18 Personas que fueron a visitar a amigos con quienes tendrían una deliciosa comida, pero nada salió según el plan

La mayor parte del tiempo, cuando empezamos a leer una novela romántica, ya tenemos una idea de lo que podemos esperar. Desde amigos de la infancia que descubren sus sentimientos hacia el otro hasta personajes que no se soportan y terminan perdidamente enamorados, estos clichés son clásicos del género. Y aun así, a pesar de que sabemos qué pasará después, seguimos leyendo. Las palabras nos atrapan, los sentimientos plasmados en las páginas nos conmueven, y el final nos recuerda lo bonito que es el amor. Si estás en busca de tu siguiente aventura romántica, sigue leyendo, pues te traemos 12 recomendaciones inspiradas en los clichés amorosos más populares de la literatura.
En estas historias, lo único que los personajes principales piensan que tienen en común es su desagrado por el otro. Pero lo que comienza con miradas fulminantes y malos ratos en compañía del otro, termina en un romance apasionado con un final feliz que demuestra el poder del amor.
El clásico que no puede faltar en tu lista de lectura es Orgullo y prejuicio (1813) de Jane Austen. Elizabeth Bennet y Fitzwilliam Darcy son polos completamente opuestos. No solo tienen personalidades contrarias, sino que la diferencia de clase entre ambos complica aún más cualquier tipo de relación que podrían tener. Sin embargo, sus vidas se entrelazan poco a poco, y a medida que van descubriendo más el uno sobre el otro, los sentimientos comienzan a florecer.
Cariño, cuánto te odio (2016) de Sally Thorne es otro de los libros que debes leer si eres fanático del enemies-to-lovers. Lucy Hutton y Joshua Templeman trabajan juntos en una empresa editorial y no se soportan el uno al otro. Sus personalidades completamente opuestas chocan todo el tiempo. Pero cuando la oportunidad de recibir un ascenso se presenta, la competencia por obtener el trabajo los obliga a repensar lo que sienten y se dan cuenta de que, quizá, no se odian tanto como pensaban.
Generalmente, una relación comienza cuando ambos involucrados están enamorados. En este caso, el amor ni siquiera entra en la ecuación. En cambio, los personajes buscan algo más a cambio; quizá poner celoso a su verdadero enamorado, conseguir un premio en un concurso de parejas o demostrarle a sus excompañeros de la escuela que encontraron el amor. Cualquiera que sea el inicio, el final siempre es el mismo: una relación real y sentimientos innegables.
En el caso de Olive Smith, la protagonista de La hipótesis del amor (2021), escrito por Ali Hazelwood, su relación con Adam Carlsen comienza porque quiere demostrarle a su mejor amiga que su vida amorosa va viento en popa. Adam acepta ser su novio falso, pero a medida que su relación se desarrolla y los sentimientos florecen, Olive pierde de vista el límite entre lo que es falso y lo que siente de verdad.
En cambio, Lara Jean y Peter Kravinsky, protagonistas de A todos los chicos de los que me enamoré (2014) por Jenny Han, comienzan una relación falsa para poner celosos a sus respectivos crushes. Entre ellos no hay nada más que una amistad... Hasta que sus sentimientos poco a poco se vuelven más reales, entre más tiempo pasan juntos.
Encender la llama del amor puede llevar tiempo, pero si dos personajes son obligados a convivir más de lo que les gustaría, esa llama puede encenderse incluso antes de que se den cuenta. Esa es la esencia de este cliché romántico, donde no importa si los personajes se llevan bien o mal en un principio, para el final de su aventura, el amor será la fuerza más poderosa que los una.
En Una luna sin miel (2019), de Christina Lauren, Olive acepta tomar el lugar de su hermana después de que ella y su esposo se enferman del estómago y no pueden hacer el viaje que tenían planeado para su luna de miel. El problema es que Olive debe viajar con Ethan, el padrino de boda y su enemigo jurado, y deben pasar más tiempo juntos del que ella espera. Pero quizá ese tiempo juntos no es una desventaja, sino el inicio de algo mucho mejor.
En la novela de Casey McQuiston, Rojo, blanco y sangre azul (2019), el hijo de la presidenta de los Estados Unidos, Alex Claremont-Diaz, jura que odia al príncipe de Inglaterra, Henry. Pero cuando su enemistad se convierte en un escándalo internacional, ambos se ven obligados a pasar tiempo juntos para demostrarle al mundo que son buenos amigos. Y más pronto que tarde, su amistad se convierte en mucho más.
