10 Lugares que de no ser por sus habitantes serían sitios comunes y corrientes
En el mundo hay sitios hermosos que, en muchas ocasiones, no llegan a ser muy populares a nivel turístico. A su vez, también hay lugares a los que todos los viajeros quieren ir, pero no por su belleza natural, sino por su historia o por algo que los hace diferenciarse del resto. Ese es el caso de las localidades que vamos a enseñarte hoy, que de no haber sido por sus lugareños, que les dieron ese toquecito mágico que les faltaba, serían lugares sin atractivo turístico alguno.
En Genial.guru te invitamos a realizar un viaje virtual para conocer estos particulares rincones y sus fantásticas decoraciones, gracias a las cuales reciben una gran cantidad de visitantes cada año.
1. El cielo tejido de Etzatlán (México)
Sobre las calles de este pequeño pueblo de Jalisco, cuelga a modo de toldo el tejido decorativo más grande del mundo. Sus casi tres mil metros cuadrados fueron elaborados artesanalmente por 200 personas que trabajaron durante ocho meses para completarlo.
Lo conforman los más de 8000 tapetes hexagonales de colores que adornan el cielo de las cuatro calles principales del pueblo. Desde 2019, gracias a su envergadura, esta creación pasó a formar parte del Libro Guinness de récords mundiales, lo que atrae a cientos de curiosos y turistas.
2. Puerto de Nyhavn (Dinamarca)
Era una tradición en los países escandinavos que los edificios se pintaran en tonos cálidos. Esas coloridas fachadas no tenían solo un objetivo decorativo: además de para atraer el calor, la pintura se utilizaba para dar una protección extra a las paredes de madera y yeso, que tenían que soportar las duras condiciones climáticas de la zona, como las nevadas y las lluvias abundantes.
También hubo un tiempo en el que los colores diferenciaban los distintos estatus sociales. Ciertos tonos eran más caros que otros, y usarlos reflejaba tener una posición aventajada. Sea como fuera, aquellos días nos han dejado un precioso legado, su colorida panorámica actual.
3. Chefchaouen, el pueblo azul (Marruecos)
Como si de un mar se tratara, esta ciudad está íntegramente bañada de tonos azules. No hay una versión oficial del porqué, pero sí varias teorías. Una de ellas dice que esta tradición nació de la necesidad de conservar las casas frescas y ahuyentar a los mosquitos, que suelen mantenerse alejados de las grandes masas de agua.
Desde el 2010, el gobierno pasó a apoyar la conservación de este lugar a través de una festividad llamada Laouacher, durante la cual se reparten miles de litros de pintura y, entre residentes y voluntarios, se reparan y se repintan las fachadas de la ciudad de color añil.
4. El pueblo arcoíris (Taiwán)
Este pueblo una vez llegó a tener hasta 1200 hogares, pero con el tiempo muchas familias se fueron y a otras, las constructoras les ofrecieron comprar sus casas para disponer de sus terrenos. Uno de sus últimos ciudadanos, Huang Yong-fu, de 84 años, supo que su casa sería demolida también, y a modo de despedida, comenzó a pintarla y a hacer garabatos en ella sin saber que esto lo cambiaría todo.
De un momento a otro, su historia recorrió el mundo a través de internet, se hizo viral y motivó una gran campaña para salvar al pueblo de su total demolición. Y así fue como en 2014 el gobierno accedió a la petición y lo convirtió en un parque público. Huang, conocido ahora como el abuelo arcoíris, pudo quedarse en él y seguir con sus labores artísticas pintando todos sus rincones.
5. La iluminación navideña de Colmar (Francia)
Esta encantadora ciudad francesa se volvió sumamente popular gracias a su magnífica iluminación y a su decoración navideña. Durante las seis semanas que dura esta festividad, sus calles se llenan de luces de colores, estrellas y muérdago, lo que crea un ambiente único y sumamente demandado por viajeros de todas partes.
A su vez, en el municipio también se organizan mercados, conciertos y otras actividades relacionadas con las vísperas, que aumentan aún más el interés de todos aquellos que buscan vivir el espíritu navideño en todo su esplendor.
6. El poblado nubio (Egipto)
A pesar de no existir geográficamente como pueblo, los nubios crearon uno de sus asentamientos principales en la ciudad de Asuán, a orillas del río Nilo. Sus casas tradicionales suelen conservar los suelos arenosos del desierto y son hechas de forma artesanal, sin estructuras metálicas ni madera y sin utilizar herramientas mecánicas.
Aunque son construcciones muy sencillas, sus habitantes las suelen decorar de formas muy icónicas y características de la cultura nubia, única y totalmente diferente a la del resto de Egipto. Colores vivos en cantidad, dibujos a mano más o menos elaborados y telas estampadas por doquier crean un ambiente tan acogedor y relajante que no deja indiferente a ningún foráneo.
7. Caminito (Argentina)
Este lugar que todo aquel que visita Buenos Aires va a conocer casi de manera obligatoria está inspirado en el famoso tango “Caminito”. Su forma sigue una vía de ferrocarril que antiguamente pasaba por allí. En un momento el trayecto del ferrocarril cambió su curso y la zona quedó totalmente abandonada y acumulando basura.
En 1950 un grupo de artistas decidieron recuperar el lugar. Lo restauraron y lo decoraron de esa peculiar forma bohemia en que actualmente lo podemos ver, y en 1959, el gobierno lo declaró “calle museo”. Desde entonces su popularidad no ha dejado de crecer, y hoy es uno de los sitios más emblemáticos de la ciudad bonaerense.
8. La playa de Costa Nova do Prado (Portugal)
Estas coloridas casitas que vemos en las imágenes son utilizadas para alojar a miles de turistas durante todo el año, pero no fueron hechas para cumplir esa función. Antiguamente, esta era una zona pesquera y las sencillas construcciones, denominadas “pajares”, eran los almacenes donde los pescadores guardaban sus embarcaciones y demás materiales de trabajo.
Con el tiempo empezaron a ser transformadas en pequeñas casitas, con la peculiaridad de que eran pintadas a rayas. La idea era darles un estilo más playero, por eso se pintaron imitando las casetas de lona que solía haber en la playa para que los bañistas se cambiaran de ropa.
9. Los murales de Penelles (España)
Penelles es un pequeño pueblo español que se encuentra en medio de una zona agrícola. Allí, en 2016 se celebró la primera edición del Festival Gargar, el Festival de Murales y Arte Rural. La premisa fue reunir a artistas dispuestos a darles vida a las vías públicas del pueblo a través de sus creaciones.
Se dispusieron más de 900 m2 de paredes a modo de lienzo, y otros cientos más se les sumaron más tarde, en sus cinco ediciones posteriores. Actualmente, el pueblo, lleno de arte en todos sus rincones, se ha convertido en un museo al aire libre con un particular entorno rústico y un encanto rural.
10. La isla de Procida (Italia)
Esta isla italiana, vecina de Ischia y Capri, es fácil de reconocer gracias a su espectacular colorido. Mientras que en sus vecinas el tono predominante es el blanco, Procida está teñida por la paleta entera de colores.
La historia cuenta que antiguamente eran pescadores y sus familias quienes habitaban la isla, y fue entre ellos que nació la tradición de pintar las casas de colores llamativos. El objetivo de esta costumbre era poder diferenciar sus hogares a lo lejos, cuando miraban hacia la ciudad desde el mar.
¿Desde dónde nos estás leyendo? Si visitáramos tu país, ¿qué lugares nos recomendarías visitar sí o sí?