10 Errores históricos que fueron el inicio de algo nuevo en el mundo

Curiosidades
hace 7 horas

Desde calendarios mal calculados hasta sondas espaciales que se estrellan por confundir pulgadas con centímetros, la historia está repleta de errores tan absurdos como decisivos. Equivocaciones involuntarias que estuvieron a un pelo de cambiar el rumbo del mundo tal como lo conocemos.

No estamos hablando de decisiones de grandes líderes ni batallas épicas, sino de momentos de distracción, malos entendidos técnicos o simples descuidos humanos que casi reescriben nuestro presente, el cual sería muy distinto a como lo conocemos.

A modo de ejemplo, a continuación te dejamos 10 errores históricos que podrían haber cambiado el mundo.

1. La torre que no debería estar inclinada

La torre de Pisa empezó a inclinarse en agosto de 1173, durante su construcción, debido a que el suelo blando no podía soportar el peso de la estructura. Empezó a inclinarse porque el suelo no aguantó su peso antes de terminar el segundo piso y, a medida que avanzaba la edificación, la inclinación fue empeorando. Durante siglos intentaron corregirla y estuvieron a punto de que se caiga varias veces.

Al haberse convertido en un ícono de la ciudad de Pisa, la torre fue estabilizada entre 1990 y 2001 mediante una compleja operación de ingeniería. El proceso incluyó varias etapas: la adición de 100 toneladas de plomo para contrarrestar la inclinación, la instalación de cables de acero para evitar movimientos, la extracción de suelo del lado norte para reducir la inclinación y el refuerzo de cimientos con pilotes de concreto de 15 metros. Estas medidas redujeron la inclinación en más de 50 centímetros, estabilizándola en un ángulo seguro de 4 grados. Se estima que la torre puede mantenerse estable por al menos 200 años.

¿Y si la hubiesen construido bien? Hoy no tendríamos una de las selfies más famosas del planeta.

2. El calendario al que le faltan 10 días

En 1582, el papa Gregorio XIII implementó una reforma al calendario juliano, que había acumulado un desfase de 10 días respecto a las estaciones debido a una sobreestimación de la duración del año solar. Para corregir este error, se introdujo el calendario gregoriano, que es el más utilizado en el mundo al día de hoy. El calendario ajustó el cálculo de los años bisiestos y eliminó 10 días del calendario: el 4 de octubre fue seguido directamente por el 15 del mismo mes.

Esta modificación generó confusión, incluso en países católicos, y provocó disturbios en lugares como Frankfurt. Como todo cambio social, la adopción del nuevo calendario fue gradual: mientras que la mayoría de Europa católica lo adoptó para 1584, las naciones protestantes y ortodoxas orientales tardaron siglos en implementarlo, lo que resultó en una Europa con sistemas de calendario desincronizados durante mucho tiempo.

¿Qué hubiera pasado si no lo corregían? Navidad caería en enero y la Pascua en mayo.

3. El refrigerador Einstein-Szilárd

En la década de 1930, Albert Einstein y el físico húngaro Leó Szilárd diseñaron un refrigerador revolucionario: no tenía partes móviles, no usaba electricidad y funcionaba sin gases tóxicos como el amoníaco o el metano, comunes en la época y responsables de accidentes domésticos mortales. Su invento utilizaba principios de termodinámica y una bomba electromagnética para mover metal líquido. Era silencioso, seguro y adelantado a su tiempo.

Pero, por distintos motivos, la industria no lo adoptó. El diseño fue archivado y, con la llegada del freón —más barato y fácil de producir—, quedó en el olvido. Décadas más tarde, algunos de los principios del “frigorífico Einstein-Szilárd” reaparecieron en sistemas de refrigeración más sostenibles.

¿Y si lo hubieran fabricado en masa? Tal vez tu abuela habría tenido una heladera sin riesgo de fugas.

4. El primer bug informático

En términos informáticos, se suele denominar bug un error o defecto en un programa o sistema informático que produce un resultado inesperado. Este término nació el 9 de septiembre de 1947, cuando una computadora Harvard Mark II falló. Al revisarla, los técnicos encontraron una polilla atrapada en un relé —interruptor electromecánico que abre y cierra un circuito eléctrico—. Sí, así como lo lees: una polilla causó el primer bug.

Debido a lo insólito de la situación, decidieron pegar la polilla en el cuaderno de bitácora con una nota que decía: “First actual case of bug being found” (Primer caso real de error encontrado).

¿Y si esa polilla no hubiese existido? Probablemente, hoy hablaríamos de “fallos técnicos internos de procesamiento” en lugar de bug.

5. Cuando el maquillaje, literalmente, brillaba

A principios del siglo XX, elementos como el radio y el torio se incorporaron a productos de belleza bajo la creencia de que ofrecían beneficios para la salud. Así fue como la marca francesa Tho-Radia, lanzada en París en 1933, comercializaba cremas, pastas dentales y jabones que contenían estos elementos, promoviendo sus supuestas propiedades rejuvenecedoras.

