Impresionante lo que logró teniendo pánico escénico
20+ Datos sobre Sarah Bernhardt, que no se destacaba por su belleza, pero enloquecía a los mejores hombres de su tiempo
“Existen actrices malas, tolerables, buenas, grandes, y existe Sarah Bernhardt”, dijo Mark Twain. “La divina Sarah”, como la llamaban sus contemporáneos, no tenía una belleza clásica, pero volvió locos a los hombres hasta su vejez. Los representantes de la alta sociedad se negaban a asistir a sus actuaciones, porque la consideraban inmoral, pero la actriz solo se pavoneaba más, sorprendiendo a la audiencia.
Sarah Bernhardt es considerada la primera superestrella del mundo y la actriz más famosa del planeta, porque, además de ser impactante, tenía un gran talento combinado con una mente aguda y un corazón amable. Genial.guru quedó cautivado por la “divina Sarah” y no pudo resistirse a contarte su historia.
- Sarah Bernhardt nació en París en 1844. Es la primera de todos en tener una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. A la actriz le siguió Thomas Edison, nacido en 1847.
- El verdadero nombre de Bernhardt es Henriette Rosine.
- La madre de la pequeña Henriette era una mujer muy atractiva y llevaba una vida de cortesana de ricos caballeros. Entre sus admiradores se encontraba el primo de Napoleón III, Carlos de Morny. Él pagó los estudios de la niña en una prestigiosa escuela de un monasterio. La joven Bernhardt quería ser monja, pero de vez en cuando violaba las reglas del monasterio. Por ejemplo, cuando murió la amada lagartija de la niña, la enterró según la tradición cristiana, lo que enfureció a las hermanas.
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La idea de que Sarah se convirtiera en actriz fue de De Morny. Invitó a la niña al teatro, donde también estuvo presente su amigo Alexandre Dumas. Bernhardt quedó muy conmovida por la obra y empezó a llorar a viva voz. Su madre y De Morny estaban enojados con la niña, pero Dumas tranquilizó a la pequeña y predijo un gran futuro actoral para ella.
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El debut de la joven actriz no puede llamarse exitoso. La muchacha entró en pánico: resulta que tenía pánico escénico. Y algunos espectadores se rieron de ella por su delgadez.
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Sarah invitó a su hermana menor a una de las fiestas del teatro. La niña pisó accidentalmente la cola del vestido de la actriz principal, Madame Natalie, y ella empujó a la niña con fuerza. Sarah, al ver esto, abofeteó a la agresora de su hermana. La actriz principal exigió que se retirara a Bernhardt de las actuaciones.
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Después de irse del teatro, Bernhardt viajó. En Bruselas conoció al príncipe Henri van Ligne y quedó embarazada de él. El aristócrata quería casarse con la joven, pero lo amenazaron con desheredarlo si contraía matrimonio. Como resultado, la pareja se separó. Sarah tuvo un hijo, Maurice, a quien dio su apellido.
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Muchos años después, el príncipe se ofreció a reconocer oficialmente a su hijo. Esto significaba que a Maurice se le habría dado un apellido y un título noble, pero el joven se negó, explicando que estaba más que feliz de ser el hijo de Sarah Bernhardt.
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Para mantenerse a sí misma y a su pequeño hijo, Sarah volvió a conseguir un trabajo en el teatro. La joven obtenía papeles en comedias estilizadas y frívolas, pero era mejor interpretando roles dramáticos. Al mismo tiempo, la delgada Bernhardt se veía rara con lujosos trajes históricos. Incluso Dumas, gran admirador de la actriz, comentó después de una actuación: “Tiene cabeza de virgen y cuerpo de escoba”.
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Tan pronto como la actriz cambió el género de sus papeles, le llegó el éxito. Era muy buena en los roles masculinos. Por su papel de un joven en El trovador, Napoleón III le obsequió a Bernhardt un broche de diamantes con la forma de sus iniciales.
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Se rumoreaba que Bernhardt había seducido a todos los jefes de estado de Europa, incluido el Papa. La propia actriz no hizo comentarios sobre este tema. Se sabe con certeza que la joven tenía una cálida relación con el príncipe de Gales, quien más tarde se convirtió en el rey de Inglaterra, Eduardo VII. El monarca de Dinamarca, Christian IX, puso un yate a su disposición y el duque Federico le proporcionó su castillo ancestral.
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En 1873, Sarah interpretó el papel principal en la obra Fedra. Aprendió y ensayó su papel en solo 74 horas. El destacado crítico francés Sarsi escribió: “Esta es la voz más melódica que el oído humano haya escuchado. Esta mujer actúa con su corazón, con todas sus entrañas”.
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El papel más llamativo y el principal en la vida de Sarah Bernhardt fue el de Margarita Gautier en la obra basada en la novela de Alexandre Dumas La dama de las camelias. Lo interpretó más de mil veces durante toda su vida. El público lloraba a menudo por la famosa escena de la muerte de Margarita.
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La actriz adoraba a los animales y, tan pronto como sus honorarios aumentaron, comenzó a formar un zoológico. Al principio, adoptó a dos perros y dos tortugas. Durante una gira por Rusia, el hermano del emperador Alejandro III le regaló una lechuza. Y, al regresar de la gira, la actriz compró con las ganancias un cachorro de león, al que llamó Justiniano.