No todas las relaciones tienen que empezar en un abrir y cerrar de ojos, algunas toman un poco más de tiempo. En algunos casos, unos cuantos meses y, en otros, varios años y un par de crisis después de que los personajes se dan cuenta de que sus sentimientos por ese amigo con el que han compartido todos sus sueños, secretos y lágrimas, van más allá de una amistad.
Rosie y Alex son los protagonistas de Donde termina el arcoíris (2004), escrita por Cecelia Ahern. Ambos son amigos inseparables desde la infancia hasta que Alex y su familia se mudan de Irlanda a Estados Unidos. La distancia y el tiempo complican su relación, y aunque ambos exploran el amor con diferentes personas, nada se siente tan bien como estar con el otro. Pero el camino de la amistad al amor está lejos de ser sencillo.
Gente que conocemos en vacaciones (2021) de Emily Henry cuenta una historia similar. Alex y Poppy son personas completamente opuestas, pero su amistad inquebrantable supera la distancia y el tiempo... Hasta un verano que lo cambia todo. No se hablan desde entonces, pero Poppy no está dispuesta a dejar que su relación se acabe tan fácilmente. Solo tiene una semana para arreglarlo todo, pero para lograrlo, primero tiene que enfrentar sus verdaderos sentimientos hacia Alex.
Hay ocasiones en las que conocemos a la persona perfecta en el momento más inoportuno y, por más que queramos, es casi imposible entablar una relación duradera. Sin embargo, eso no siempre equivale a un final definitivo, y puede que la segunda vez que nuestros caminos se crucen nos lleven a un final feliz de ensueño.
En Éramos desconocidos (2015) de Renee Carlino, Matt y Grace son dos amigos de la universidad que pierden contacto después de graduarse, cuando cada uno se embarca en una aventura diferente en extremos opuestos del mundo. Durante sus años de universidad, hubo algo más entre ellos que nunca logró florecer por completo, pero ahora, muchos años después, tienen la oportunidad de reconectar y descubrir si su historia de amor tiene un final feliz.
El cuaderno de Noah (1996), de Nicholas Sparks, cuenta la historia de Noah y Allie, quienes se conocieron en su juventud y pasaron un verano inolvidable en brazos del otro. Las circunstancias no les permitieron estar juntos, pero Noah vive feliz con los recuerdos que le quedan. Sin embargo, el final de su historia todavía no está escrito, pues Allie vuelve a aparecer cuando Noah menos lo espera y, esta vez, no están dispuestos a dejarse ir.
Un triángulo amoroso puede interpretarse de dos formas. Por un lado, está la posibilidad de que dos personas estén interesadas en la misma persona, lo que despierta una rivalidad entre ellos al competir por el corazón de la tercera persona. Por otro lado, puede ser que la persona 1 esté interesada en la persona 2, quien a su vez está interesada en la persona 3, quien tiene sentimientos por la persona 1. Quién se quedará con quién es una pregunta difícil de responder cuando parece que nadie tiene un amor correspondido, pero la tensión emocional entre los personajes hará que sigas leyendo hasta obtener la respuesta.
Quizá uno de los triángulos amorosos más populares es el que encontramos en Crepúsculo (2005) de Stephenie Meyer. Bella es una joven adolescente que vive en un pueblo pequeño, donde nada fuera de lo normal parece ocurrir. Todo cambia con la llegada de Edward, un vampiro que se interesa en ella y le enseña el mundo que se oculta a simple vista, donde vampiros y hombres lobo son más que leyendas.
Si la fantasía no es lo tuyo, quizá El verano en que me enamoré (2009) sea una mejor opción. Belly es una joven que pasa los veranos en la playa con la familia de sus amigos de la infancia, Conrad y Jeremiah. Esos meses que pasa rodeada de arena y mar suelen ser los más felices del año, hasta que un verano llega con noticias inesperadas y cambios que la empujan a escoger entre Conrad y Jeremiah.
El amor puede llegar de muchas formas, y estos clichés literarios son la prueba de ello. Cada historia le da un giro a lo que ya conocemos, y cada autor tiene una forma de engancharnos, incluso si sabemos que, en la mayoría de los casos, nos espera un final feliz en las últimas páginas. Cuéntanos qué te gusta (y qué no) de estos clichés y comparte más recomendaciones en los comentarios.