Con el avance del conocimiento, se descubrió que el maquillaje contenía radiactividad, lo que llevó a regulaciones más estrictas al respecto y al eventual cese de la producción de estos productos. Las Radium Girls, trabajadoras que aplicaban pintura radiactiva en relojes, fueron las primeras en hacer sonar la alarma.

¿Y si nadie se daba cuenta? Tal vez la belleza radiactiva hoy sería tendencia.

6. El microondas nació gracias a un chocolate derretido

Percy Spencer, un ingeniero nacido en Maine, Estados Unidos, en 1894, descubrió accidentalmente el principio del horno microondas en 1945 mientras trabajaba en la compañía Raytheon. Al notar que una barra de chocolate en su bolsillo se derretía cerca de un magnetrón activo, experimentó con otros alimentos como palomitas de maíz y huevos, observando efectos similares. Esto lo llevó a desarrollar el primer horno microondas, que inicialmente era grande y costoso.

A pesar de su invención revolucionaria, Spencer recibió solo una gratificación simbólica de 2 dólares por parte de Raytheon. Sin embargo, su legado perdura como un ejemplo de cómo la curiosidad y la observación pueden conducir a innovaciones significativas.​

¿Y si ese día no hubiese pasado por el mercado para comprar chocolate? Quizás aún estaríamos calentando comida solo con la sartén.

7. El tomate: ¿fruta o verdura?

En 1893, la Corte Suprema de Estados Unidos resolvió en el caso Nix v. Hedden que, a efectos legales y fiscales, el tomate debe considerarse una verdura, no una fruta. Aunque botánicamente es una fruta, ya que crece a partir de una flor y contiene semillas, el tribunal argumentó que en el uso cotidiano los tomates se consumen como verduras.

Esta decisión surgió a raíz de una disputa sobre un arancel que imponía impuestos a las verduras importadas, pero no a las frutas. La empresa John Nix & Co. demandó al recaudador de aduanas de Nueva York, argumentando que los tomates eran frutas y, por lo tanto, no debían estar sujetos a impuestos. Sin embargo, el tribunal falló en su contra, estableciendo un precedente que prioriza el uso común sobre las definiciones científicas en la legislación. ​Así, el tomate pasó de fruta a verdura.

¿Y si lo aclaraban desde el principio? Tal vez nos habríamos ahorrado infinitas discusiones en la mesa familiar.

8. El error de la NASA que costó millones de dólares

En septiembre de 1999, la NASA perdió la sonda Mars Climate Orbiter, valorada en 125 millones de dólares, debido a un error de conversión de unidades. El contratista Lockheed Martin proporcionó datos en unidades imperiales (libras-fuerza), mientras que el equipo de la NASA esperaba recibirlos en unidades métricas (newtons). Esta discrepancia provocó que la nave entrara en la atmósfera marciana a una altitud aproximada de 57 kilómetros en lugar de los 140-150 kilómetros previstos, lo que resultó en su destrucción por fricción atmosférica.

Este incidente destacó fallos en la supervisión y comunicación entre los equipos de la NASA y sus contratistas, y llevó a la agencia a reevaluar sus procedimientos para evitar errores similares en futuras misiones.​

¿Qué hubiese pasado si usaban la misma regla? Quizás hoy sabríamos mucho más sobre el clima de Marte.

9. Constantinopla cayó por una puerta abierta olvidada

En 1453, el Imperio otomano atacó Constantinopla —hasta entonces capital del Imperio Romano de Oriente—, una ciudad que, debido a su arquitectura estratégicamente pensada para sobrevivir a las ofensivas enemigas, supo aguantar las embestidas por más de mil años.

Sin embargo, Constantinopla cayó por un descuido crucial: mientras el ejército romano concentró sus fuerzas en los sectores más asediados, desatendió la muralla noroeste, donde una puerta quedó semiabierta. Los soldados otomanos, al advertirlo, ingresaron por ese punto, lo que desencadenó la derrota definitiva y la caída de la ciudad. Tan significativo resultó este hecho que, para los historiadores, marcó el fin de la Edad Media.

¿Y si hubiesen defendido esa puerta? Probablemente, el Imperio Romano de Oriente seguiría existiendo.

10. La azarosa llegada de Colón a América

Cristóbal Colón llegó al continente americano el 12 de octubre de 1492, creyendo que había encontrado una nueva ruta hacia Asia. Zarpó desde España con tres barcos y, tras más de dos meses de navegación, desembarcó en una isla del Caribe que llamó San Salvador (actual Bahamas). Aunque su objetivo era llegar a las Indias Orientales navegando hacia el oeste, sin saberlo, llegó a tierras desconocidas para los europeos.

Su error de cálculo sobre la circunferencia de la Tierra lo llevó a uno de los encuentros culturales más trascendentales de la historia.

¿Y si hubiese calculado bien? Tal vez no exista el chocolate en Europa.

La historia se escribe con errores

A veces, un error de cálculo, un descuido o un problema de comunicación cambian la historia más que cualquier plan maestro. Así que la próxima vez que te equivoques, piensa: quizás estás inventando el futuro sin darte cuenta.

¿Qué errores has cometido que te han ayudado en el futuro?

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