16 Casos de la vida en los que una distracción llevó a los protagonistas a un final épico

¿El cubismo, el impresionismo, el expresionismo y…? Hay muchas corrientes artísticas que no alcanzaron tanto renombre, pero que fueron sin duda centrales para el desarrollo del arte de las vanguardias del siglo XX. Movimientos como el fovismo, el tonalismo y el rayonismo dejaron su huella en la historia del arte, y también merecen un reconocimiento especial. A continuación, una selección de los movimientos y pintores que formaron parte de la escena artística y contribuyeron a crear una visión única de la realidad a través de sus obras.
El orfismo es una corriente de arte abstracto surgida a partir del cubismo y cuyo máximo referente fue el pintor Robert Delaunay. Su nombre se le debe al célebre poeta francés Guillaume Apollinaire, quien consideraba que el estilo de las pinturas de Delaunay se caracterizaba por tener “cualidades musicales”: los pintores orfistas arreglaban la gama de colores como si se tratase de una composición musical. Por eso, Apollinaire se inspiró en Orfeo, figura mitológica griega que era poeta y cantante, para bautizar la corriente en 1912.
Esta vanguardia es una de las primeras en centrarse en el arte no figurativo, prioriza el color y la abstracción por sobre la forma e intenta reflejar el movimiento y la energía. Se pretendía ir más allá de la realidad concreta para reflejar la simultaneidad y el cambio. Algunos referentes orfistas, además de Delaunay, fueron su esposa, Sonia Delaunay, Francis Picabia y Frantisek Kupka.
La abstracción lírica fue una corriente artística que tuvo su apogeo en las décadas del 40 y el 50 en Europa. Surge en Francia como respuesta a la rigidez geométrica del cubismo y el constructivismo. En cambio, la abstracción lírica hace uso de colores vibrantes y pinceladas fluidas que intentan reflejar los sentimientos más que la realidad concreta que rodeaba a los artistas.
Esta corriente inspiró a otros movimientos como el rayonismo, y contribuyó al desarrollo del expresionismo abstracto, por lo que sigue muy presente en el arte contemporáneo. Algunos referentes de esta técnica incluyen a Jean-Paul Riopelle, Nicolas de Staël, Georges Mathieu y Hans Hartung.
Los pintores tonalistas pretendían evocar emociones profundas y sugerir armonías cósmicas a partir del tono y las formas que empleaban en sus pinturas. Al igual que los orfistas, se inspiraban en la composición sonora para emular la musicalidad. Para ellos el color, la línea y la forma eran imprescindibles en su práctica artística, ya que eran vectores de un simbolismo específico.
Preferían las paletas frías y las escenas nocturnas, donde se recreaban atmósferas oscuras o con neblina, donde los elementos no eran perceptibles a primera vista y los espectadores tendrían que “descubrirlos”. Los pintores tonalistas más reconocidos son James Whistler, George Inness y Edward Steichen.
El fovismo (o fauvismo) es una corriente artística de vanguardia donde el color tiene un lugar preponderante en la obra. Originada en París en 1905, su nombre surge del vocablo francés para “bestia salvaje”, y se trató en un principio de un grupo de pintores simbolistas con intereses en común, entre los que se encontraba Henri Matisse, André Derain, Albert Marquet y Georges Rouault.
El uso del color intenso para definir espacios y para transmitir el estado de ánimo del artista es la principal característica de este movimiento, que intenta representar el flujo del instinto creativo como algo “salvaje”, que no se puede contener, y lejos del influjo civilizatorio. El nombre del movimiento se le atribuye al crítico Louis Vauxcelles, quien tras visitar la exposición en el Salón de Otoño en París anota “Donatello parmi les fauves” (“Donatello entre las bestias”).
Influenciado por el surrealismo, el expresionismo abstracto es un movimiento artístico desarrollado en Estados Unidos en las décadas del 40 y 50. Su propuesta consistía en representar formas abstractas en sus lienzos, pero también quería llamar la atención sobre el proceso artístico y la forma en la que se pintaba: el artista arrojaba pintura sobre el bastidor o utilizaba diversas técnicas que daban cuenta de la materialidad del cuadro, como el chorreado en las obras Jackson Pollock. Por este motivo se los conoce también como "gestualistas", ya que se consideraba que el artista tenía su propia "huella dactilar" que debía hacerse presente en la obra. Este movimiento incluye también a pintores como Hans Kline, Helen Frankenthaler y Mark Rothko.
