El destino de la mujer más noble del mundo que renunció a su fortuna y patrimonio por casarse

Famosos
hace 4 años

En los últimos años de su vida, el nombre de la mujer más ilustre del mundo, la duquesa Cayetana de Alba, no cesaba de aparecer en las páginas de los medios de comunicación. Muchos se burlaban abiertamente de ella: ¡una dama de 85 años se casó con un hombre que era 24 años más joven! Detrás de estas muestras ostentosas y los titulares irónicos sobre la duquesa, se olvidó que, de algún modo, esta no era simplemente una dama de la alta sociedad, sino una amiga de Isabel II, además de ser una bailarina de flamenco que logró restaurar uno de los palacios más hermosos de Madrid y sencillamente una mujer enamorada que renunció a todos sus títulos y bienes por alcalzar la felicidad.

Genial.guru cree que la duquesa merece una emocionante novela o película en su honor, pero, desafortunadamente, en su mano solo está poder dedicarle esta publicación.

Infancia y adolescencia

María del Rosario Cayetana Alfonsa Victoria Eugenia Francisca Fitz-James Stuart y de Silva es la única hija de Jacobo Fitz-James Stuart, XVII duque de Alba, amigo íntimo del rey español Alfonso XIII. Don Jacobo se casó a la edad de 42 años con una Dama de la Reina Victoria, María del Rosario de Silva y Gurtubay, de 20 años de edad. Seis años después de su matrimonio, en 1926, nació su hija Cayetana. El duque soñaba con un heredero, pero su esposa pronto enfermó de tuberculosis tras dar a luz. Para proteger a su hija de la infección, la mujer no se acercaba a ella, por lo que la niña apenas recordaba a su madre. En 1934, la joven duquesa falleció.

Cuando Cayetana tenía solo 10 años, estalló la guerra civil en España. Los comunistas tomaron y destruyeron el palacio de Liria en Madrid, que pertenecía a la familia Alba. Don Jacobo y su hija tuvieron que apresurarse a abandonar España. Pronto, al poder llegó el general Franco. Propuso al Duque de Alba convertirse en embajador en Gran Bretaña y este aceptó la propuesta.

Cayetana pasó varios años en Londres y en este periodo se produjo la Segunda Guerra Mundial. La niña guardó en su memoria para el resto de su vida los bombardeos nocturnos y cómo corría al sótano a esconderse durante las redadas. Pero, quizás, todavía más le abrumaba el clima: soñaba con regresar a su tierra natal y no podía imaginar vivir en otro lugar. La soledad de la pequeña española se veía endulzada por una princesa, que ahora es conocida como la reina Isabel II. La amistad infantil ha perdurado toda la vida.

Por la cantidad de títulos, Cayetana está por delante de su amiga británica, por lo que, con frecuencia, se puede ver la información de que Su Majestad supuestamente tendría que inclinarse ante la duquesa, pero esto no sucede así, dado que no existe un título superior al de la realeza. Además, la Duquesa de Alba era monárquica, e incluso a edad más avanzada, siempre hacía una reverencia ante las personas de sangre real.

A los 16 años, Cayetana se enamoró por primera vez. Durante uno de sus viajes a España, conoció al torero Pepe Luis Vázquez y perdió la cabeza. El sentimiento era mutuo. El torero incluso iba a pedir la mano de la joven, al esperar a su cumpleaños número 18, pero su padre, al enterarse de esta relación, mandó a su hija de regreso a Londres.

Su primer matrimonio, 6 hijos, el flamenco y un retrato pendiente de Picasso

Cayetana no era hermosa en el sentido estricto de la palabra, pero su atractivo está exento de toda objeción: labios voluminosos, cabello exuberante y cintura de avispa. Además de esto, tenía un carisma especial que volvía locos a los hombres. Ella eligió a Luis Martínez de Irujo, un ingeniero y descendiente de españoles de alta clase. El padre de Cayetana dio el visto bueno al candidato: claro está, el pretendiente era de familia noble y, además, monárquico.

Este no era un matrimonio contractual entre dos familias nobles. Cayetana y Luis estaban enamorados y se sentían felices. El Duque de Alba gastó alrededor de 300 mil USD en la boda (aproximadamente 3,5 millones de euros en la actualidad). Era 1947 y Europa, incluida España, pasaba por tiempos difíciles. Un mes después, tuvo lugar la boda de la heredera al trono británico Isabel, celebración muy modesta en comparación con la de Alba. Fruto de su matrimonio con Luis, Cayetana dio a luz a 5 hijos y una hija, que se convirtió en su favorita. Podría haber tenido más niños: pero ella sufrió 5 abortos espontáneos.

