10 Costumbres que tenemos con nuestros perros y que no son nada amigables

Crianza
hace 1 año

La relación entre los humanos y los perros es una de las más cercanas y entrañables que existen. Como miembros de nuestra familia, nuestros perritos merecen todo el amor y el cuidado que podemos brindarles para garantizar su bienestar y su felicidad. Sin embargo, a veces podemos pasar por alto ciertos peligros potenciales que podrían dañarlos, incluso sin saberlo. Es por eso que es fundamental estar al tanto de los posibles riesgos y tomar medidas para prevenir cualquier situación que pueda amenazar la salud de nuestros amados compañeros.

1. Huesos cocidos

Los huesos crudos para los canes son una fuente de minerales y otros nutrientes, además de que ayudan a evitar que se les forme placa en los dientes. Sin embargo, no se les deben dar cocidos, pues de ese modo se vuelven frágiles y se pueden romper fácilmente en fragmentos afilados que pueden dañar al perro al pasar por el tracto gastrointestinal.

Cabe destacar que, aun eligiendo un hueso crudo, es importante ser cuidadosos para evitar percances, así como monitorear a la mascota mientras lo come.

2. Ten cuidado con la cebolla

Solemos poner este condimento en muchos platillos, por lo que es posible que en alguna ocasión, al convidarle a nuestra mascota un poco de nuestra comida, la cebolla esté incluida sin quererlo. Este ingrediente puede causarle a nuestro perro irritación gastrointestinal y daño a los glóbulos rojos. Los síntomas no siempre aparecen de inmediato, por lo que hay que aumentar la inspección si algo así ocurre.

3. Apresurarlo en sus paseos

Se trata del momento en que los perros pueden olfatear el terreno, conocer a otros perros, explorar los alrededores y, por supuesto, hacer sus necesidades fisiológicas. Por esas razones este tiempo es imprescindible para su salud física y mental. Jalarlos para que vayan a nuestro ritmo, regañarlos si se detienen a olfatear en un sitio o solo llevarlos a una pequeña zona para que orinen rápidamente puede afectarlos.

4. Hacerlos callar cuando ladran

Ladrar es algo natural y necesario para nuestro compañero de cuatro patas, pues es como hablar para los humanos. A nadie le gusta que lo callen cuando apenas está emitiendo el primer sonido, y eso mismo ocurre con los perros. Además, ese ladrido podría ser una forma de decirte que algo le duele o que hay algún peligro cerca.

5. Exponerlos a olores fuertes

Los perros tienen un poderoso sentido del olfato, por lo que algunos aromas como los del ambientador, tu perfume, desinfectantes u otros productos que aromatizan les pueden causar náuseas o dolor de cabeza. Además, muchos de los aerosoles contienen sustancias tóxicas que pueden afectar a las personas, por lo que hay que tener en cuenta que lo mismo puede pasar con nuestros compañeros fieles.

6. Acariciar su cabeza

Una respuesta común cuando nos encontramos con algún perro es acariciarle la cabeza o darle una palmadita, la clásica de “buen chico”. No obstante, se trata de una acción que no es muy bien recibida por el perro, pues puede verla como algo amenazante.

“La forma incorrecta de acercarse a un perro es caminar hacia él de frente y simplemente inclinarse sobre él y acariciarlo”, explicó Sarah Bartlett, instructora de entrenamiento de perros.

Lo que se recomienda, explicó la especialista, es acercarse al perro por un costado, bajar hasta su nivel, darle espacio y dejar que él decida si quiere acercarse a ti. Posteriormente, hay que acercar la mano, y si el can la olfatea, será seguro acariciarlo, preferentemente debajo de la barbilla o en el pecho.

7. Escoger el collar erróneo

Los collares son más que un accesorio para los perritos, ya que nos permiten pasearlos y que sean identificados en caso de que se pierdan. Por esas razones es relevante elegir de manera correcta su collar, pues podría causarle daños.

Un collar demasiado apretado o moderadamente apretado puede ocasionarle irritación en la piel, caída del cabello y en casos más extremos, cuando no se va cambiando el collar del cachorro mientras crece, puede cortar su cuello.

Por otro lado, un collar demasiado flojo puede provocar que, al rascarse, algunas de sus extremidades queden atrapadas, y también pueden lastimarse los dientes o la lengua al acicalarse.

Se recomienda rotar el collar de las mascotas, elegir uno que les quede bien y que se ajuste al punto correcto, así como dejarlas dormir sin collar para que la piel de la zona respire.

8. Juguetes de cuero crudo

El cuero crudo suele utilizarse en los juguetes masticables para perros, y suele creerse que es algo sano para sus dientes, pero la realidad es otra, pues si el cuero no está curtido, tiene una serie de químicos tóxicos que se le aplican para convertirlo en juguete. Además, este producto es difícil de digerir, por lo que puede causarles asfixia u obstrucciones en el tracto digestivo.

9. Algunas plantas de la casa pueden ser dañinas

Las plantas pueden ser tóxicas para los perros y causarles vómitos, diarrea, convulsiones, insuficiencia hepática y potencialmente pueden ocasionar su fallecimiento. Por ello es importante detectar las plantas que tenemos en casa y preguntarle a un especialista si estas afectan a nuestros canes. Algunas de ellas son: aloe, hortensia, jacinto, iris, lavanda y crisantemo.

10. Plástico

Algunos plásticos, que incluso pueden ser parte de los juguetes para mascotas, contienen productos químicos y metales dañinos para nuestros amigos peludos, ya que pueden ocasionarles enfermedades como el cáncer o daño renal y hepático. Algunos de estos materiales son: plásticos que contienen BPA, que contienen PVC (cloruro de polivinilo), plomo y formaldehído.

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