10 Miedos más profundos que todos los padres conocen

Psicología
hace 6 años

Los padres modernos tienen que superar dificultades que nuestros antepasados ni siquiera habrían imaginado: trabajar, criar a los hijos y dedicarse al autodesarrollo. Debido a un ritmo agitado de vida y la necesidad de corresponder a los estándares más altos, las madres y padres superan una multitud de miedos. “¿Realmente soy un buen padre?”, dice la cabeza de la familia. La mayoría de los padres duda de su experiencia y esto es absolutamente en vano.

Genial.guru recopiló los miedos más profundos de los padres. Y todo eso para disiparlos de una vez por todas y demostrar que tú eres la mamá o el papá más genial en este mundo.

Miedo 1: “trabajo demasiado”

Lo que te parece: de acuerdo con una encuesta realizada por la empresa Huggies, los lamentos sobre una completa dedicación al trabajo son muy típicos para la mayoría de las madres y padres. Tales emociones tarde o temprano se convierten en un sentimiento de culpa.

Lo que en realidad es: la vida moderna dicta sus condiciones. Hipoteca, pago de las facturas y la necesidad de ser exitoso no dejan en paz a los adultos. Sin embargo, no vale la pena echarte la culpa por la aspiración a tener una buena vida. Es más eficaz dejarse de lamentar y comenzar a actuar. Dedica tiempo a hablar con tu hijo de manera sincera, léele un libro antes de ir dormir y obligatoriamente pregúntale sobre su vida.

Miedo 2: “no compro juguetes costosos”

Lo que te parece: los padres frecuentemente sienten un sentimiento de culpa por no poder comprar a sus hijos la ropa más cara o un montón de juguetes.

Lo que en realidad es: de acuerdo con las investigaciones recientes, aquellos niños que tuvieron muchos juguetes, no pudieron concentrarse en uno de ellos. Los psicólogos advierten que los bebés a los que literalmente les regalan muchos juguetes, pierden la capacidad de jugar correctamente, ya que su atención se disipa. El amor de los padres no tiene que expresarse en bienes materiales, es más importante poseer una conexión emocional con el hijo. Pero reemplazar las obligaciones de padres por lo regalos, es una idea realmente mala.

Miedo 3: “el niño está fuera de control”

Lo que te parece: los niños frecuentemente presentan a los padres sorpresas desagradables. Un niño tierno y obediente se convirtió en una criatura espinosa y difícil, y los padres de repente se dieron cuenta de que sus trucos de educación no funcionan más. ¿Esto significa que no han hecho algo bien?

Lo que en realidad es: no. Posiblemente tu niño pasa por una de las crisis de maduración. En tales momentos, no solo cambian los niños, sino también los padres, ellos tienen que enfrentarse a un comportamiento completamente distinto por parte de su hijo. Los psicólogos aconsejan que no hay que reaccionar a las provocaciones del joven tirano y recordar que estos cambios negativos en el comportamiento son bastante típicos en la edad de la adolescencia. Los padres no tienen la culpa personalmente por el comportamiento negativo de su adolescente. Es un conjunto de cambios hormonales, influencia de amigos y la cultura de masas.

Miedo 4: “soy un padre demasiado estricto”

Lo que te parece: los padres de hijos no tan obedientes tienen una elección bastante difícil: castigar o tener una charla sincera. La severidad se les da bastante difícil y provoca remordimiento.

Lo que en realidad es: todos los padres quieren que los hijos los quieran y los respeten, por eso frecuentemente tratan de no ser tan estrictos. Sin embargo, tal táctica lleva a un resultado contrario, el hijo en general se convierte en un desobediente. Los padres no tienen que ser amigables con sus hijos, su papel principal es la educación. Y para esto es importante no solo establecer los límites precisos del comportamiento accesible, sino también seguirlos. Lo que pasa es que a los adultos les es más fácil decir “sí” que “no” y cerrar los ojos ante un mal comportamiento de su niño. Los padres verdaderamente buenos son fiables pero no autoritarios. Es recomendable aspirar a tal perfección.

Miedo 5: “mi hijo no va a cursos de desarrollo”

Lo que te parece: el mercado de la educación complementaria para los niños se está desarrollando como nunca. Las clases de baile, inglés, dibujar, artes plásticas e incluso la aritmética mental. A los padres responsables les resulta difícil hacer una elección, concentrarse en una dirección o tratar de cargar al niño al máximo.