Lejos de los adornos y decoraciones superfluas, el purismo intenta depurar la imagen y prioriza la relación entre los ángulos y las formas geométricas en sus obras. Lo importante en las pinturas no era su significado, sino llamar la atención del espectador sobre la forma, el color y la estructura en sí, y sobre cómo eran percibidos por el artista. Surge en 1918 en Francia como una respuesta al cubismo, que se hizo célebre por deconstruir las formas y las figuras, y sus mayores representantes son Le Corbusier (también célebre arquitecto), Juan Gris y Amédée Ozenfant.
También conocido como “constructivismo holandés”, (o De Stijl) el neoplasticismo (1917-1931) pretendía una visión nueva de las artes plásticas. Su forma de lograrlo sería a través de un proceso de abstracción progresiva, donde predominarían la línea y el color y las formas no tendrían profundidad o referencia figurativa.
Para los neoplasticistas el arte ya estaba presente en la vida: imitar la realidad no tendría sentido, por lo que explorarían la abstracción geométrica en su máxima expresión mediante líneas rectas, cuadrados y rectángulos. Piet Mondrian es quizás el pintor con más renombre de este movimiento, junto a Bart van der Leck y Theo van Doesburg.
"Sintetismo" es un término acuñado en 1877 por un grupo de pintores como Paul Gauguin, Paul Sérusier y Émile Bernard para distinguir su estilo pictórico del estilo impresionista, por lo que también se los conoció, junto a otros artistas, como "postimpresionistas". La principal característica de sus obras, dirían ellos, sería la "síntesis" del color y la forma, ya no para que la imagen imite la realidad, sino para expresar significados más profundos. La clave era reflejar el punto de vista del artista, más que la realidad circundante. Para ello, usaban colores plenos y fuertes y limitaban el detalle y la profundidad en sus representaciones.
El vorticismo es el primer movimiento vanguardista de Inglaterra, surgido entre 1913 y 1915 aproximadamente. Aparece en la escena artística como una respuesta a la creciente industrialización de principios de siglo XX, e intenta reflejar el caos y la energía de la vida moderna. Las obras reflejaban diagonales en movimiento, en contraste con puntos de espacio fijo, con líneas fuertes y formas geométricas. Su nombre deriva de la palabra “vórtice”, ya que según el pintor Wyndham Lewis, era en ese espacio donde la creación artística tenía lugar: “En el corazón de un torbellino hay un espacio en silencio donde toda la energía está concentrada”.
Si bien se trató de un movimiento que duró unos pocos años, pudo dejar su marca en el diseño moderno, especialmente en el diseño gráfico. Además de Wyndham Lewis, Jacob Epstein fue otro de los referentes del vorticismo.
Stanton Macdonald-Wright y Morgan Russell fundan el sincronismo en 1912 en Estados Unidos, donde perdurará hasta 1924. ¿Su intención? Crear armonía en las obras pictóricas mediante la forma y el color, de manera similar a las composiciones musicales. Según los artistas, el uso del color podía evocar sensaciones sonoras, y su exploración de las tonalidades era parecido al de las notas musicales, que generaban emoción sin una representación directa del sonido. El sincronismo influyó en movimientos artísticos posteriores donde se consideraba al color como principal medio de expresión pictórica.
El estilo Art Déco se origina en París, pero rápidamente se extiende por el continente europeo e incluso atraviesa el Atlántico y llega hasta los Estados Unidos. Abarcó diversas disciplinas artísticas en el período entre el 1910 y el 1940: el diseño gráfico, el arte pictórico e incluso la arquitectura. En la pintura en particular se destacó por su simetría, el uso de la línea recta y el zigzag: la idea central era aportar toques artísticos a objetos y figuras cotidianas, lo que la separaba de otras vanguardias artísticas, que eran antitradicionales. Algunos de sus referentes más reconocidos son Tamara de Lempicka, Romain de Tirtoff (Erté) y A.M. Cassandre.
Estos movimientos vanguardistas ayudaron a forjar la identidad artística del siglo pasado, y si bien algunos terminaron siendo una nota al pie en los libros de historia del arte, su legado perdura en corrientes artísticas y referentes pictóricos actuales. ¿Qué obras pictóricas reconocidas se pueden relacionar con estos estilos? ¿Cuáles de los pintores mencionados te pareció más inspirador?