10 Jugadas maestras de introvertidos que merecen un premio por evitar conversaciones

Historias
hace 4 horas

Salir de tu zona de confort se supone que es algo bueno: así es como creces y experimentas cosas nuevas. Pero a veces, forzar tus propios límites termina en arrepentimiento, vergüenza ajena o en un desastre. Lo que comienza como un acto valiente puede convertirse rápidamente en una experiencia inolvidable (y no en el buen sentido). Estas 10 historias demuestran que quedarse en la zona de confort no siempre es algo negativo.

1.

Me escondí debajo de la cama mientras un agente inmobiliario mostraba mi departamento a una pareja. No tenía ganas de salir, pero tampoco soporto las conversaciones superficiales, así que decidí quedarme escondido. Tenía una taza de té, cojines y un Nokia con el juego de la viborita. Estaba bastante a gusto ahí abajo.

Llegaron 25 minutos tarde. Supongo que estuve debajo de la cama poco más de una hora. Tenía miedo de estornudar y tenía poco más de veinte años.

© magicbullets / Reddit

2.

Mi compañero de casa organizó una fiesta y yo me escondí de todos. Solo hay una puerta principal, y si salía, todos me verían y querrían hablar conmigo. Evité comer durante toda la noche porque no quería pasar por donde estaba la fiesta para ir a buscar comida.

Mi auto quedó bloqueado por otros coches. Al final, salté por la ventana del segundo piso y caminé casi 5 km hasta un 7-Eleven.

© cromargaretas / Reddit

3.

Ya no soy tan tímido e introvertido como antes, pero aún hay días en los que no quiero ver absolutamente a nadie hasta que estoy de humor.

Cuando vivía en dormitorios universitarios, me metía en el clóset o el baño durante horas solo para no tener que ver a la gente que hablaba en mi cuarto. Terminé escuchando muchas conversaciones que no debía, porque nadie sabía que yo estaba ahí.

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4.

Para evitar una posada navideña obligatoria del trabajo, me fui al hospital de emergencias solo para que me pusieran la pulsera de registro (y así tener prueba de que “fui al hospital”), y luego me fui.

No estaba enfermo ni vi a un médico. Solo necesitaba la pulsera del hospital para justificar mi ausencia y evitar que me despidieran por no ir a la reunión.

© Preskewl_*****ewt / Reddit

5.

Vivía en un loft en el centro, en el tercer piso. La cantidad de veces que usé las escaleras para no quedar atrapado en el elevador con un desconocido es incontable. Una vez, una familia se estaba mudando. Di toda la vuelta al edificio para entrar por el otro acceso.

Luego vi que estaban usando el elevador, así que subí por las escaleras, pero ellos estaban justo en mi piso, todavía mudándose. No quería que se notara que los evitaba tanto, así que dije: “¡Uy! Piso equivocado”, subí dos pisos más, esperé 10 minutos y luego bajé para ver si ya se habían ido.

Lo que me habría tomado 5 minutos, me tomó casi 30. Fue entonces cuando me di cuenta de que quizás tenía un problema.

© Couch_Licker / Reddit

6.

Entré a un cuarto vacío y me quedé parado en la oscuridad durante 45 minutos para evitar una dinámica de integración en el trabajo.

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7.

El cartero estaba tocando mi puerta. En lugar de abrir, decidí arrastrarme tipo militar por el suelo para que no me viera a través del vidrio esmerilado.

Entonces abrió la ranura del buzón y me vio tirado en el suelo.

© myhumandisguise / Reddit

8.

Me invitaron a la fiesta de cumpleaños de un viejo amigo del colegio que era parte del grupo “popular” en esos tiempos. Sabía que sería una fiesta grande llena de gente extrovertida con la que no quería hablar.

¿Mi solución? Unirme a una agrupación musical. Aprendí cuatro instrumentos distintos, con ensayos dos veces por semana durante cuatro meses, solo porque el concierto era el mismo día que la fiesta, lo cual me daba una excusa válida y honesta para no ir.

Así que, en lugar de socializar, toqué más de 50 horas de música. En mi opinión, fue un buen intercambio.

© StarchChildren / Reddit

9.

Tenía una cita para cenar, pero no quería ir. Dije que me había dado un episodio de pérdida de memoria repentina y que no recordaba ni mi nombre ni con quién estaba hablando. Durante dos horas actué como si estuviera desorientado.

De repente, la persona apareció para ver cómo estaba, y me encontró sentado en mi sala comiendo cereal, diciendo: “¿Te conozco? Creo que no te conozco”. Nunca más supe de esa persona.

10.

Un vecino no dejaba de tocar mi puerta para charlar. Así que empecé a dejar símbolos extraños dibujados con tiza en mi porche. Una vez, me quedé parado en la ventana con todas las luces apagadas, sosteniendo una vela apagada y mirando fijamente.

Al día siguiente, el vecino me preguntó qué estaba pasando, y fingí que no sabía de qué hablaba.

Ahora, cada vez que pasa frente a mi casa, acelera el paso. Mi casa es ahora “la embrujada” del vecindario. Por fin, paz.

El amor a veces llega cuando menos lo esperas. En un momento estás en tu rutina diaria, y al siguiente, te ves envuelto en algo que lo cambia todo. Para estas personas, el destino, la coincidencia o simplemente la suerte los llevaron directo a su alma gemela. Sus historias son un recordatorio de que el amor no siempre sigue un guion, pero de alguna forma, siempre encuentra su camino.

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