Lo que en realidad es: los psicólogos y los pediatras no recomiendan cargar mucho al niño con una educación complementaria. Las clases que no traen placer no solo perjudican la salud, sino también pueden empeorar la relación con tu hijo, ya que a él le parecerá que lo evalúan solo por los méritos y no lo quieren ciertamente por lo que es. Para un armonioso desarrollo de un niño, este necesita tiempo libre, la posibilidad de jugar de manera independiente y desarrollar su imaginación.

Miedo 6: “la casa está sucia y no hay comida caliente”

Lo que te parece: los padres demasiado responsables presentan exigencias excesivas para todos: a los hijos, cónyuges, el orden en casa. En su perspectiva del mundo, literalmente todo tiene que ser perfecto, incluyendo una casa como si fuera la copia de una revista de interiores.

Lo que en realidad es: la vida real se distingue mucho de la perfección. En casa con hijos pequeños hay un desorden permanente. Los trastes sucios, los juguetes dispersos, ausencia de comida caliente y la cesta llena de ropa sucia, la cual ya durante un par de semanas está esperando que la laven, tal imagen es conocida por muchos padres. No tienes que sentir un sentimiento de culpa, ya que de vez en cuando los padres necesitan descansar.

Miedo 7: “perdí la paciencia con mi hijo”

Lo que te parece: bueno, perdiste la paciencia y le gritaste a tu hijo, y tal vez él empezó a llorar por tu culpa. Prácticamente todos los padres tienen ese sentimiento de vergüenza después de su agresividad, le echan la culpa a que no se pudieron controlar y tienen miedo de que tales acciones resulten ser dañinas en la mente del niño.

Lo que en realidad es: de hecho, de acuerdo con investigaciones, los gritos e incluso dar nalgadas no solo no tienen un efecto pedagógico, sino al revés, provocan un empeoramiento del posterior comportamiento del niño. Sin embargo, todos los padres en diferentes tiempos sienten emociones negativas en la relación con sus hijos. En primer lugar, es necesario darte cuenta de que frecuentemente la negatividad es provocada por problemas internos de una persona adulta, y el niño solamente se convierte en el catalizador.

Miedo 8: “no es interesante para ti jugar con el niño”

Lo que te parece: todos los papás tienen que hacer con placer figuras de arena, jugar con los carros y tomar café de una vajilla de muñecas. En todo caso, tal estereotipo es muy fuerte hasta hoy en día, ya que debe ser interesante hacerlo con los hijos.

Lo que en realidad es: los niños mayores de tres años tienen que enseñarse a jugar de manera independiente o tener diversiones en la compañía de los niños de su misma edad. Incluso los bebés son capaces por un período de tiempo de construir una torre de cubos. Es necesario garantizar un espacio seguro para los juegos: recoger todos los objetos afilados y asegurarte de que tu hijo no se lastime.

Miedo 9: “no lo podré hacer”

Lo que te parece: las personas mayores, amigos que ya tienen hijos e incluso las supermadres en Instagram obligan a los padres jóvenes a sentirse como un cero a la izquierda.

Lo que en realidad es: tales sentimientos son conocidos por muchos. Los primeros meses e incluso años de ser padres son una verdadera prueba para la autoestima: los padres aprenden desde cero a vestir, bañar y darle de comer a un hijo. No siempre sucede de manera perfecta. Los psicólogos recomiendan en primer lugar, escuchar las necesidades de tu hijo. Cuando se conozcan mejor el uno al otro, la inseguridad desaparecerá, ya que es solo cuestión de tiempo.

Miedo 10: “quiero descansar en soledad”

Lo que te parece: el descanso sin hijos es una verdadera delincuencia en la relación con ellos. Mientras los padres se encuentran con sus amigos, el niño está llorando en casa de su abuela o con la niñera.

Lo que en realidad es: el cuidado de los niños, mantener el orden en casa y garantizar un nivel digno en la vida familiar son tareas complicadas las cuales consumen muchas fuerzas. Un descanso en la vida cotidiana es necesario para evitar las cargas emocionales. Los pares simplemente necesitan un descanso regular para que ellos puedan restablecer sus fuerza y regresar al cumplimiento de sus obligaciones con un gran entusiasmo.

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