A pesar de su estatus de esposa y madre de familia numerosa, Cayetana seguía siendo un verdadero huracán. Se interesó por el flamenco y aprendió a bailarlo casi siendo la mejor en esto de toda España. Su pasatiempo acabó siendo la base de los rumores de que su cuarto hijo, Fernando, nació de Antonio “El Bailarín”, pero la Duquesa de Alba en persona refutó estas especulaciones. Luis favorecía la pasión de su joven esposa por bailar e hizo caso omiso a los chismes.

Pero cuando Pablo Picasso le sugirió pintar su retrato desnudo, del mismo modo que Goya lo hizo una vez con su tatarabuela, en cuyo honor Cayetana eligió uno de sus nombres como el principal, el marido de la duquesa respondió con un “no” rotundo. Alba se lamentó por esto hasta el final de sus días.

Cayetana estuvo casada con Luis casi 26 años. El hombre murió de leucemia. Por decisión de la propia duquesa, no se le informó hasta el último momento del diagnóstico.

Casada con un ex sacerdote

En 1978, la duquesa, de 52 años de edad, volvió a casarse. Su elegido fue Jesús Aguirre, de 41 años de edad, ex sacerdote jesuita, que había abandonado los votos por sus ideas socialistas. La alta sociedad no aceptó las nuevas relaciones de Cayetana, pero el joven rey Juan Carlos se negó a rechazar la misiva de la mujer más ilustre de España y dio el visto bueno al casamiento. Con su segundo esposo, la dueña de la casa de Alba convivió durante 23 años hasta que este también falleció a manos de un cáncer.

La duquesa trató su depresión con cirugía estética, pero esta no le favoreció. Fue entonces cuando Cayetana, tratando de huir de su vejez, comenzó a elegir los atuendos cada vez más extravagantes. Incluso sus propios hijos comenzaron a reprocharle el comportamiento inadecuado de su edad, pero los españoles la adoraban. Se le otorgó el título de “Hija Predilecta de Andalucía” por su contribución al desarrollo de Sevilla y la cultura de la región, incluido el hecho de que, a la edad de más de 70 años y con las piernas doloridas, Cayetana continuaba bailando flamenco.

El último amor de la Duquesa

Alfonso Díez, a quien conocía desde hacía ya 30 años, salvó a Cayetana de su depresión. El funcionario, que era 24 años menor que la Duquesa, le confesó su amor y le propuso matrimonio. La mujer aceptó, pero otra vez toda la alta sociedad se volvió contra ella. Ahora, fueron particularmente activos los hijos de Cayetana, que creían que Alfonso estaba buscando su fortuna y apoderarse de objetos de valor de la casa de los Alba.

En la televisión aparecieron numerosos informes que difamaban al elegido por la duquesa y ridiculizaban a la dama anciana. El rey español no quería otorgar el permiso de matrimonio a los enamorados, pero no pudo resistirse a una persona tan noble, por lo que hubo boda, bajo la condición de que la casa de Alba permaneciera en manos de sus herederos directos.

En 2011, Cayetana entregó a sus hijos toda su fortuna, estimada en unos 3 500 millones de euros, y se casó con Alfonso. En su boda, la novia de 85 años bailó flamenco. El esposo, rápidamente, demostró que no necesitaba el dinero de la duquesa. Fue él mismo quien convenció a Cayetana, que en aquel tiempo ya iba en silla de ruedas, de que se sometiera a una intervención.

De la clínica, la mujer salió por su propio pie y, un poco más tarde, junto a su esposo más joven que ella, se fue a Ibiza, donde complació a los paparazzi con un bikini con flores. Por cierto, durante su último matrimonio, la duquesa llamó en repetidas ocasiones la atención de la prensa por sus trajes: entre estos, un vestido de color de vino tinto que dejaba al descubierto sus piernas con medias de colores, minifaldas y medias de redecillas. Cayetana admitía que se sentía joven y quería vestirse en consecuencia.

Desafortunadamente, esta vez Cayetana pudo disfrutar de la felicidad familiar solo por tres años. En 2014, fue ingresada en el hospital debido a una neumonía y una gastroenteritis aguda. La duquesa rechazó la hospitalización, aunque entendía que los diagnósticos eran bastante graves, especialmente para su edad. El 20 de noviembre de 2014, la mujer más noble del mundo se fue para siempre.

¿Qué te ha parecido la historia de Cayetana? ¿A qué estarías dispuesto a renunciar por amor? Comparte tus reflexiones en los comentarios.

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