10 Cosas que no debemos comprar usadas aunque las estén vendiendo de 3 por 2
Si hay algo a lo que es muy difícil que nos resistamos es a las gangas. Un buen precio suele atraer a cientos de personas a cualquier comercio, incluso si es a uno de objetos usados. Y claro que es una gran idea darle una segunda oportunidad a ciertas cosas, pero, vamos a ser sinceros, esa regla no aplica para todas. Hay algunos artículos que no deberíamos comprar si no están nuevos, y muchas veces las rebajas nos hacen negociar esa realidad.
¿Qué objeto nunca comprarías de segunda mano? ¿Cuál ha sido la peor experiencia que has tenido con un artículo usado?
1. Audífonos
Si hay algo que entra en contacto directo con nuestro cuerpo son los audífonos, sobre todo los que introducimos dentro de nuestro oído. Al comprarlos de segunda, exponemos nuestro organismo a posibles infecciones o reacciones adversas, así que, sin importar qué tan económicos sean, siempre será mejor invertir un poco más en un par que esté nuevo.
2. Cascos de motocicletas
Más allá de mencionar los gérmenes que podría contener un casco de segunda mano, tomando en cuenta que, literalmente, entra en contacto con toda la cabeza, está el hecho de que es un artículo que está diseñado para proteger nuestra integridad física en caso de un accidente. Lo mínimo que podríamos hacer es comprarlo nuevo y de una marca resistente.
3. Colchones
Por lejano que pueda parecer, hay quienes consideran que los colchones se pueden reusar y, por ende, revender. La verdad es que ese tipo de artículos suele acumular cientos de bacterias, gérmenes y secreciones corporales que se adentran y se incrustan en los tejidos. No importa qué tan económico hayamos visto uno en una tienda de segunda, es mejor ignorar la oferta y correr a un sitio en el que los vendan nuevos.
4. Chupetes para bebés
Sabemos que los bebés crecen a toda velocidad, y hay muchos objetos que van dejando prácticamente nuevos. Uno de ellos son los chupones, pues hay quienes piensan que con una buena desinfección o una lavada con agua caliente vuelven a estar como nuevos. Realmente el peligro siempre queda latente, y es mejor no exponer a nuestros bebés a los fluidos de un extraño.
5. Harmónicas o trompetas
Otro caso similar es el de las harmónicas y otros instrumentos musicales que se tocan con la boca, como las trompetas, por ejemplo. Sin importar cuántas veces los limpiemos con alcohol y otros líquidos desinfectantes, nunca volverán a estar tan limpios como cuando salieron de la tienda.
6. Equipo de deportes extremos
Si algo tienen los deportes extremos es que ponemos en riesgo nuestra vida al practicarlos; por eso, los equipos que se utilizan durante su práctica deberían aportarnos la mayor seguridad posible. Al comprarlos de segunda mano, esa cuota de seguridad se reduce ampliamente.
7. Teclados de computadora
Si tuviéramos la posibilidad de desarmar nuestros teclados, alcanzaríamos a ver la cantidad de mugre y suciedad que acumulan debajo de las teclas. Independientemente de que encontremos uno que funcione bien y cueste la mitad que uno nuevo, siempre será mejor tener un teclado que no tenga residuos ajenos de polvo.
8. Rompecabezas
Cuando compramos un rompecabezas, esperamos tener un logro satisfactorio al final, uno que nos permita contemplar la imagen total y completa. Sin embargo, ese es un escenario que quizás no se realice si lo compramos de segunda mano. Y la verdad, ¿qué es más frustrante que pasar días armando un rompecabezas solo para descubrir que vino sin una pieza?
9. Micrófonos
Cuando hablamos, es muy común que parte de nuestra saliva salga de nuestra boca. Por eso, es de esperar que cuando usamos un micrófono, de algún modo quede “contaminado” con nuestros fluidos. Podríamos decir que, por un poco más de dinero, es preferible comprar uno que esté nuevo.
10. Cobijas y ropa de cama
Si nos damos una pasada por las tiendas de segunda mano, una de las cosas que más vamos a encontrar son cobijas, cobertores y colchas. De hecho, es posible que también encontremos ropa de cama, como sábanas y fundas para almohadas. En este punto, aplica el mismo principio que aplicamos para los colchones, y es que cuanto más puro sea el ambiente en el que dormimos, más nos lo agradecerá nuestra salud.