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En un frío invierno, Sarah gastó los últimos 2000 francos que tenía en pan para los gorriones de la ciudad.
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A medida que cosechaba fama y éxito, Sarah Bernhardt se volvió cada vez más extravagante. Tenía un ataúd de satén en su casa, en el que a veces dormía, descansaba o aprendía sus papeles. Incluso se ha conservado una foto de la actriz en este ataúd. Se convirtió en parte de su imagen.
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Bernhardt era una persona muy bondadosa. Durante la guerra franco-prusiana, convirtió el Teatro Odeón, en el que trabajaba como actriz, en un hospital para los soldados que defendían la París sitiada. Sarah convenció a sus amigos ricos de que donaran suministros para el hospital y ella misma se desempeñó como enfermera.
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Fue Sarah Bernhardt quien hizo que las damas nobles se quitaran el sombrero en el teatro para que no les taparan la vista a otros espectadores.
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Los contemporáneos llamaban a Bernhardt “la divina Sarah”, y los críticos admiraban su voz y su gracia. Sin embargo, la actriz no tenía solo admiradores. Por ejemplo, Chéjov creía que su actuación no era un regalo de Dios, sino nada más que una habilidad perfeccionada, mientras que otro famoso escritor ruso, Turguénev, estaba convencido de que su única virtud era su voz.
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Bernhardt conquistó instantáneamente al público de habla inglesa, que no sabía francés, pero lo entendía todo gracias a los gestos y las entonaciones de la actriz. Las entradas para las obras con su participación en Nueva York costaban 40 dólares, una gran cantidad de dinero en ese momento. Todas las entradas se agotaban y no solo los ricos iban al teatro. Cuando Sarah regresó de la gira por los Estados Unidos, trajo consigo un cofre con monedas de oro por un valor de 194 000 dólares.
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Parecía que la edad era absolutamente irrelevante para Bernhardt. A los 56 años interpretó a L’Aiglon, el hijo de 20 años de Napoleón Bonaparte (la actriz que interpretó a la madre de L’Aiglon era 14 años menor que Sarah), y a los 70, interpretó a Julieta, de 13 años.
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Sarah Bernhardt ha protagonizado varias películas mudas. Interpretó a Margarita Gautier en la adaptación cinematográfica de La dama de las camelias. Dicen que después de verla por primera vez, se desmayó y exigió que quitaran la cinta de los cines. El caso es que en el teatro podía ocultar fácilmente su edad en la lejanía del escenario, pero en el cine eso era imposible. La actriz tenía 68 años.
Sarah Bernhardt como L’Aiglon.
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Además de sus cualidades actorales, Sarah Bernhardt tenía talento artístico. Pintaba principalmente paisajes, incluidos los marinos, y en 1878 en el Salón de París se exhibió un lienzo de dos metros de la actriz llamado La joven y la muerte.
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Bernhardt también era escultora, pero muchos simplemente no creían que ella pudiera esculpir composiciones tan extraordinarias. En 1876, su obra Après la Tempête (Después de la tormenta) se exhibió en el Salón de París, y uno de los críticos la elogió, agregando que la actriz no podía ser su autora. En 1879, las esculturas de Bernhardt se exhibieron con gran éxito en Londres.
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Durante una gira por Alemania, Bernhardt se lesionó gravemente una pierna. Los médicos recomendaron que se sometiera a una cirugía de inmediato, pero la actriz continuó de gira. Eso le costó una pierna. Después de la amputación, Sarah se negó a usar una prótesis; en cambio, la actriz era cargada en un palanquín.
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Sin embargo, continuó actuando. Los escenarios eran ambientados de tal forma que ella pudiera acostarse o apoyarse en un soporte invisible. Durante las reverencias, la actriz se mantenía en equilibrio sobre una pierna. Y durante la Primera Guerra Mundial, a pesar de la grave lesión, Bernhardt actuaba en el frente.
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Al final de su vida, Sarah escribió un libro de texto sobre actuación. En él, prestaba especial atención al uso de la voz; en su opinión, es “el instrumento más importante para un actor dramático”. Aconsejó a los artistas que hablaran un poco por la nariz y que ejercitaran sus pulmones para leer grandes pasajes de una vez.
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En 1922, Sarah Bernhardt aceptó protagonizar una película de Sacha Guitry. La actriz estaba débil y no podía viajar al set, por lo que el estudio se equipó directamente en su casa. Sin embargo, la película no estaba destinada a estrenarse: el 26 de marzo de 1923, “la divina Sarah” falleció. La prensa escribió que murió sin sufrimiento, en brazos de su hijo.
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Cuando la noticia de la muerte de Sarah Bernhardt llegó al teatro que llevaba su nombre, durante el primer acto de L’Aiglon cayó el telón, el público abandonó silenciosamente la sala, y los actores, aún vestidos y maquillados, se dirigieron a su casa para despedirse de su gran colega.
¿Qué gran actor o actriz (o película) del pasado te gusta mucho?
Comentarios
Llama la atención que perdiese una pierna solo por seguir con la gira
Era una mujer de lo más talentosa
¿Cómo pudo interpretar con 70 a una niña de 13?
No sabía la mayoría de las cosas de su vida