman un par de tazas de té caliente al día. No importa si es negro o verde. El sudor que provocaría este comenzaría de manera activa a evaporarse de la superficie de la piel para hacernos sentir una frescura más que deseada.

Además, para saciar la sed, puedes recurrir a las infusiones de hierbas, agua mineral sin gas, compota sin azúcar y agua con frutas del bosque.

3. Come papas, plátanos y semillas de sésamo

Con el calor, nuestro corazón y vasos sanguíneos trabajan con más carga. Para animarlos, debes consumir alimentos con un alto contenido de potasio. El primer puesto lo ocupan las papas. Un buen platillo pueden ser patatas con verduras frescas (eneldo, cebollino y otras similares).

Una gran cantidad de potasio (además de calcio, magnesio y un montón de vitaminas que necesita nuestro cuerpo) lo encontramos en los plátanos, las semillas sésamo, brócoli y espinacas.

4. Sustituye la carne con productos lácteos

Cuando consumimos productos cárnicos, aumentamos nuestro metabolismo en aproximadamente un 40 %. Y si en la temporada de frío eso nos ayuda a entrar en calor, cuando la temperatura es elevada solo provoca una sudoración intensa, pérdida de calorías, debilidad general y fatiga.

Por lo tanto, cuando el calor aprieta, lo mejor es reemplazar la carne por productos lácteos fermentados o quesos. Estos contienen los aminoácidos necesarios para nuestro cuerpo, flúor, calcio y potasio. Otra fuente de proteína muy buena para las épocas de calor pueden ser los huevos de gallina (solo que es importante asegurarse de que estén frescos y almacenados de acuerdo con todas las reglas).

5. Disfruta de un plato de arroz antes de irte a la playa

El arroz y los cereales son productos con alto contenido calórico, ricos en hidratos de carbono lentos. Estos se digieren muy lentamente, por lo que después de ese refrigerio gozamos de sentir saciedad por un largo intervalo del día. Esto es especialmente importante en verano, cuando se produce una gran pausa entre el almuerzo y la cena. El arroz, avena u otros cereales para el desayuno, te aportarán la fuerza y ​​energía necesarias para las actividades en la playa: desde nadar en el mar hasta una variedad de juegos al aire libre.

Además, los cereales contienen todo tipo de vitaminas y oligoelementos, y el trigo sarraceno (alforfón) también alberga potasio, el cual es muy beneficioso para nuestro corazón.

6. Limita tu consumo de helados y bebidas con hielo

El calor te invita a comer helado o beber agua muy fría. La lógica se resume de manera simple: algo fresco penetra en el cuerpo por lo que nos refrescaremos de inmediato. Sin embargo, la realidad resulta ser completamente distinta.

El helado, al igual que cualquier alimento dulce, aumenta la viscosidad de la sangre, se digiere durante mucho tiempo, y los azúcares y aditivos que contiene solo hacen aumentar la sed. El peligro se aprecia también en el agua helada y bebidas con hielo: enfría el esófago y la tráquea, bajando las defensas. Por eso son tan frecuentes los casos del tipo “Bebí agua fría y me empezó a doler la garganta”. ¡Y eso solo acaba arruinando las vacaciones!

7. Excluye alimentos con alto contenido de yodo y todos los estimulantes alimenticios

Los médicos no recomiendan consumir durante el verano algas ni utilizar sal yodada al preparar platillos. Esto se debe a que, con el calor, el yodo ralentiza los procesos de descomposición de los alimentos. El resultado final no es otro que una pesadez en el estómago.

Bajo estas restricciones, también encontramos todos los aditivos biológicamente activos como ginseng o la hierba de limón y similares. Estos son capaces de aumentar la temperatura corporal. Lo mismo pasa con el café: con el calor, esta bebida no te activará, sino que, por el contrario, te restará una fuerza valiosa, además de aportar una carga adicional a tu corazón.

8. Añade jugo de limón o sal no yodada al agua

En verano, muchos sufrimos edemas, por lo que tratamos de beber menos líquidos. Desafortunadamente, esa no es una solución para tal situación: con el calor no se debe aguantar la sed bajo ningún concepto. Lo mejor siempre es establecer una rutina adecuada a la hora de beber.

La cantidad diaria recomendada de consumo de agua consiste en 30 ml por kilo de peso corporal. Al mismo tiempo, todas las bebidas dulces gaseosas, así como los jugos envasados, ​​no se consideran agua: estos líquidos solo aportan una carga extra al cuerpo debilitado por el calor, aumentando la sed. Es necesario beber agua de calidad, preferiblemente con un poco de jugo de limón. Con el aumento de la sudoración, se puede añadir al agua potable un poco de sal no yodada: este consejo lo ponen en práctica muchos excursiones experimentados en largas caminatas.

¿Y tú, cómo afrontas una ola de calor? ¿Tal vez tengas algún platillo especial para el verano que te resulte súper beneficioso y quieras compartir con nosotros? Cuéntanos en la sección de comentarios.

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