20 Pruebas de que siempre hay que creer en lo mejor, porque el mundo está lleno de personas maravillosas

Por lo general, preparamos nuestro hogar antes de que lleguen las visitas; la idea es, por supuesto, que quienes vienen a casa tengan una estadía lo más agradable posible. Nos tomamos el tiempo para dejar todo en óptimas condiciones, porque sabemos que ciertas personas tienden a echar un vistazo al entorno y no nos gustaría que se hable mal de nuestra dulce morada. En este artículo te mostraremos algunos detalles que conviene tener en cuenta cuando tenemos compañía.
La abundancia de toallas, vasos y tubos puede llegar a ser desconcertante. Si un huésped entra en el baño, no sabrá con qué lavarse ni secarse las manos. Alcanza con tener una o dos toallas de mano colgadas en el baño. También debería haber suficiente jabón líquido en el dispensador para no parecer tacaño, o una pastilla de jabón nueva en lugar de una gastada para no pasar por desaliñado.
Es necesario tener suficiente papel higiénico y ambientador. Sin embargo, es mejor guardar todo lo demás en estantes cerrados. Esto incluye, por supuesto, quitar la ropa interior y los calcetines que cuelgan de la regadera.
Un buen anfitrión prepara con antelación todos los cubiertos y utensilios necesarios para que los invitados se sirvan la comida, los sándwiches o las bebidas. Al mismo tiempo, no es necesario colocar en la mesa utensilios de más solo porque se ven lindos, si no hay intención de usarlos.
Según las normas de etiqueta, el anfitrión debe dejarles claro a sus invitados si es aceptable la presencia de niños en la fiesta. Si la respuesta es afirmativa, el hospedador debe ocuparse de la diversión de los niños por adelantado, aunque no tenga hijos propios.
Un buen anfitrión pensará en diferentes actividades, preparará juguetes o un juego para dibujar. En general, hará todo lo posible para que los niños no se aburran ni pidan volver a casa.
La música es una parte importante del ambiente de una fiesta o una reunión informal, por lo que debe elegirse con cuidado. Un buen anfitrión tiene en cuenta los gustos de sus invitados y no trata de imponerles sus propias preferencias musicales.
Por supuesto, es imposible elegir música que le guste a todo el mundo al mismo tiempo, así que lo mejor es que sea algo neutral. Por ejemplo, puedes descargar una selección de éxitos antiguos o listas de reproducción de cafeterías y supermercados. Tampoco se puede olvidar el volumen empleado, no debería ser ni muy bajo ni muy escandaloso.
Cuando invitamos a un grupo de amigos a casa, debemos asegurarnos de que la temperatura sea agradable. Los anfitriones experimentados recomiendan que en verano, si se dispone de aire acondicionado, la temperatura se fije 4 grados por debajo de lo normal.
Los juegos de mesa ayudan a los invitados a conocerse mejor. Pero no a todos les gustan, están las personas que prefieren la conversación. Y aunque el propietario realmente quiera jugar, no debe insistir ni presionar, obligando a los invitados a participar. Basta ofrecer una vez y reaccionar con comprensión si la oferta se recibe sin entusiasmo.
En un mundo ideal, los invitados son recibidos en enormes mesas de comedor con sillas tapizadas idénticas y muy cómodas. Pero no todo el mundo tiene un espacio tan grande como para que quepan diferentes tipos de muebles para las visitas.
En general, disponemos de sillas plegables y taburetes viejos. En este caso, como anfitriones educados, deberíamos ocupar los lugares más incómodos y bajo ningún concepto colocar a los invitados en ellos.
Cuando abrimos la puerta debajo del fregadero y vemos un cubo de basura lleno hasta el borde, la impresión es bastante desagradable, y además acumula mal olor. Por eso es mejor, antes de la llegada de los invitados, botar la basura y colocar una nueva bolsa en su sitio.
Cualquier persona de la mesa puede ser torpe y, sin darse cuenta, volcar una taza de té sobre un mantel blanco, dejar caer un trozo de pastel red velvet, que dejará una marca notable, o simplemente puede caerse un vaso de agua. En esos momentos, un anfitrión cortés no hará comentarios en voz alta. Lo principal en esta situación es eliminar rápidamente los rastros y ofrecer otra taza de té en lugar de la derramada.
Lo primero que notan los huéspedes cuando entran a la casa es el pasillo de entrada. Después de todo, necesitan quitarse la ropa exterior y sus pertenencias para colgarlas o ponerlas en algún lugar. Estamos acostumbrados al hecho de que los zapatos, e incluso las pantuflas que usamos con frecuencia en la vida cotidiana, se acumulen en el estante o en el piso, dejando mucho desorden a la vista.
La famosa empresaria Martha Stewart aconseja eliminar todo lo innecesario del pasillo. Esto ayudará a crear una impresión agradable y brindará más comodidad a los invitados.
Entre los errores que estropean la impresión de una fiesta, el primer lugar lo ocupa la falta de comida en la mesa o la espera demasiado larga por los alimentos y las bebidas. Pedirles a los invitados que ayuden a poner la mesa o a cocinar algo es descortés; idealmente, todo debería estar listo para cuando lleguen.
Limpiar después de que los invitados se van no es una tarea fácil, especialmente si los anfitriones también han limpiado y cocinado antes. Pero pedirle a uno de los invitados que se quede y ayude tampoco es deseable. De acuerdo con las normas de etiqueta, es mejor responder con una negativa cortés aunque los propios invitados ofrezcan ayuda.
Lo cierto es que, hay cosas, que como anfitriones podemos pasar por alto, pero teniendo en cuenta todos los consejos anteriores y algunos más, ya sabemos hacia dónde mirar y que organizar cuando invitemos a gente a casa.